Hoy, la crisis no es asunto del pasado. Sus secuelas afectarán
las economías mundial y mexicana, no sólo en los meses
que faltan del año, sino a lo largo de, por lo menos, la
primera mitad del segundo decenio del siglo, señalaron economistas
de la UNAM.
En el país deberíamos estar en un proceso
de deliberación abierto y bien documentado sobre cuál
ha sido la política económica de las últimas
tres décadas, de cara al año próximo, y del
curso de desarrollo de los decenios por venir, dijo Leonardo Lomelí,
director de la Facultad de Economía (FE) y miembro del Grupo
Nuevo Curso de Desarrollo.
En el debate-presentación del libro México
frente a la crisis. Hacia un nuevo curso de desarrollo, editado
por esta casa de estudios, y del cual es relator, señaló
la importancia de que la política de 2011 se proponga, ahora
sí, ser explícitamente contra-cíclica.
Se debe buscar, hasta donde sea posible, minimizar el impacto
que puede tener la desaceleración económica mundial;
tener en cuenta que los empleos que se perdieron en la crisis del
año anterior no se han recuperado, y que los creados en los
últimos meses son de calidad inferior, tanto por el nivel
de remuneración como por su precariedad, indicó en
el auditorio Ricardo Torres Gaitán, del Instituto
de Investigaciones Económicas (IIEc).
Estamos en el final del primer tercio del llamado bono
demográfico; pero si no crecemos lo suficiente, se revertirá
hacia la cuarta década de este siglo. “Si continuamos
con un desempeño tan mediocre como el que hemos tenido, a
medidos de la centuria seremos un país de viejos pobres,
sin un adecuado sistema de protección social, del que hoy
carecemos”, sentenció.
A su vez, Verónica Villarespe, directora del IIEc,
recordó que un grupo de 17 especialistas sostuvo reuniones
a lo largo de cinco meses del año pasado para proponer la
instrumentación de políticas de crecimiento económico
y de un régimen amplio y efectivo de protección y
seguridad social. El resultado de esos trabajos se plasmó
en el libro, que primero fue electrónico.
El documento siguió enriqueciéndose y apareció
en papel en abril de este año. Luego, en agosto se publicó
la separata Memorándum de política económica
y presupuestal para 2011. “Ambos textos resultan valiosos
para el debate académico, y para propiciar un viraje en la
estrategia económica del país”, consideró.
Al respecto, Jorge Eduardo Navarrete López, integrante
del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y
Humanidades (CEIICH), y también miembro del Grupo, consideró
que en casos extremos, como podría ser el mexicano, existe
la perspectiva de un prolongado periodo de lento crecimiento, por
debajo del potencial existente.
La crisis, reconocida desde la primavera de 2009 como la
más severa desde la gran depresión, planteaba un reto
adicional a un México sumido en el estancamiento estabilizador,
por un periodo ya demasiado largo, expuso.
Ante el panorama y frente a la evidencia de medidas parciales
inconexas, y a menudo contradictorias, ese Grupo planteó
la articulación de un enfoque integral en las propuestas
de política fiscal, social y laboral, que se hiciera cargo
de asegurar la consistencia y congruencia de las acciones de coyuntura
con transformaciones de fondo para responder a los problemas estructurales
de la economía mexicana.
“Para garantizar que los mercados funcionen de manera
eficaz y haya crecimiento se necesita contar con un régimen
amplio y efectivo de protección social, y con un Estado fuerte
y transparente que rinda cuentas”, abundó el también
presidente de la Asociación de ex alumnos de la Facultad
de Economía.
El ex embajador recordó que frente a la sistemática
subestimación formal y desconocimiento real de los peligros
que la crisis planteaba a México, ese Grupo ofreció
una visión que subrayaba su alcance global, su origen derivado
de la desregulación desenfrenada del sistema financiero internacional,
su impacto demoledor sobre la economía y el comercio mundiales,
su naturaleza tóxica y destructiva de los empleos productivos,
así como sus vastas repercusiones sociales, “que deben
medirse por años en los niveles medios de ingreso y bienestar
de buena parte de la población del mundo”.
En su oportunidad, José Luis Calva Téllez,
investigador del IIEc, dijo que lo mejor que puede ocurrirle a México
es que el Ejecutivo se haga cargo de la situación, que tome
las medidas pertinentes para sacar adelante la emergencia y retomar
los cauces de desarrollo sostenido con equidad.
La nación tiene un potencial de crecimiento superior
al seis por ciento anual, pero si seguimos como vamos, opinó,
en 2040 seremos una economía más pequeña que
Indonesia o Turquía, y el PIB per cápita
será el 18.7 del de China. Por ello, “tenemos que retomar
en nuestras manos nuestro porvenir”.
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