Está comprobado que el ambiente laboral impacta
no sólo en la productividad, sino también en que un
empleado se sienta bien o no en su lugar de trabajo, afirmó
Francisco Javier Urbina Soria, profesor de la Facultad de Psicología
(FP) de la UNAM.
Aunque esta influencia no es definitiva, se conoce que
los lugares donde se trabaja o se vive pueden facilitar o dificultar
un comportamiento, señaló.
El color, la luz, los espacios, la organización
interna, la funcionalidad, la capacidad de amortiguar ruidos, la
presencia de elementos naturales, la posibilidad de hacer un poco
más personal el área, indicó.
Cuando los empleados están hacinados, se produce
incomodidad, que puede derivar en irritación o enojo y ocasionar
problemas entre ellos y con los superiores, ejemplificó.
La falta de privacidad también es un elemento importante.
“Es común que el único trabajador que tiene
un espacio privado es el jefe, y los demás conviven en espacios
abiertos, donde sus acciones están a la vista de todos”,
apuntó.
Respecto de la iluminación, abundó, se sabe
que la gente trabaja mejor con la natural, y aunque en la actualidad
se promueve el uso de luz blanca, es un hecho que los humanos se
desempeñan de mejor manera con la luz amarilla o ámbar.
El especialista en conducta proambiental aseveró
que cuando los humanos consideran tener el control sobre una situación
la toleran más, y aunque no lo tenga, basta con que lo crean.
Satisfacción laboral
El también coordinador Académico de la residencia
en Psicología Ambiental de la FP, refirió que, en
términos generales, en un entorno de trabajo cotidiano los
hombres suelen ser quienes más resisten condiciones desfavorables.
La satisfacción laboral se mide por el ingreso,
después viene la parte del trato y, en tercer lugar, están
las condiciones estrictamente ambientales, como iluminación,
color, espacio, ruido, y privacidad, entre otras, advirtió.
Urbina Soria explicó que en psicología ambiental
se aplica la evaluación postocupación, es decir, “cuando
un sitio ha sido terminado o remodelado, es importante evaluar su
funcionamiento, porque eso permite saber si se cumplieron los objetivos
de mejora”.
Por ello, cuando se quiere transformar ese entorno, es
importante hacer una planeación participativa; luego, una
ejecución del proyecto; después, un uso cotidiano
del lugar y, al final, una evaluación, concluyó.
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