Boletín UNAM-DGCS-437
Ciudad Universitaria.
06:00 hrs. 23 de julio de 2010

Elisabeth A Mager Hois


EN RIESGO DE TRANSFORMARSE LOS KIKAPÚ, CON MÁS DE 200 AÑOS DE HISTORIA

 

• Están en peligro de perder su idioma y costumbres, aseguró Elisabeth A. Mager Hois, catedrática de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán
• En su reservación de Texas, Estados Unidos, poseen un casino, lo que podría convertirlos en una tribu empresarial con sólo algunos remanentes étnicos, apuntó

Los kikapú o kikaapoa, que desde hace casi 200 años habitan en territorio mexicano, se encuentran en riesgo de transformarse; están en peligro de perder su idioma y sus costumbres, y al contar con un casino en su reservación estadounidense, podrían convertirse en una tribu empresarial, o sólo con remanentes étnicos.

Esta tribu algonquina de cazadores y recolectores de Los Grandes Lagos, que habita tanto en México como en la Unión Americana, logró instalar en 1996 el casino Lucky Eagle, en el condado de Maverick, a unos 13 kilómetros de Eagle Pass, Texas.

No obstante, la administración de las ganancias por personas no-kikapú, y la falta de una distribución equitativa, propiciaron un grave problema de poder al interior del grupo, señaló Elisabeth A. Mager Hois, catedrática de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán de la UNAM.

Cuentan con tres reservaciones: en Kansas, donde habitan unos 470; otra en Oklahoma (tierra parcelada y federal), con mil 104, y una más en Texas, con 880. En la parte mexicana, se ubican en El Nacimiento, Coahuila, donde viven 164, según el INEGI.

Es un grupo que no ha perdido la costumbre de migrar, y lo hace constantemente; además, existe una relación estrecha entre los kikapú de El Nacimiento, los de Oklahoma, y la Kickapoo Traditional Tribe, de Texas, comentó.

Seguramente, en el futuro este pueblo no seguirá viviendo como un grupo tradicional, pues tiene mucha influencia estadounidense por los medios de comunicación, y por la formación de sus hijos en escuelas del país vecino, que no son bilingües ni biculturales, y en donde inculcan la ideología de esa nación, dijo.

Después de un largo período de rechazo a una formación oficial, ahora los jóvenes se acostumbran a ese estilo de vida, y corren el riesgo de perder su idioma, porque entre ellos hablan más inglés que kikapú.

En la actualidad, los integrantes que viven del otro lado de la frontera lo hacen al “estilo americano”, y cuando regresan a El Nacimiento, buscan continuar con sus tradiciones ancestrales.

Sin embargo, esta fusión de dos culturas y las diferencias sociales, que surgieron a través del casino Lucky Eagle, aumentó los índices de alcoholismo y drogadicción, que derivan en consecuencias delictivas en su reservación.

Además, mientras continúan con sus ceremonias en la parte mexicana, muchas tribus de América del Norte sólo practican sus danzas en forma de powwos con un carácter comercial y, en gran medida perdieron su lengua, porque no cuentan con un refugio cultural, como El Nacimiento, indicó Mager Hois, que por años ha investigado a este grupo autóctono.

Una tribu binacional

La especialista universitaria refirió que los kikapú son una tribu binacional, México-Estados Unidos. En sus inicios vivía en la zona de los Grandes Lagos, pero a la llegada de los europeos –franceses (1610-1763), ingleses (1763-1771), y posteriormente de los norteamericanos– fue expulsada de su territorio (1819), debido a la derrota de Fallen Timbers en 1794, después de una larga lucha de resistencia.

En el “camino de las lácrimas” fueron trasladados, junto con otras tribus al otro lado del Misisipi, a la reservación de Misuri; luego, con una reducción drástica de su territorio, a la de Kansas. Cuando empezó la parcelación de la tierra y el fraude de las compañías ferrocarrileras, los más resistentes, llamados war makers, que no querían ser encerrados en una reserva territorial, ni controlados a través de los boarding schools, marcharon al sur, primero a Texas, y después a Coahuila.

En México, Benito Juárez les otorgó tierras comunales (1859) de tres mil 510 hectáreas, a cambio de defender la frontera norte contra los apaches y los comanches. Después, con Lázaro Cárdenas, este territorio llegó a una extensión de siete mil 22 hectáreas, por el aumento de terreno ejidal para el ganado.

En nuestra nación, tuvieron libertad para ejercer sus tradiciones; además, contaron con una superficie para la agricultura, la ganadería y la cacería, su actividad principal en los Grandes Lagos, aunque en forma limitada y sólo para fines ceremoniales. Pero una temporada de sequía, ocurrida entre 1940 y 1942, los orilló a migrar nuevamente a Estados Unidos, donde trabajaron como jornaleros en los campos de cultivo.

Por años siguieron ese estilo de vida: permanecían seis meses en el país vecino, y la otra mitad del año en el ejido El Nacimiento, ubicado en el municipio de Múzquiz, Coahuila, donde podían cultivar la tierra y celebrar sus ritos religiosos.


Ante la falta de trabajo permanente, decidieron conseguir una propiedad en Texas, porque el asentamiento provisional bajo el puente internacional en Eagle Pass, conocido como Little Heart, fue mal visto por las autoridades de esta localidad; por ello, se vieron obligados a buscar un terreno legal y solicitar la ciudadanía en la Unión Americana.

Lucharon por ser federalmente reconocidos como tribu estadounidense, la Kickapoo Traditional Tribe of Texas (1983), condición concretada en la ley P.L.97-429; se les otorgó el derecho a una tierra o reservación con los beneficios que se otorgan a los indígenas de esa nación, así como el derecho de instalar el Kickapoo Lucky Eagle Casino.

Ello marcó un cambio estructural de jornaleros a empresarios de la industria de los juegos de azar.

No obstante, regresan a El Nacimiento, su segunda residencia, donde descansan los fines de semana, celebran sus ceremonias ancestrales y entierran a sus muertos, por ser ésta una tierra sagrada. Aquí, sus campos son cultivados por los “mascogos negros”, refirió.

Las tribus y los casinos

Otros grupos tienen problemas similares. Mager Hois trabaja en el proyecto Casinos y poder en las tribus norteamericanas, como en la Morongo Band of Mission Indians de California, que posee uno lujoso al que acuden los ricos de California.

Se trata de los coahuilla y serrano, indígenas de la familia lingüística uto-azteca, integrados al sistema capitalista, que casi no hablan su idioma y ya no fabrican artesanías, prefieren comprarlas a otros pueblos, como los navajos, para venderlas en el Morongo Casino Resort.

También está la Fort Mojave Indian Tribe de Nevada/California/Arizona, de la familia lingüística yuman, que aún posee valores arraigados. Conserva su idioma y sus integrantes están orgullosos y conscientes de sus costumbres. Su economía florece a través del Avi Resort & Casino, cerca de Las Vegas, que les permite mantener una planta energética y un área extensa de campos de cultivo.

Pero el pueblo nativo estadounidense más numeroso es el navajo, con 298 mil personas, que habitan el sudoeste: Arizona, Nuevo México, Utah y Colorado, junto con un grupo que ocupa una pequeña zona de Chihuahua y Sonora, al norte de México. Es una tribu que aún conserva muchas de sus tradiciones, pero que ya cuenta con un casino, después de una larga resistencia a la industria de los juegos de azar.

La política de autodeterminación de la Unión Americana fomentó, a través de la instalación de estos centros en las reservaciones indias, el desarrollo económico de las tribus, pero generó su asimilación a la sociedad estadounidense.

Es decir, lo que no logró por medio de las armas, lo puede conseguir mediante la manipulación y la integración de esos pueblos al sistema capitalista. “Si no están conscientes de lo que está ocurriendo, se convertirán en norteamericanos y perderán, poco a poco, sus costumbres”, concluyó.

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Fotos

Las tribus indias de Estados Unidos, en riesgo de perder sus costumbres ancestrales.