Boletín UNAM-DGCS-498
Cuernavaca, Morelos.
06:00 hrs. 23 de agosto de 2010

Isabel Gómez Gómez


GANA UNIVERSITARIA PREMIO CASAS CAMPILLO

 

  • Isabel Gómez Gómez, del IBt, recibirá el galardón que otorga la SMBB, por su estudio sobre la toxicidad de las proteínas Cry, con las que se desarrollan bioinsecticidas para el control de plagas en cultivos agrícolas


Por su trabajo sobre la toxicidad de las proteínas Cry, presentes en un tipo de bacteria, y con las que se desarrolla una nueva generación de bioinsecticidas contra plagas en cultivos agrícolas, Isabel Gómez Gómez, del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM, recibirá el Premio Carlos Casas Campillo 2010, que otorga la Sociedad Mexicana de Biotecnología y Bioingeniería (SMBB).

Desde 1996, el galardón reconoce, cada dos años, a jóvenes investigadores que se han distinguido por su contribución en esa área del conocimiento.

Además, honra la memoria del químico Casas Campillo, precursor de la biotecnología en México, co-fundador de la sociedad que otorga el galardón, y quien fuera miembro de El Colegio Nacional hasta su desaparición, en 1994.

“Estoy muy contenta y orgullosa con la distinción, porque fue a través de la SMBB que conocí al IBt. En su congreso anual presenté mis primeros resultados en la licenciatura y nació mi interés por cursar el posgrado en la UNAM”, recordó Gómez, quien desde 2004 es investigadora del Departamento de Microbiología Molecular del instituto universitario, con sede en Cuernavaca, Morelos.

Ingeniera ambiental por el Instituto Politécnico Nacional (IPN), y maestra y doctora en Ciencias Bioquímicas por el IBt, Isabel Gómez cursó además una estancia posdoctoral en la Universidad de Drexel, en Filadelfia, Estados Unidos.

Actualmente, la joven académica indaga el mecanismo de toxicidad de las proteínas Cry, presentes en la bacteria Bacillus thuringiensis, que han resultado la alternativa biotecnológica más exitosa para el control de insectos, y ha dado lugar a un importante porcentaje de cultivos transgénicos en el mundo.

Bioinsecticidas limpios y específicos

Interesada desde estudiante en la biorremediación y la degradación de contaminantes, Gómez encontró en el IBt un grupo robusto de académicos; por ello, se incorporó al área de bioinsecticidas, un campo con gran potencial.

“Siempre tuve curiosidad por hacer cosas que ayudaran a mejorar el medio ambiente y hacer más sustentable al planeta”, recordó.

Desde niña, su interés por la ciencia delineó su camino hacia la investigación. “Una Navidad pedí un microscopio, pero me trajeron una muñeca y me sentí triste”, recordó.

En el laboratorio de Mario Soberón, Isabel Gómez estudia la bacteria Bacillus thuringiensis, muy importante a nivel mundial porque elimina insectos y se ocupa como bioinsecticida.

“Es biorremediable, no afecta a otros organismos que no sean insectos y no es tóxica para el ser humano”, destacó.

Desde el doctorado, la investigadora se centró en entender cómo esta bacteria mata esos organismos. “La idea es hacer insecticidas que sean más potentes y controlen mejor las plagas”.

Una vez conocido el mecanismo básico con el que funciona la bacteria y sus proteínas Cry, hace dos años Gómez y sus colaboradores publicaron un artículo en la revista Science, donde explicaron cómo la toxina se procesa al entrar al intestino del insecto, lo que permitió diseñar una proteína que ahora no depende de los primeros receptores.

“Si entendemos mejor los mecanismos moleculares con los que la toxina se activa dentro del insecto, podemos mejorarla. De hecho, ya tenemos el primer ejemplo”.

Este proceso permite ir adelante del proceso natural de resistencia que esos animales desarrollan ante la presencia de insecticidas.

“Cuando salieron las primeras plantas transgénicas se predecía que en unos 10 años los insectos comenzarían a desarrollar inmunidad. Los primeros casos en el campo comenzaron a aparecer a los 13 años”, recordó. Por ello, es importante entender cómo la toxina mata y qué proteínas utiliza dentro del intestino.

Las proteínas Cry

La toxina de las proteínas Cry es cosmopolita, vive en la tierra, sobre las hojas y es muy común en el ambiente.

“En el IBt, Alejandra Bravo de la Parra cuenta con una amplia colección de cepas de la toxina, que ha aislado en muchas partes del país. En el laboratorio trabajamos con algunas como modelo, lo que nos sirve para comparar nuestros resultados con los de otros laboratorios del mundo”, indicó Gómez.

La investigadora recordó que cuando comenzó su doctorado, el mecanismo de las proteínas Cry era “una caja negra”. “Pero si entendemos su estructura, podemos modificar la toxina y a una familia más amplia de ellas.

Actualmente, aísla genes de esas toxinas, que obtiene del intestino de los insectos, purifica su ADN y lo clona en laboratorio. “La estructura es muy parecida entre varias proteínas Cry, pero su secuencia es diferente, y creemos que eso les da especificidad”, concluyó.

 

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Fotos

Isabel Gómez Gómez obtuvo el premio Carlos Casas Campillo 2010, que otorga la Sociedad Mexicana de Biotecnología y Bioingeniería.