Boletín UNAM-DGCS-442
Ciudad Universitaria.
11:00 hrs. 25 de julio de 2010

Laura Edna Aragón Borja


DESARROLLAN EN LA UNAM PRUEBA PARA DETECTAR ERRORES DE TIPO DISLÉXICO

 

• Es un instrumento para analizar las fallas que se cometen en lectura, copia o dictado, por omisión, inserción, secuenciación o confusión
• Permite dar una terapia individualizada a cada infante, explicó Laura Edna Aragón Borja, de la FES Iztacala

En México, se estima que el 10 por ciento de los niños en las escuelas primarias tienen problemas de aprendizaje; ante ello, la académica de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala, Laura Edna Aragón Borja, desarrolló una prueba para detectar errores de tipo disléxico.

Se trata de un instrumento de evaluación cognitivo-conductual para analizar en cada infante el tipo de falla que comete: de lectura, copia, dictado, por omisión, inserción, secuenciación, confusión por la posición o dirección de las letras, o pronunciación similar, entre otros, y dar una terapia individualizada, explicó Aragón Borja.

La también coordinadora de la Unidad de Evaluación Psicológica de Iztacala refirió que con su aplicación, por un periodo de seis meses, se lograron resultados sorprendentes. El pequeño eliminó gran parte de los errores de tipo disléxico, revirtió su bajo rendimiento escolar e incrementó su aprendizaje; además, se trabajó en su autoestima.

La prueba fue validada con, aproximadamente, 600 menores de 30 diferentes escuelas públicas de la zona metropolitana de la Ciudad de México, y de los alrededor de 50 a 80 niños que fueron tratados con terapia individualizada, sólo en dos casos no se registraron avances debido a que su problema era de tipo neurológico, pero los demás mejoraron su desarrollo en las aulas, aseguró la experta.

La dislexia y los niños

La dislexia es la incapacidad de un niño para hacer frente a las demandas que exige la escuela; confunde unos grafemas o fonemas por otros; no se trata de un pequeño que no pueda aprender a leer y escribir, sino que lo ha hecho de una manera inadecuada, especificó Aragón Borja.

Estos infantes son diferentes porque forman parte del grupo de “fracaso escolar”: tienen baja autoestima; se sienten menos que los demás porque no pueden ir a la par; sus compañeros reciben elogios y ellos sólo regaños, malas notas y maltratos en casa, y cuando hacen la tarea, sus padres se desesperan porque creen que no atienden ni entienden, pero lo que en realidad ocurre es que no se les ha enseñado a corregir sus errores.

Con más de 20 años de investigaciones y dos libros publicados sobre el tema, la universitaria señaló que en algunas ocasiones a la dislexia se le ha tratado, médicamente, como un problema de origen neurológico; incluso, hay pruebas en las que “supuestamente” detectan daño o inmadurez de ese tipo.

Este instrumento para detectar fallas de tipo disléxico (IDTIT-LEA) ayuda a estudiar de qué índole son los errores que cometen los pequeños, en dónde, en qué universos de generalización o áreas de contenido, y dar un tratamiento adecuado de acuerdo a sus características específicas, trabajar con cada uno de ellos y determinar las repercusiones.

No se trata de una prueba estandarizada, aclaró, sino más bien de una “referida al criterio”, en donde se localizan los errores de tipo disléxico que el menor comete para remediarlos.

Se elaboró para infantes de segundo a quinto grado de primaria –considerando que en el primer año, apenas inician la lecto-escritura–, y analiza el tipo de contenidos en ese nivel, las estructuras gramaticales y su dificultad.

La académica de la FES Iztacala refirió que ésta es una herramienta que va de lo más a lo menos, desde el análisis por medio de vocales y sílabas, hasta enunciados, prosas o versos, para descubrir desde el nivel inicial de dificultad, hasta el grado mayor.

Con ello, externó, se establecen matrices en las que se anota, de acuerdo a los errores que el niño comete, en dónde ocurre la falla y en qué consiste. Esto ayuda, por ejemplo, a establecer objetivos y planear intervención.

Más que un problema neurológico, es de tipo discriminativo, porque el infante no ha aprendido esa “discriminación fina” que se adquiere con la práctica, puntualizó.

Inicia con la formación incidental que las madres brindan a los infantes antes de entrar a la escuela, y ya en las aulas, se va afinando para distinguir entre grafemas que parecen iguales, y entre sonidos que se escuchan semejantes. Esa discriminación perceptual requiere, además, de la maduración biológica y psicológica, y de adecuadas técnicas de enseñanza.

Se les llama disléxicos, pero los disléxicos no son los pequeños, sino los errores que cometen. Si una persona piensa que el menor lo es, lo estigmatiza, y considera que ya no se puede hacer nada, y en ese error incurren muchos maestros, apuntó.


Si la dislexia fuera de tipo biológico, se daría en la totalidad de las naciones, así que no puede considerarse como un problema neurológico, sino de aprendizaje. Hay pequeños tienen daños de ese tipo, pero son los menos, y por qué tratar a todos como si tuvieran esa complicación, cuando se puede hacer de manera psicopedagógica, cuestionó la universitaria.

Además, si no se ve de manera oportuna, se agudizará, porque el infante se atrasará más con respecto a sus compañeros, tendrá más lagunas de conocimiento y presentará dificultades en la escuela. Puede llegar a tal grado, que a veces se verá impedido para continuar sus estudios o terminar la primaria, y si la concluye, en la secundaria, con más materias y diferentes profesores, registrará mayores obstáculos, concluyó.

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Fotos

Con la aplicación, por un periodo de seis meses, de la prueba para detectar errores de tipo disléxico, se lograron resultados sorprendentes, señaló Laura Edna Aragón Borja, de la FES Iztacala.