A 200 años del inicio de la lucha por la Independencia,
aún estamos en deuda porque las demandas de entonces permanecen
sin respuesta integral. Hoy, México no debe crecer en beneficio
de unos cuantos, ni tampoco permitir que la opinión de las
calificadoras de riesgo de inversión esté por encima
del desarrollo social, dijo el rector de la UNAM, José Narro
Robles.
La libertad es aún incompleta y nuestras leyes no
moderan opulencia ni corrigen la indigencia. Tampoco hemos podido
desterrar ignorancia y corrupción y, hoy menos que nunca,
podemos decir que tenemos aseguradas nuestras propiedades, o que
hay certidumbre en nuestras vidas, añadió en la ceremonia
conmemorativa en esta casa de estudios por el Bicentenario de la
Independencia.
Nos persiguen dos rasgos inconvenientes: la dificultad
de realizar reformas para avanzar en la vida colectiva, y nuestra
incapacidad para cerrar los procesos históricos y superar
los traumas. Permanecen abiertas las heridas sociales; la desigualdad
social no es un problema vinculado con la falta de crecimiento,
sino con la inequidad en la distribución del ingreso, aclaró.
Al respecto, planteó que para desgracia del país,
ni hemos mejorado sustancialmente el jornal del pobre, ni tampoco
se imparte justicia sin distingos.
Por ello, añadió, estamos en el momento de
formular el modelo de desarrollo que requerimos para enfrentar nuestros
grandes problemas. Los jóvenes merecen atención particular,
requieren expectativas y certeza de que las instituciones públicas
y sociales son aún útiles para la convivencia civilizada.
En el auditorio Carlos Pérez del Toro,
de la Facultad de Contaduría, el rector dijo que se les tiene
que convencer que hay valores cívicos plenamente vigentes
para la convivencia social, como libertad, igualdad, solidaridad,
honestidad, lealtad y tolerancia.
En este sentido, subrayó, es indispensable definir
prioridades y destinar mayores recursos a la educación superior,
la ciencia y la cultura, porque la instrucción es, sin duda,
la inversión más rentable, la estrategia más
exitosa que puede emprender nuestro país.
En su oportunidad, el investigador emérito Miguel
León-Portilla, expuso que la conmemoración de este
Bicentenario es ocasión de avivar la conciencia, un tanto
adormecida, o lo que es más grave, condescendiente con recurrentes
violaciones. “Traer al presente las palabras pronunciadas
por los próceres de la Independencia en momentos decisivos,
es dar nueva vida a la historia”. Mi partido, resumió,
es la UNAM.
Hagamos de la evocación de sus personas y pensamiento,
faro para encaminar a México por la senda que habrá
de llevarlo a la plena realización de sus ideales, sentenció.
El país alcanzó su independencia a la luz de un ideario
en el que conceptos como los de soberanía, que reside en
el pueblo, libertad y equidad, iban a normar su existencia. “Hoy
los reafirmamos para enderezar nuestro propio destino”.
A su vez, el director del Instituto de Investigaciones
Filosóficas (IIF), Guillermo Hurtado Pérez, señaló
que sería lamentable que el Bicentenario quedara limitado
a su “expresión ritual. México tendría
que salir renovado de esta efeméride, pero para ello, se
tiene que comprender que su importancia no es conmemorativa, sino
proyectiva”.
En una democracia, precisó, lo que cuenta es el
factor de la integración social y orientación colectiva
de la versión elegida. Recordar nuestro pasado debe ser,
en estas circunstancias, una manera de invocar nuestro porvenir
como nación.
Asistieron Luis Alberto Zarco Quintero, presidente en turno
de la Junta de Gobierno; Alfredo Adam Adam, presidente del Patronato
Universitario; Sergio Alcocer Martínez de Castro, secretario
general; Luis Raúl González Pérez, abogado
General.
También, Carlos Arámburo de la Hoz y Estela
Morales Campos, coordinadores de la Investigación Científica
y de Humanidades, respectivamente, y Alicia Mayer González
y Juan Alberto Adam Siade, directores del Instituto de Investigaciones
Históricas y de la Facultad de Contaduría y Administración.
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