Debido al sobrepeso y obesidad, la actual generación
de niños corre el riesgo de presentar infartos o enfermedades
vasculares cerebrales a la edad de 20 ó 30 años. En
México, entre 20 y 50 por ciento de los pequeños ya
tienen alteraciones en el metabolismo de los carbohidratos como
hiperinsulinismo, intolerancia a la glucosa, glucosa alterada de
ayuno o diabetes; dislipidemias (elevación de colesterol
y triglicéridos en sangre), e hipertensión arterial,
que implican alto riesgo cardiovascular.
El exceso de peso también desencadena hígado
graso, litiasis vesicular, alteraciones ortopédicas, asma,
apnea del sueño, ciertos tipos de cáncer, depresión,
ansiedad y mala calidad de vida, advirtió Ana Lilia Rodríguez
Ventura, académica de la Facultad de Medicina (FM) de la
UNAM.
Si se desarrolla la diabetes tipo 2 –la más
grave expresión de las alteraciones en el metabolismo de
los carbohidratos–, en un lapso de 10 a 20 años presentarán
insuficiencia renal, amaurosis (pérdida de la vista por daño
en la retina) y neuropatías (lesiones en las vías
nerviosas), causantes de amputaciones.
En la actualidad, refirió, gran parte de los casos
nuevos de diabetes infantil corresponden a ese tipo, cuando antes
sólo representaba el dos por ciento; “en lugar de manifestarse
a los 40 años de edad, ya se observa hasta en pequeños
de ocho”, subrayó.
Con en el paso del tiempo, abundó la especialista,
la obesidad también ocasiona problemas ortopédicos
en la columna vertebral, la pelvis y las rodillas, condición
que no permite hacer ejercicio, o explica el agotamiento.
El impacto será grave, dijo, porque en los jóvenes
de 20 a 30 años de edad se podría presentar incapacidad
que afecte su ámbito laboral.
Además, a nivel nacional se tendrá que destinar
mayor presupuesto para enfrentar este tipo de padecimientos; “lamentablemente,
el país no cuenta con las condiciones necesarias para enfrentar
esta situación a futuro”.
En México, prosiguió, el sobrepeso-obesidad
infantil aumentó de 18.6 por ciento en 1999, a 26 por ciento
en 2006. Cerca del 30 por ciento de los infantes sufre ese padecimiento,
y tan sólo en el Distrito Federal, el nivel llega hasta el
50 por ciento, “cifra elevada, que a nivel global nos lleva
a ocupar el primer lugar”.
Algunos médicos no miden el Índice de Masa
Corporal (IMC) de los infantes, y quienes lo calculan no utilizan
las tablas por sexo, para confirmar el exceso de peso.
Recomendaciones
La obesidad se debe a factores ambientales y genéticos,
pero esta epidemia obedece principalmente al actual estilo de vida,
sedentario y con dietas hipercalóricas, y se olvidan por
completo las raciones de frutas y verduras.
En opinión de la también pediatra endocrinóloga,
con posgrado en la clínica Joslin, afiliada a la Universidad
de Harvard, es complicado que la población tenga hábitos
alimenticios adecuados por el ritmo de vida que impide, muchas veces,
preparar alimentos saludables, realizar ejercicio, o seguir una
dieta sana.
Se ha documentado que no desayunar antes de salir de casa
ocasiona problemas de sobrepeso, porque el ayuno prolongado provoca
mayor acumulación de tejido graso a nivel abdominal, y ello
libera sustancias que causan resistencia a la insulina y a problemas
metabólicos.
También contribuyen al sobrepeso/obesidad cenar
tarde y en forma copiosa antes de dormir, ingerir alimentos dulces
entre comidas, dormir mal y cometer los excesos típicos de
los fines de semana.
La coordinadora de la Clínica de Diabetes del Hospital
Infantil de México, recomendó aplicar la pirámide
alimenticia o el plato del buen comer.
La mitad del plato debe estar servida con verduras verdes
como brócoli, nopales, espinacas; la cuarta parte corresponderá
a proteínas como pescado, pollo o carne roja asada, cocida
o al vapor, y el resto debe tener arroz, frijoles, papa horneada
o cocida. “Así tendremos una alimentación completa
que combina verdura, proteína y carbohidratos en las porciones
adecuadas”.
Para combatir el mal hábito del sedentarismo, se
recomienda reducir el tiempo frente al televisor o la computadora,
a un máximo de dos horas por día; caminar por lo menos
150 minutos a la semana, y se puede usar un contador de pasos (podómetro)
para asegurar que se realizan 10 mil pasos diarios.
Por último, consideró importante cambiar
a un estilo de vida saludable, para que el mensaje a los niños
sea “haz lo que hago”, y no la imposición “haz
lo que yo digo”.
--oOo--