La catalogación del arte novohispano, amplio proyecto
de la UNAM, del Instituto Nacional de Antropología e Historia
(INAH) y del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta),
pretende contar con una ficha técnica de cada obra virreinal
en México para profundizar en su estudio, ubicación
e interpretación de símbolos, técnicas y contexto
histórico y artístico.
“Este inventario no es para proteger el patrimonio,
ese es uno de los resultados que trae consigo; su objetivo central
es conocer para investigar. Para nosotros lo fundamental es saber
qué tenemos para indagar”, explicó el historiador
de arte Pablo Amador Marrero, del Instituto de Investigaciones Estéticas
(IIE) de la UNAM.
El académico reconoció que, aunque no es
su función, la catalogación ha demostrado ser útil
para recuperar algunas piezas de arte sacro que han sido extraídas
de varias iglesias del país.
Respecto a la falsificación, aclaró que reproducir
arte novohispano es muy complejo, pues requiere técnicas
especializadas como el estofado; no obstante, señaló
que si se tiene una relación de las obras existentes y de
sus características –que se lograría con la
catalogación y análisis de expertos–, se puede
ayudar a identificar una apócrifa y una auténtica.
Desde 2001, el proyecto se trabaja en cuatro entidades
del país: la ciudad capital, Oaxaca, Hidalgo y Estado de
México. “En el Distrito Federal se ha logrado un gran
avance, y Oaxaca es otro sitio con grandes adelantos, aunque tiene
mucha obra aún desconocida y es una de las entidades más
proclives al robo”, destacó.
Aunque inicialmente el catálogo se destinaría
a investigación, se ha convertido en una herramienta imprescindible
para la salvaguarda del patrimonio, y por ello requiere de mayor
implicación y apoyo de académicos, gobiernos locales
y otros involucrados, consideró el universitario.
Catálogo Nacional de Escultura Novohispana
La idea original del proyecto nació en torno a la
escultura con el Catálogo Nacional de Escultura Novohispana,
que se planeó luego de que el Fondo de Cultura Económica
solicitó al IIE la coedición de un libro sobre patrimonio
escultórico novohispano.
A fines del 2000, el IIE celebró un acuerdo de colaboración
con el INAH para formalizar el registro de ese patrimonio. Por parte
de Estéticas se nombró coordinadora a la investigadora
emérita Elisa Vargaslugo, y de Antropología e Historia
a la restauradora Gabriela García Lascuráin. Ambas,
señaló Pablo Amador, propusieron el inventario y son
las “almas” de este proyecto.
En marzo de 2001, se inició con un curso intensivo
de capacitación para egresados de universidades estatales,
impartido en el IIE, y al que asistieron unas 30 personas, además
de 15 investigadoras de la UNAM y del INAH. El objetivo fue especializar
a los jóvenes para iniciar el registro y catalogación
de la escultura novohispana.
Se les instruyó sobre el manejo de la base de datos
a partir de una ficha de registro de información, previamente
diseñada en coordinación con la Dirección General
de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural del Conaculta. Asimismo,
se abordó el tema en sus aspectos histórico, estético
y técnico.
“Comenzamos con la catalogación de escultura
novohispana y luego nos dimos cuenta que era momento ideal para
trabajar todo el patrimonio, pues entrábamos a un templo
y se registraba también pintura, retablo y arte suntuario”,
comentó.
Como último propósito, se espera que los
gobiernos locales, las universidades, las instituciones culturales,
los estudiantes de licenciatura y posgrado, y los particulares,
se sumen a este esfuerzo conjunto de conocer, clasificar, investigar
y conservar el legado artístico ubicado en los recintos religiosos,
a través de los proyectos y programas que coordina y promueve
el IIE.
Se trata de impulsar la investigación especializada
que permita producir conocimiento original, pero sobre todo crear
conciencia sobre la importancia de preservar, defender y proteger
las variadas manifestaciones artísticas y culturales del
país.
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