• En el Laboratorio de Infantes
de la Facultad de Psicología, académicos y alumnos
analizan diferentes líneas de investigación
• Desde que han cumplido dos años, los niños
ya distinguen entre masculino y femenino, singular y plural, indicó
Alicia Alva Canto, académica de la FP de la UNAM
Desde los primeros días después
del nacimiento, los bebés adquieren un complejo conocimiento
de la lengua, incluso antes de pronunciar palabras, afirmó
Elda Alicia Alva Canto, responsable del Laboratorio de Lenguaje de
la Facultad de Psicología de la UNAM.
Se sabe que antes de nacer, el feto puede
identificar sonidos particulares o las voces de los padres; sin embargo,
los primeros meses del desarrollo son de gran trascendencia en su
posterior dominio del lenguaje. “De ahí que sea importante
la investigación que realizamos en el laboratorio con niños
en esa etapa”, indicó.
La psicóloga explicó que el
proceso de aprendizaje del lenguaje varía mucho entre un pequeño
y otro, pues mientras unos articulan sus primeras palabras a los 10
meses, otros lo hacen después del año.
Existen diversas variables que inciden en
su desarrollo, como la exposición que tienen y el modo en el
que los adultos responden cuando balbucean, apuntó.
De hecho, sostuvo, está comprobado
que si los padres se muestran sensibles al contacto visual, al balbuceo
y los gestos del bebé, le estimulan el habla de manera significativa.
La académica explicó que desde
que los infantes cumplen dos años, distinguen entre masculino
y femenino, singular y plural. En las investigaciones, indicó,
se ha descubierto que si se le presenta una pelota y un plátano,
y se le pregunta únicamente ¿dónde está
el o la...?, es capaz de anticipar el objeto que se va a nombrar,
masculino o femenino, según sea el caso.
Natalia Arias Trejo, quien realiza una estancia
posdoctoral en el Laboratorio de Infantes aclaró que, hasta
ahora, la investigación realizada “nos permite dar un
seguimiento de la línea que guía el desarrollo del lenguaje
y la adquisición de múltiples habilidades cognitivas
relacionadas con la forma en que nuestros infantes aprenden el español”.
El laboratorio
Alva Canto mencionó que este espacio
nació hace 10 años y trabaja, principalmente, en investigación
experimental sobre la adquisición del lenguaje en bebés.
Los métodos con los que cuentan, añadió, son
únicos en América Latina y están al nivel de
aquellos empleados en las mejores universidades del mundo.
“Trabajamos en cabinas donde a los
pequeños se les presentan estímulos visuales y auditivos
para observar las respuestas de atención; es la mirada lo que
nos permite conocer aspectos sobre la comprensión y otras habilidades
cognitivas”.
Alberto Falcón, estudiante de doctorado
y colaborador en la investigación, informó que, a la
fecha, realizan estudios para determinar si bebés de sólo
nueve meses agrupan palabras distintas y si las asocian a nuevos objetos,
tal como lo hacemos después, al derivar en las palabras casita,
casota, casona.
También, se observa si los infantes
de 24 a 36 meses pueden utilizar algunas claves de la lengua para
aprender; por ejemplo, si distinguen entre singular y plural, y si
se pueden beneficiar de ese conocimiento para adquirir nuevos vocablos.
Esta investigación representa una
aportación de gran relevancia en los estudios del lenguaje;
permite explicar la adquisición de una lengua tan característica
como el español y comparar las habilidades que se desarrollan
en nuestros pequeños, con las de aquellos que aprenden otros
idiomas, concluyó.
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