Para estudiantes que tienen clara su vocación hacia
la biomedicina, y desde muy jóvenes se visualizan como científicos
de laboratorio, la licenciatura en Investigación Biomédica
Básica (LIBB) de la UNAM es una ruta directa.
Con 37 generaciones de egresados en igual número
de años, esta carrera, que vincula con el trabajo cotidiano
de los investigadores, representa un modelo exitoso de las “nuevas
profesiones”, diseñadas y puestas en marcha en la Universidad
Nacional.
En esta licenciatura participan tres entidades: la Facultad
de Medicina (FM) y los institutos de Investigaciones Biomédicas
(IIBm) y de Fisiología Celular (IFC), y se caracteriza por
poner en contacto, lo más rápido posible, al alumno
con el investigador, dijo Rafael Camacho Carranza, coordinador de
la LIBB.
Profesión con diseño propio
Los jóvenes que cursan la LIBB se enfrentan a un
modelo de “rotaciones” que, a lo largo de ocho semestres,
permite recorrer estudios concretos que se desarrollan en el área
biomédica la UNAM, para tener una visión panorámica
y definir más profundamente sus líneas de interés.
“Desde que ingresa, el alumno es situado en un laboratorio
en su primera rotación; a partir de la segunda, escoge con
quien trabajar y, en paralelo, lleva durante la mitad de la carrera
una serie de materias obligatorias comunes”, señaló.
A partir de la segunda mitad, se eligen asignaturas optativas,
pertenecientes a la licenciatura, a otras diferentes, o incluso
de posgrados; entonces, el estudiante se va formando de acuerdo
a sus propios intereses”, añadió.
Entre las 27 asignaturas obligatorias destacan bioquímica,
matemáticas, biofísica, biología celular, estadística
y biología molecular, y entre las optativas se encuentran
genética general, inmunología, patología general,
biología del desarrollo, fisicoquímica avanzada, toxicología
genética, neurobiología y fisiología microbiana.
Este modelo estimula una definición profesional
desde el principio de la licenciatura e identifica a alumnos con
la madurez académica suficiente para comprender los conceptos,
entrar a un laboratorio y trabajar con un investigador.
“Si el joven de 15 ó 18 años ya se
ve como un investigador a futuro, y tiene una clara vocación
biomédica, esta carrera es una excelente opción, inteligente
y brillante, que funciona como una ruta directa”, reiteró
Camacho.
Por su naturaleza, muchos egresados de la LIBB continúan
su formación de maestría y doctorado. Actualmente,
57 por ciento de ellos son investigadores en México y el
resto realiza investigación básica en otros países.
“Varios egresados son destacados universitarios, como Gloria
Soberón, directora del Instituto de Investigaciones Biomédicas,
o Julio Collado, ex director del Instituto de Ciencias Genómicas”,
acotó el coordinador de la carrera.
Camacho Carranza reconoció que no es fácil
ubicar vocaciones tempranas, y por ello la LIBB no es, aún,
una carrera de muchos alumnos. “Hemos tenido generaciones
de cuatro y otras de 25”.
En años recientes, el modelo de la LIBB ha sido
útil en la Universidad para diseñar y desarrollar
nuevas carreras, que también buscan ser semilleros de investigadores,
como la de Ciencias Genómicas, en Mecatrónica y en
Tecnología.
Estrenan reunión anual
Para profundizar en los potenciales campos de trabajo académico
que tendrán los graduados de la LIBB, alumnos realizaron
su primera reunión anual, que incluyó presentaciones
de proyectos de estudiantes, egresados y tutores.
También, invitaron a egresados de diversas generaciones
para conocer la labor que desarrollan, y a tutores que hablaron
de las perspectivas futuras.
Además, se realizó un concurso para el nuevo
logo y actividades recreativas que incluyeron futbol y un maratón
científico.