Mucha de la ganancia o pérdida de calor en una edificación
ocurre principalmente a través de sus ventanas; por ello,
el Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM desarrolló
una tecnología para fabricar vidrieras que regulen el paso
de la energía solar, y así mejorar las condiciones
ambientales al interior de las viviendas.
La intención de esta innovación, realizada
por el laboratorio de Energías Renovables y Diseño
Bioclimático de la entidad universitaria, es permitir el
confort térmico de los inmuebles, sin muchas variaciones
en la temperatura interna de las habitaciones, y con un ahorro económico
considerable para el consumidor.
De lo que se trata es de controlar flujos de energía
por medio de filtros solares, situación que derive en un
ahorro significativo del consumo energético de los equipos
térmicos y de iluminación, explicó Julio Alberto
González Medina, jefe de esa unidad.
Este desarrollo implica recubrimientos o películas
delgadas de óxido de sulfuro de cobre, óxido cuproso
y óxido ferroso para uso y control de la radiación
del Sol; con ellos, las ventanas trabajan como filtros solares y
reguladores de los flujos de energía que circulan a través
de las mismas.
Lo más importante, acotó el especialista,
es el ahorro energético; en épocas de frío,
las ventanas con recubrimiento impiden que el calor del interior
se escape rápidamente, como ocurriría si tuvieran
únicamente cristal ordinario.
Este tipo de vidrio es común, pero al aplicar la
película adquiere características particulares. Entonces,
se hace “selectivo” y deja pasar la luz, pero no el
calor; al enfriarse menos el interior, la demanda energética
para calefacción también es menor, explicó
González Medina.
El efecto es contrario en verano, porque cuando hay mayor
temperatura exterior, parte de la energía calorífica
del ambiente tiende a pasar a través de los vidrios hacia
el interior, pero con el recubrimiento selectivo, sólo entra
la luz visible y se rechaza el calor, lo que se refleja en una menor
carga térmica y, con ello, se alcanzan temperaturas de confort.
La metodología de este proyecto, encabezado por
Rafael Almanza Salgado, considera aspectos como la ciencia de materiales,
la óptica, el ahorro de energía, la protección
al medio ambiente, la sensación de bienestar y comodidad
en el interior de una habitación, así como el diseño
y orientación más apropiados en una edificación,
entre otros.
Para realizar este concepto, desde hace 10 años
se estableció en el II el Laboratorio de Óptica Solar;
con el conocimiento adquirido en la fabricación de películas
delgadas para usos y aprovechamiento de la energía solar,
se pensó producir ventanas que actuaran como filtros solares.
Simulaciones por computadora estiman que este sistema ahorra,
en promedio, 20 por ciento de energía y fomenta el cuidado
del medio ambiente al aprovechar mejor la luz natural; asimismo,
reduce requerimientos energéticos provenientes del aire acondicionado
y calefacción.
González Medina indicó que dependiendo del
tipo de clima varía el grado de ahorro. En la ciudad de Mexicali,
ejemplificó, se consume el doble de energía que en
la de México. En términos porcentuales, para la primera
se obtuvo 24 por ciento de ahorro, mientras que para la segunda,
16 por ciento.
Ventanas acordes a las necesidades climáticas del
país, capaces de reducir los flujos de energía a través
de ellas, es el camino que se propone para concientizar y propiciar
un menor gasto energético en edificaciones, y hacerlas más
confortables.
La idea es efectuar, al menor costo, la tecnología
más apropiada, teniendo en cuenta las características
climáticas de naciones como México, agregó.
Finalmente, el especialista mencionó que además
de los filtros pasivos, como los ya descritos, también se
han desarrollado filtros activos, conocidos como termocrómicos;
éstos, a diferencia de los primeros, tienen una propiedad
óptica, y cuando aumenta la temperatura se vuelven más
opacos, tal es el caso del óxido de vanadio.