Boletín UNAM-DGCS-624
Ciudad Universitaria
06:00 hrs. 20 de octubre de 2010

Gabriela Parra Olea


INDAGAN EN LOS GENES, HISTORIA EVOLUTIVA Y POBLACIONAL DE SALAMANDRAS

• Por su trabajo con sistemática molecular para el estudio de esos anfibios, Gabriela Parra Olea, del IB de la UNAM, obtuvo el Premio de Investigación 2010 para Científicos Jóvenes de la AMC, en el área de Ciencias Naturales
• México es el segundo país con mayor riqueza, pero muchas especies aún se desconocen, dijo

México es el segundo país del mundo con mayor riqueza de salamandras, sólo después de Estados Unidos, pero muchas de las especies que viven en diversas regiones del país aún se desconocen, afirmó Gabriela Parra Olea, investigadora del Instituto de Biología (IB) de la UNAM.

Al norte del territorio nacional, estados como Tamaulipas, Nuevo León y Baja California, comparten con la Unión Americana algunas especies, pero la variedad se incrementa en la zona centro; son abundantes en Chiapas, Oaxaca, Veracruz y Guerrero, donde existen muchas endémicas, especialmente del grupo de las terrestres, que habitan en bosques y selvas.

En su laboratorio del Departamento de Zoología del IB, Gabriela Parra, doctora en biología especializada, particularmente en el análisis genético y evolutivo de esos anfibios, desarrolla dos líneas de investigación basadas en la sistemática molecular, técnica que, mediante la secuenciación de material genético (ADN), permite desentrañar las relaciones evolutivas de estas especies.

Por este trabajo, que ofrece datos evolutivos y poblacionales de las salamandras mexicanas, la académica obtuvo el Premio de Investigación 2010 para Científicos Jóvenes, en el área de Ciencias Naturales, que otorga la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

El galardón, que se entrega cada año en cinco rubros —ciencias Exactas, Naturales, Sociales, así como Humanidades, e Ingeniería y tecnología— distingue a científicos con edades máximas de 40 años, en el caso de los hombres, y de 43, de las mujeres, cuyo trabajo destaque por su rigor, originalidad, independencia, liderazgo e impacto.

“Me siento contenta porque uno nunca hace una evaluación de la labor global realizada a lo largo de los años”, señaló.

Sistemática molecular

Desde 1994, cuando empezó su tesis de doctorado en la Universidad de California en Berkeley (tras estudiar la licenciatura en Hidrobiología en la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa), Parra desarrolló un proyecto de sistemática molecular para estudiar las salamandras de México.

“La sistemática molecular significa saber cuáles son las relaciones evolutivas de las especies con base en la secuenciación de ADN”, resumió.

Este estudio requiere el análisis de, al menos, cuatro genes (dos nucleares y dos mitocondriales), que se obtienen de tejido de branquia, falange o dedo, áreas que se regeneran en ellas.


“A todas las salamandras que colectamos les tomamos un pedacito de tejido, hicimos la secuenciación de un gen específico y comparamos todas las especies o poblaciones. Encontramos grandes diferencias entre especies iguales en apariencia, que se distribuyen en la misma región, por ejemplo, en el Eje Neovolcánico”, explicó.

Con este análisis y la ayuda de programas de cómputo, la universitaria estima el porcentaje de divergencia genética en diferencias de millones de años. “Usamos esos datos y luego vemos la morfología de cada especie para distinguir si son distintas”, prosiguió.

Así, con el uso de genes específicos como marcadores moleculares, además de las diferencias invisibles entre una especie y otra, la investigadora conoce la diversidad real de estos anfibios en un sitio específico de México.

“Esto es posible porque la sistemática molecular permite seguir la huella evolutiva y hacer una diferenciación de especies y poblaciones. El resultado, es un árbol filogenético robusto”, precisó la experta.

“Con ese procedimiento, también podemos hacer hipótesis biogeográficas, es decir, relacionamos patrones genéticos con el nacimiento de volcanes y glaciaciones. Son eventos históricos que impactaron a estos animales, así que rastreamos cómo afectaron a poblaciones de sitios específicos”, detalló.

A diferencia de aves y mamíferos, especies migratorias que con frecuencia se movilizan en grandes territorios, las salamandras permanecen en microecosistemas muy compactos, y casi no se mueven.

“Esto ayuda al estudio de poblaciones, pero las hace muy vulnerables, pues al deforestar un bosque, es casi un hecho que desaparezca el grupo que ahí habita”, destacó.

Genética de la población

Gabriela Parra también realiza estudios de genética de población para observar especies más recientes en la evolución, como el ajolote (Ambystoma mexicanum).

“Para ellos utilizamos otros marcadores, llamados microsatélites, que son fragmentos cortos de bases de ADN que se buscan en todos los individuos de una población. Así se detecta si hay parentesco, si son hermanos, padres e hijos”. Estos fragmentos de ADN utilizan material de mutación más rápida, útil para obtener resultados más recientes, indicó.

Aunque los estudios genéticos han permitido avanzar a grandes pasos en la observación de las salamandras, Gabriela Parra destacó que aún falta mucho por saber de ellas, tanto en su grupo acuático, de mayor tamaño, que vive en lagos y ríos, como en el terrestre, que se ubica en bosques, se entierra en épocas de sequía y de menor talla.

A partir de 1980, la abundancia de esos anfibios se redujo de cientos a decenas de individuos en algunas regiones del país.

“Las afectan especialmente la destrucción de bosques y de todos los ecosistemas donde viven; el cambio climático global, pues requieren de humedad porque respiran por la piel, y una enfermedad de la piel, llamada quitridiomicosis, que afecta a también a otros anfibios y es causada por el hongo Batrachochytrium dendrobatidis”, finalizó.

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Fotos

Gabriela Parra Olea, del IB, obtuvo el Premio de Investigación 2010 para Científicos Jóvenes, por su investigación basada en sistemática molecular que, mediante secuenciación de material genético, permite desentrañar las relaciones evolutivas de las salamandras.