Los migrantes que trabajan en Estados Unidos contribuyen a las finanzas
públicas de sus países de origen, porque los hogares
que reciben sus remesas gastan dinero en productos de mercado que
generan Impuesto al Valor Agregado (IVA).
Lo anterior se desprende de un estudio realizado por Fernando
Lozano y Marcos Valdivia, investigadores del Centro Regional de
Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM. Los especialistas
destacaron que en 2008 el gasto de las remesas familiares generó
una recaudación por pagos directos del IVA de mil 500 millones
de dólares, que representó cuatro por ciento del gravamen
recibido por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público
(SHCP) en ese año.
Esta contribución al erario público, explicaron,
fue equivalente a 40 por ciento de los recursos destinados al programa
Oportunidades; 67 por ciento, del gasto federal ejercido en el Seguro
Popular de Salud, y 117 por ciento, a Procampo en
el mismo año.
Frente a otros relacionados con la población migrante,
como el Programa 3x1, el aporte asociado al flujo de los
envíos es significativamente mayor, pues por cada dólar
pagado por IVA, el gobierno federal aportó a éste
el equivalente a tres centavos de dólar en 2008.
Lo anterior tiene fuertes implicaciones redistributivas
en los hogares que reciben las remesas. En esta investigación
se encontró que ayudan a muchas familias mexicanas a evitar
caer en situación de pobreza (sobre todo en el área
rural).
Pero esto, a su vez, tiene un efecto perverso en términos
de carga fiscal, pues los hogares mexicanos de más bajos
ingresos que perciben estos recursos, contribuyen proporcionalmente
con más impuestos que sus contrapartes que no lo hacen.
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