En el país existe un grupo étnico poco conocido, y
no considerado como tal por el gobierno mexicano para ser receptor
de los beneficios de los programas de ayuda social: el de los descendientes
de africanos o negros.
“Nadie sabe cuántos negros habitan en el país.
Fuimos a algunos lugares con ese tipo de población, pero
no podemos afirmar que recogimos toda la información disponible
porque no tenemos los recursos necesarios para barrer el
territorio nacional”, dijo Julia Isabel Flores Dávila,
encargada del Área de Investigación Aplicada y Opinión
(AIAO), del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ)
de la UNAM.
En la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca, en Veracruz y en
Tabasco vive población afromexicana, “pero queremos
que se sepa que también hay en Chihuahua, Tamaulipas y Coahuila”,
acotó.
Se denominan a sí mismos “afromexicanos”,
aunque también se han comenzado a nombrar “negros”,
a raíz de una serie de reuniones y congresos que han organizado
recientemente. “En general, permiten que sólo sus amigos
o gente cercana los llame negros. Si uno les dice así, se
ofenden”, explicó la investigadora.
Para sus estudios, los integrantes del AIAO se valen de
encuestas, entrevistas, observación participante y análisis
de léxico, entre otras herramientas. “Una de las preguntas
que hicimos fue cómo prefieren que los llamemos, lo discutieron
y contestaron: morenos. Pero, si cuestionáramos a la población
mexicana de qué color es su piel, la mayoría respondería
que morena; entonces, cómo distinguirlos a ustedes. Nuevamente
lo discutieron y propusieron: mejor dígannos afromexicanos”,
relató Flores Dávila.
En el país, habitan varias comunidades, como la
de los mascogos, que en su huida de la guerra civil de Estados Unidos,
llegó al norte de la nación, y la de los cimarrones,
que en su evasión del trabajo en las minas y plantaciones
de caña de azúcar durante la Colonia, se asentó
en el sur-sureste. “La Constitución de Oaxaca protege,
al igual que a los indígenas, a los afromexicanos”.
Se han realizado estudios antropológicos e históricos
sobre estos grupos: cuando llegaron al territorio en la época
de la Colonia, durante la esclavitud, y su forma de vida. Las investigaciones
de Gonzalo Aguirre Beltrán, médico y antropólogo
mexicano son clásicas, pero los universitarios quisieron
indagar cómo vive en la actualidad esta población,
en qué condiciones, a qué se dedica, cuánto
gana, y cuáles son sus costumbres y cultura.
Al respecto, Flores Dávila señaló:
“En Cuajinicuilapa, Guerrero, hay un pequeño museo
de la negritud que está en riesgo de desaparecer; se requiere
ayuda para rescatarlo, porque prácticamente es lo único
que hay, además de algunas tradiciones, como la Danza de
los Diablos”.
En Guerrero y Oaxaca existen más de 40 municipios
que piden ser considerados afromexicanos o afrodescendientes. Al
respecto, se solicitó al Congreso de la Unión crear
programas y desarrollar políticas públicas para atender
los problemas de sus pobladores, que subsisten en condiciones extremas
de marginación y pobreza, indicó.
Encuesta Nacional de Discriminación 2010
El Consejo Nacional para la Prevención de la Discriminación
(Conapred) solicitó a la UNAM realizar la Encuesta Nacional
de Discriminación 2010.
“La mayoría viven del campo, pero algunos
ya empiezan a migrar. Unos pensaron que al llegar a Estados Unidos,
donde hay población negra, los iban a considerar hermanos,
pero la realidad es que allá los llaman hispanic y
también los segregan”, indicó Flores Dávila.
“Recogimos información de 14 grupos vulnerables,
así como de la diversidad étnica y cultural del país.
Queremos que en nuestra investigación, que consta de 41 mil
400 casos, aparezcan poblaciones de afromexicanos, pero también
otros grupos culturales que por años han estado asentados
en nuestra sociedad, sin que siquiera sepamos cómo son”.
Algunas organizaciones no gubernamentales, como México
Negro (dirigida por Glynn Jemmott, sacerdote católico proveniente
de Trinidad y Tobago, y que ha trabajado en el pueblo de El Ciruelo,
en el municipio de Pinotepa Nacional, Oaxaca, por más de
20 años), están dedicadas a trabajar con ellos.
Asimismo, los universitarios encontraron que, por su fenotipo
(genes), los afromexicanos son, al igual que otros grupos de mexicanos,
propensos a desarrollar diabetes. Por ejemplo, entre la población
negra de Veracruz, cuyas calorías provienen de la caña
de azúcar, hay habitantes jóvenes que pierden la vista.
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