Con una larga y emotiva ovación de pie, un vasto
grupo de universitarios reunidos en la Sala Nezahualcóyotl
del Centro Cultural Universitario, recibió a dos distinguidos
escritores de nuestra lengua: José Emilio Pacheco y Mario
Vargas Llosa.
En una fiesta de la palabra, con la que se celebró
la investidura de ambos como doctores honoris causa por
la UNAM, José Emilio Pacheco reveló que, si hoy escribiera
sobre la Ciudad de México, le gustaría afrontar el
enigma de la violencia que existe en esta urbe. “Es impensable
el horror de hoy, no tengo fuerza ni conocimientos para enfrentarlo”,
dijo.
En una charla con Ignacio Solares, director de la Revista
de la Universidad”, reconoció que, pese a su estrecha
relación con la capital del país, ya no la ama, pues
hoy se vive en ella un horror que hace ver el pasado como un edén
y un paraíso.
“Pero la nostalgia no existe, estoy a favor de la
memoria, de que no se olviden las cosas, de no idealizar ningún
pasado, ni decir que antes las cosas fueron mejores”, comentó.
El poeta mexicano, galardonado recientemente con los premios
Cervantes y Reina Sofía, se pronunció
a favor de la legalización de las drogas. “Van a decir
que vengo a corromper, pero sólo puedo aspirar a que disminuya
la sangre, la matanza”.
Cercano a la poesía desde su niñez, Pacheco
aseguró que ese tipo de literatura no es un don de seres
especiales y todos estamos cercanos a ella.
“Un niño o una niña descubre que la
poesía tiene una función, que las palabras cantan,
bailan, riman; por eso, desde pequeño, me gustaba oír
las palabras. Con gran asombro descubrí que podemos hacer
una palabra rítmica y rimada”, señaló.
A su vez, el escritor peruano nacionalizado español,
Mario Vargas Llosa, sostuvo un diálogo con Sealtiel Alatriste,
coordinador de Difusión Cultural de esta casa de estudios,
en el que confesó: “Me cuesta trabajo saber qué
cosa entusiasma a los jóvenes lectores de hoy. Me gustaría
mucho saberlo”.
Tengo la impresión, apuntó, que entre la
generación de los años 60, y la actual, ha habido
demasiadas transformaciones, tanto en el ámbito cultural
como en el de las referencias en la materia.
Creo que hoy en día se lee más de lo que
se hacia en la América Latina de hace 50 años, y también
se editan más libros, pero al mismo tiempo, los valores culturales
han sufrido un cambio muy profundo, consideró.
Mientras los jóvenes lectores buscan una literatura
fundamentalmente divertida y entretenida, hace medio siglo demandaban
una literatura problemática, que de alguna manera llenara
los vacíos de información sobre los conflictos social,
político, cívico y cultural, indicó.
En la interlocución con los jóvenes universitarios,
el autor les recomendó: “quien se quiera dedicar a
la literatura debe hacerlo porque encuentra en la escritura la mejor
recompensa”.
Uno puede hacerlo con muchas aspiraciones, “hacerse
rico, denunciar las injusticias, trabajar por la emancipación
de la sociedad, pero todo eso es secundario y accesorio. Lo fundamental
es dedicar su vida a este quehacer, porque gracias a él uno
encuentra un orden y un sentido a la vida”, concluyó.
Entre la participación de José Emilio Pacheco
y Mario Vargas Llosa, se ofreció un minuto de silencio en
homenaje póstumo al escritor Carlos Monsiváis.
—o0o—