Es importante estudiar las escalas decenales y seculares de los
registros antiguos de El Niño, porque a través
de las reconstrucciones de la periodicidad del fenómeno,
es posible realizar predicciones sobre su comportamiento futuro,
expuso Elsa Arellano-Torres, posdoctorante del Instituto Mexicano
de Tecnología del Agua (IMTA), organismo público descentralizado.
Con este propósito, se realiza el proyecto Variabilidad
Multidecenal de El Niño Oscilación del Sur
(ENOS), financiado por UC-MEXUS (institución responsable
del convenio de intercambio académico entre el Conacyt y
la Universidad de California), en el que colabora la joven especialista
junto con su asesor, el investigador del IMTA, Jorge Sánchez-Sesma.
El objetivo será analizar registros históricos
para identificar la periodicidad del fenómeno y determinar
los factores que controlan su frecuencia en los océanos,
dijo Arellano-Torres en el auditorio del Centro de Ciencias de la
Atmósfera de la UNAM.
Se analizarán bases de datos de diversas instituciones
para saber cuál ha sido la cantidad de precipitaciones o
sequías registradas en México, porque este fenómeno
repercute directamente en sectores productivos y económicos
del país, como el agrícola, el pesquero y el hidroeléctrico,
destacó.
Elsa Arellano indicó que El Niño
está directamente relacionado con cambios climáticos
que pueden afectar regiones sensibles del país; por ejemplo,
si éste ocasiona una anomalía de precipitación
en el sureste mexicano, puede perturbar la agricultura de temporal,
impactar en la producción y, por tanto, la economía
de la región.
En este estudio, explicó, se tomará en cuenta
la variabilidad natural, como los forzamientos solares y volcánicos,
pero sin incluir los efectos antropogénicos.
El Niño o ENOS forma parte de los cambios
climáticos naturales de la Tierra; por lo tanto, es un patrón
recurrente que involucra modificaciones en las temperaturas de las
aguas del Pacífico tropical y ecuatorial.
El fenómeno se identifica con una serie de anomalías
que en la temperatura del océano varían entre uno
o tres grados centígrados por arriba y por debajo de una
media normal, y se caracteriza porque se repite cada tres o siete
años, manifestándose principalmente en los meses de
invierno, pero generalmente, con una duración de entre 12
y 18 meses.
Cuando se presenta, rompe el balance del flujo de energía
y afecta los componentes de viento, el clima atmosférico
y oceánico, así como las corrientes marítimas.
De esta manera, genera una anomalía positiva; las
aguas del mar se vuelven más calientes durante los “años
Niño”, lo que perturba los patrones de circulación
del ambiente.
En el caso contrario, cuando ocurre una Niña,
el mar presenta una anomalía negativa y ocasiona que las
aguas se enfríen.
La presencia de ENOS afecta no sólo al océano
Pacífico, sino crea teleconexiones que involucran diversas
zonas del planeta, lo que se manifiesta en cambios en la cantidad
de nevadas, lluvias o huracanes, a través de inundaciones
o sequías. De igual modo, al repercutir en la circulación
atmosférica, puede generar mayor o menor intensidad de vientos.
“El estudio de este fenómeno a diferentes
escalas es importante, porque la alteración de estos factores
repercutirá en cuestiones económicas, pues la producción
agrícola, pesquera e incluso de generación hidroeléctrica,
pueden verse afectadas”, recordó.
Como parte de la metodología del proyecto, se realizará
un análisis y síntesis de series históricas
del fenómeno natural, así como los valores que registran
los sectores productivos de México.
Se pretende crear una base de datos y hacer un análisis
de series de tiempo que definan las periodicidades del fenómeno
para después correlacionar esta información y así
caracterizar las oscilaciones estadísticamente significativas
que permitirán generar predicciones desde un siglo hasta
los próximos seis meses.
Se utilizará el Índice Oceánico de
El Niño (ONI), que muestra la diferencia de temperaturas
superficiales del océano, así como el Índice
de Oscilación del Sur (SOI), que presenta las diferencias
de presión atmosférica.
Al analizar estas mediciones, dijo, se pretende saber qué
tipo de periodicidades existe en esos registros, para así
proyectarlos a futuro, concluyó Arellano-Torres.
--oOo--