Las parejas con doble ingreso no son realmente homogéneas
ni automáticamente igualitarias; el hecho de tener un trabajo
remunerado, una vida profesional diferenciada y la obtención
de sus propios ingresos, no siempre propicia la autonomía
para las mujeres, afirmó en la UNAM, Sandra Dema Moreno,
de la Universidad de Oviedo, España.
El dinero no deriva en una mejor posición de ellas
en el hogar, lo que significa que existe una relación de
poder y de desigualdad, acotó en el auditorio del Centro
de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades
(CEIICH) de esta casa de estudios.
La académica enumeró tres tipos de pareja:
la primera, en la que el poder está legitimado por la tradicional
socialización de género; él es proveedor y
ella ama de casa, pero ambos cuentan con un trabajo remunerado y
ganan lo mismo.
Una más, es aquella con un ideal igualitario, donde
se manifiesta el interés por establecer relaciones de igualdad,
pero al interior se dan los tratos de poder. “Son parejas
que teóricamente deberían ser equivalentes, pero en
la práctica no lo logran porque encuentran numerosos obstáculos
a lo largo del desarrollo de su vida habitual”, precisó.
La tercera es la que trata de establecer una relación
equitativa. En este modelo, ambas partes hacen lo posible por tener
una relación más equilibrada, sobre todo en el tema
económico; empero, aparecen diversos impedimentos que estropean
el funcionamiento cotidiano y, por ende, la consecución de
la igualdad, sostuvo en la conferencia Relaciones de poder en
parejas de doble ingreso.
En este tipo de relaciones ambos son coproveedores, es
decir, ya no hay un proveedor principal y una abastecedora secundaria,
sino que ambos consiguen el mismo rango y nivel en la relación,
acotó.
Acompañada de Mercedes Pedrero Nieto, investigadora
del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM),
Dema Moreno expuso que las mujeres que ganan menos que su marido
suelen asumir un papel subordinado en la toma de decisiones, y si
tienen un ingreso mayor, tratan de evitar que se sepa públicamente.
En el modelo tradicional, agregó, ambos adoptan
decisiones en ámbitos diferenciados, gestionan y asumen diferentes
responsabilidades con diferente valor; ellas se encargan del ámbito
doméstico y los varones de las grandes decisiones.
Finalmente, enfatizó que existe un ideal favorable
de equidad, pero con fuertes tensiones que impiden que se consoliden
las relaciones en igualdad de circunstancias.
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