En México, se estima que el 10 por ciento de los
niños en las escuelas primarias tienen problemas de aprendizaje;
ante ello, la académica de la Facultad de Estudios Superiores
(FES) Iztacala, Laura Edna Aragón Borja, desarrolló
una prueba para detectar errores de tipo disléxico.
Se trata de un instrumento de evaluación cognitivo-conductual
para analizar en cada infante el tipo de falla que comete: de lectura,
copia, dictado, por omisión, inserción, secuenciación,
confusión por la posición o dirección de las
letras, o pronunciación similar, entre otros, y dar una terapia
individualizada, explicó Aragón Borja.
La también coordinadora de la Unidad de Evaluación
Psicológica de Iztacala refirió que con su aplicación,
por un periodo de seis meses, se lograron resultados sorprendentes.
El pequeño eliminó gran parte de los errores de tipo
disléxico, revirtió su bajo rendimiento escolar e
incrementó su aprendizaje; además, se trabajó
en su autoestima.
La prueba fue validada con, aproximadamente, 600 menores
de 30 diferentes escuelas públicas de la zona metropolitana
de la Ciudad de México, y de los alrededor de 50 a 80 niños
que fueron tratados con terapia individualizada, sólo en
dos casos no se registraron avances debido a que su problema era
de tipo neurológico, pero los demás mejoraron su desarrollo
en las aulas, aseguró la experta.
La dislexia y los niños
La dislexia es la incapacidad de un niño para hacer
frente a las demandas que exige la escuela; confunde unos grafemas
o fonemas por otros; no se trata de un pequeño que no pueda
aprender a leer y escribir, sino que lo ha hecho de una manera inadecuada,
especificó Aragón Borja.
Estos infantes son diferentes porque forman parte del grupo
de “fracaso escolar”: tienen baja autoestima; se sienten
menos que los demás porque no pueden ir a la par; sus compañeros
reciben elogios y ellos sólo regaños, malas notas
y maltratos en casa, y cuando hacen la tarea, sus padres se desesperan
porque creen que no atienden ni entienden, pero lo que en realidad
ocurre es que no se les ha enseñado a corregir sus errores.
Con más de 20 años de investigaciones y dos
libros publicados sobre el tema, la universitaria señaló
que en algunas ocasiones a la dislexia se le ha tratado, médicamente,
como un problema de origen neurológico; incluso, hay pruebas
en las que “supuestamente” detectan daño o inmadurez
de ese tipo.
Este instrumento para detectar fallas de tipo disléxico
(IDTIT-LEA) ayuda a estudiar de qué índole son los
errores que cometen los pequeños, en dónde, en qué
universos de generalización o áreas de contenido,
y dar un tratamiento adecuado de acuerdo a sus características
específicas, trabajar con cada uno de ellos y determinar
las repercusiones.
No se trata de una prueba estandarizada, aclaró,
sino más bien de una “referida al criterio”,
en donde se localizan los errores de tipo disléxico que el
menor comete para remediarlos.
Se elaboró para infantes de segundo a quinto grado
de primaria –considerando que en el primer año, apenas
inician la lecto-escritura–, y analiza el tipo de contenidos
en ese nivel, las estructuras gramaticales y su dificultad.
La académica de la FES Iztacala refirió que
ésta es una herramienta que va de lo más a lo menos,
desde el análisis por medio de vocales y sílabas,
hasta enunciados, prosas o versos, para descubrir desde el nivel
inicial de dificultad, hasta el grado mayor.
Con ello, externó, se establecen matrices en las
que se anota, de acuerdo a los errores que el niño comete,
en dónde ocurre la falla y en qué consiste. Esto ayuda,
por ejemplo, a establecer objetivos y planear intervención.
Más que un problema neurológico, es de tipo
discriminativo, porque el infante no ha aprendido esa “discriminación
fina” que se adquiere con la práctica, puntualizó.
Inicia con la formación incidental que las madres
brindan a los infantes antes de entrar a la escuela, y ya en las
aulas, se va afinando para distinguir entre grafemas que parecen
iguales, y entre sonidos que se escuchan semejantes. Esa discriminación
perceptual requiere, además, de la maduración biológica
y psicológica, y de adecuadas técnicas de enseñanza.
Se les llama disléxicos, pero los disléxicos
no son los pequeños, sino los errores que cometen. Si una
persona piensa que el menor lo es, lo estigmatiza, y considera que
ya no se puede hacer nada, y en ese error incurren muchos maestros,
apuntó.
Si la dislexia fuera de tipo biológico, se daría en
la totalidad de las naciones, así que no puede considerarse
como un problema neurológico, sino de aprendizaje. Hay pequeños
tienen daños de ese tipo, pero son los menos, y por qué
tratar a todos como si tuvieran esa complicación, cuando
se puede hacer de manera psicopedagógica, cuestionó
la universitaria.
Además, si no se ve de manera oportuna, se agudizará,
porque el infante se atrasará más con respecto a sus
compañeros, tendrá más lagunas de conocimiento
y presentará dificultades en la escuela. Puede llegar a tal
grado, que a veces se verá impedido para continuar sus estudios
o terminar la primaria, y si la concluye, en la secundaria, con
más materias y diferentes profesores, registrará mayores
obstáculos, concluyó.