Una investigación conjunta entre la UNAM, la NASA
y la Universidad de Arizona, en torno a un compuesto muy oxidante
llamado perclorato, formado por un átomo de cloro y cuatro
de oxígeno, abre una nueva ruta para buscar, de forma indirecta,
rastros de vida en Marte.
Hasta ahora, la presencia de agua ha sido la evidencia
más prometedora para encontrar algún tipo de existencia
microbiana en el planeta rojo.
En la UNAM, el astrobiólogo Rafael Navarro González,
investigador del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN), reanalizó
los resultados de la misión Vikingo, lanzada a Marte por
la NASA en 1975, y concluyó que los percloratos encontrados
hace 35 años no provienen de contaminación terrestre,
como se dijo entonces, sino de la quema y oxidación de compuestos
orgánicos ocurridos en territorio marciano, que podrían
ser una evidencia de vida.
El hallazgo, publicado en la revista científica
Journal of Geophysical Research-Planets, modifica el pensamiento
de la comunidad científica, que durante los últimos
30 años estimó que el planeta rojo era un lugar carente
de moléculas orgánicas.
En conferencia de medios –transmitida en directo
desde esta casa de estudios a la NASA– Carlos Arámburo
de la Hoz, coordinador de la Investigación Científica,
dijo que “es un orgullo para la UNAM ofrecer estos resultados
conjuntos con la NASA y la Universidad de Arizona, pues demuestran
la calidad de la indagación que se hace en México
y sus alcances internacionales”.
La identificación de percloratos como una nueva
estrategia para la búsqueda de vida es resultado de un trabajo
de colaboración largo y constante entre Rafael Navarro, del
ICN; Christopher McKay, del Centro Ames de la NASA, y Peter Smith,
del Laboratorio Lunar y Planetario de la Universidad de Arizona.
En el auditorio de la Coordinación de la Investigación
Científica, Navarro señaló que “esta
investigación no demuestra que haya vida en Marte, pero podría
cambiar la concepción que se tiene de ese planeta. Ahora
tendríamos que diseñar nuevas misiones para determinar
la estructura de los compuestos orgánicos”.
En su oportunidad, Alejandro Frank, director del ICN, destacó
la importancia de apoyar la ciencia nacional y estimular la colaboración
de investigadores universitarios con colegas de otros países.
Nuevas pistas en oxidantes
Para utilizar a los percloratos como indicadores de presencia
de compuestos orgánicos, Navarro repitió el experimento
de la misión Vikingo, con el uso de muestras en el chileno
Desierto de Atacama, descubierto por el investigador mexicano como
una zona análoga a la superficie marciana.
Su análisis demostró que la escasa materia
orgánica en la zona, detectada antes del experimento, ya
no se veía, pues los percloratos, que sí estaban presentes,
la habían descompuesto.
El estudio realizado en el laboratorio, junto con un modelo
computacional, demostró que no sólo podría
haber materia orgánica, sino que los niveles podrían
ser mil veces mayores a los considerados después de las primeras
investigaciones de las misiones Vikingo, comentó Navarro.
A fines de 2012, la NASA lanzará el módulo
de descenso Curioso, con ruedas resistentes que le permitirán
moverse para analizar un rango más amplio de muestras. Llevará
a bordo el instrumento SAM (siglas en inglés de Análisis
de Muestras en Marte), y podrá buscar materia orgánica
en el suelo y en algunas rocas trituradas.
Al respecto, Chistopher McKay indicó que “este
resultado sobre los percloratos, logrado por Rafael Navarro, nos
permitirá ampliar la investigación hacia dos tipos
de análisis y desarrollar nuevos equipos más eficientes
para captar estos compuestos, así como materia orgánica
en el hielo marciano”.
En tanto, Peter Smith, de la Universidad de Arizona, consideró
que el hallazgo de Navarro es semejante a las raíces de un
árbol, “pues nos permite abrir nuevas líneas
de investigación en esta búsqueda de vida”.
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