Investigadores del
Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM, encabezados
por Jaime Mas Oliva, crearon un equipo diagnóstico
para determinar, en plasma sanguíneo, los niveles de
la proteína transferidora de ésteres de colesterol
CETP (Cholesteryl-ester Transfer Protein), directamente
asociada al desarrollo de aterosclerosis.
Ya se tiene una patente de ese equipo en Estados
Unidos y la Unión Europea, y otra está en
proceso en Canadá, y ahora, los universitarios trabajan
en el protocolo de una vacuna contra la CETP.
El proyecto, con un sólido sustento de investigación
básica, tuvo sus orígenes en estudios iniciados
a principios de la década de los 90. Con más
de ocho años de investigación, el grupo de
Mas Oliva comienza a dilucidar los mecanismos moleculares
finos, mediante los que la CETP realiza su función.
El transporte de colesterol en el torrente sanguíneo
es un proceso que se efectúa a través de lipoproteínas
de baja y de muy baja densidad (LDL y VLDL, por las siglas
de low density lipoproteins y very-low density
lipoproteins).
Estas partículas transportan el colesterol
proveniente del hígado hacia los tejidos periféricos.
Se ha visto que altos niveles se relacionan con una mayor
propensión a desarrollar aterosclerosis.
Sin embargo, hay otras partículas, como
las lipoproteínas de alta densidad (HDL, por high
density lipoproteins), que transportan el colesterol
en exceso de los tejidos periféricos al hígado,
donde es metabolizado en forma de sales biliares. A este
proceso, se le denomina transporte reverso del colesterol,
por ello, el contenido en las HDL se considera colesterol
“bueno”.
La función de la CETP es transferir el colesterol
de las HDL a las partículas LDL y VLDL.
Esta función pone en corto circuito al sistema,
porque el colesterol que sale hacia el hígado para
ser metabolizado en sales biliares es devuelto al sistema,
por lo que esa proteína es un potencial blanco farmacológico.
Si bien se han hecho estudios con moléculas que pueden
inhibir su función, a la fecha no existe ningún
medicamento en el mercado que sirva para ello.
“Antes de integrarme al laboratorio de Mas
Oliva, nuestro grupo de investigación ya había
identificado la región de la CETP, clave para su
función, pero no se conocía el mecanismo de
ésta. Ahora, se redactan dos artículos en
los que se describen las propiedades de esta región
crítica para la función de la proteína
transferidora, así como el mecanismo molecular fino
mediante el cual se hace la transferencia de lípidos”,
dijo el estudiante de doctorado Víctor García
González, quien participa en el proyecto.
Este conocimiento de ciencia básica generado
en el laboratorio de Mas Oliva, ha permitido a los investigadores
universitarios ir más allá.
“Hacemos los estudios sobre la vacuna dirigida
contra un sitio crítico para la función de
la CETP. En este proyecto multidisciplinario, también
participan Blanca Delgado Coello, Héctor Malagón,
Armando Pérez Torres y, recientemente, María
Esther Moreno. Ya terminamos la primer fase de pruebas,
con resultados prometedores, y diseñamos la siguiente
fase experimental”, concluyó.