La organización espacial de la zona “sistema
7 venado”, en Monte Albán, Oaxaca, demuestra que es
una representación del cosmos a escala reducida. Este sitio,
que entre 1930 y 1949 fue estudiado por Alfonso Caso, ha permanecido
inexplorado desde entonces, y ahora, mediante un proyecto conjunto,
y con las técnicas modernas de excavación, se abre
la posibilidad de reinterpretar lo que el arqueólogo mexicano
encontró en su momento.
En el “sistema 7 venado” el espacio está
organizado a partir del calendario que utilizaban las culturas precolombinas;
entonces, el lado norte corresponde a los días de pedernal;
el sur, a los del conejo; el este, a los de la caña, y el
oeste, a los de la casa, refirió Christian Duverger.
El profesor de la Universidad de París-Sorbona
(París IV) y de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias
Sociales (EHESS, por sus siglas en francés), está
a cargo de un proyecto conjunto entre esas dos entidades y el Instituto
de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM, en colaboración
con la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH,
que incluye un programa de excavaciones en esa zona arqueológica.
“Cuando se abre un terreno nuevo, se debe ir con
precaución y lentitud. En una primera etapa, se debe entender
cómo funciona el sitio. Realizamos básicamente sondeos
de pruebas, para conocer la secuencia cronológica de la zona
‘sistema 7 venado’, y saber cómo son sus edificaciones.
Esto nos permitirá verificar si hay varias épocas
constructivas”, señaló el especialista.
Zona sin explorar
El “sistema 7 venado”, se localiza detrás
del bloque denominado Plataforma Sur; consta de un patio cuadrado
con cuatro edificios en cada lado y de una estructura alargada,
“no se sabe si es una cancha de juego de pelota o una especie
de corredor”. Al norte, hay una explanada elevada, y al sur,
una pirámide de 10 metros de altura.
Entre 1930 y 1949, el arqueólogo mexicano Alfonso
Caso ingresó en esta zona para estudiarla; desde entonces,
ha permanecido inexplorada.
“Trabajar después de 70 años en un
sitio emblemático es interesante, porque nuestra visión
de Mesoamérica, así como las técnicas de excavación,
han cambiado. Ingresar de nuevo, con las técnicas modernas,
abre la posibilidad de reinterpretar lo que Caso encontró
en su momento”, agregó Duverger.
Se contempla que el proyecto tenga una duración
de cuatro años, lo que permitirá efectuar un diagnóstico
sobre la posibilidad de restaurar la zona “sistema 7 venado”
y abrirla al público.
“Nos encontramos en un momento de investigación
pura, pero no podemos perder de vista que este trabajo puede servir
para una restauración”, apuntó.
Proyecto conjunto
Este proyecto forma parte de un convenio firmado a finales
de 2008 por el IIE, la Universidad de París-Sorbona y la
EHESS, en colaboración con el INAH, y contempla también
un programa de cooperación e intercambio académico
en materia de docencia e investigación, en disciplinas como
arqueología, historia del arte y antropología.
Asimismo, representa una oportunidad para que dos ramas
del conocimiento, la arqueología y la historia del arte,
interactúen y traten de dar respuesta a las interrogantes
que plantean el estudio de civilizaciones antiguas.
La arqueología, dijo Duverger, es una disciplina
que demanda prudencia y precisión para obtener resultados,
por lo que el programa de excavaciones se encuentra, desde 2009,
apenas en su primera fase.
“Desde nuestro punto de vista, los objetos de arte
prehispánicos no se pueden entender como objetos aislados,
tienen un significado en relación con el espacio y con otros
objetos, y el IIE es el lugar indicado para desarrollar este tipo
de investigación, porque allí se combinan las técnicas
arqueológicas y de la historia del arte”, señaló.
En el programa de excavaciones, la Universidad Nacional
participa con arqueólogos, historiadores del arte y antropólogos.
Además, por medio del IIE –con una sede académica
en el antiguo Palacio Arzobispal, en el centro histórico
de la ciudad de Oaxaca– brinda asesoría técnica.
“La UNAM nos ofreció la sede del IIE para
trabajar y hacer estudios de laboratorio, como el análisis
de la cerámica. En cuanto al programa de estudio y actividades
académicas, los realizamos de común acuerdo. Me encanta
este proyecto, porque en él están reunidos varios
investigadores, y cada uno viene con sus ideas y aportaciones”,
concluyó Duverger.