Cuando beber
y comer pasa de ser un evento natural a un obstáculo fisiológico,
que impide la alimentación de algunas personas, es prioritario
conocer las características físicas de los nutrientes
tolerables.
Para saber cómo
logran pasar ciertos líquidos por un esófago que se
constriñe, y qué densidad y viscosidad toleran los
pacientes con disfagia (dificultad para deglutir), un grupo de científicos
del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico
(CCADET) y del Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM, desarrollan
un modelo computacional, que recrea las condiciones de esa parte
del tubo digestivo y de la tráquea, y prueba la ruta de los
alimentos.
“Este
proyecto surgió a petición de la empresa alemana Fresenius
Kabi, que produce a nivel comercial en toda Europa suplementos nutricionales
para pacientes con dificultad para comer por sí mismos”,
explicó Gabriel Ascanio Gasca, coordinador del proyecto y
secretario académico del CCADET.
Mediante un
convenio entre la Universidad y esa firma, se planteó la
necesidad de conocer con precisión las características
físicas que deben tener esos suplementos, para diseñar
una bebida óptima que combine los nutrientes adecuados y
sea fácil de suministrar por vía oral.
“Se analiza
el flujo a través de la tráquea y el esófago,
para crear soluciones nutricionales para pacientes que tienen problemas
para deglutir y pasar el bolo alimenticio”, reiteró
Ascanio.
La disfagia,
o dificultad para deglutir, es un síntoma que padecen personas
a las que se les cierra el esófago, debido a trastornos como
el reflujo gastro-esofágico, ciertos tipos de cáncer,
accidentes cerebrales, enfermedad tiroidea o males neurodegenerativos
como Alzheimer o esclerosis lateral amiotrófica.
Quienes padecen
esa condición son alimentados vía intravenosa, con
sueros enriquecidos, o con preparados que van directamente al estómago,
condición desagradable para los enfermos.
Modelado del
esófago al estómago
Los investigadores
Gabriel Ascanio y Jorge Márquez, del CCADET, junto con Martín
Salinas y William Vicente, del II, han desarrollado la primera simulación
por computadora de un esófago real, órgano que siempre
se representa como un tubo flexible.
En el Laboratorio
de Imágenes y Visualización se creó un esófago
tridimensional por computadora. Para recrearlo, se usaron datos
de una base médica de Estados Unidos, que utilizó
un escáner para reproducir esa parte del tubo digestivo y
la tráquea reales de un donador de órganos, relató.
Los universitarios
han concluido con el modelado del estómago al esófago,
pero falta la tráquea, que incluye el conducto desde la boca,
y es importante para simular también la conexión bucal.
“Una vez
que esté terminado el modelo, se procederá a la parte
de la simulación para, en lugar de pasar físicamente
líquidos de diversas densidades por un paciente, hacerlo
con la computadora, donde podemos ver cómo fluyen por zonas
muy constreñidas del esófago”, dijo.
Los resultados
se pueden validar con el de galenos que utilizan trazadores que
fluorescen con rayos X, como el sulfato de bario, con los que se
ilumina el líquido que se bebe.
“Los médicos
hacen estas pruebas físicas, y nosotros con simulación
vamos cambiando las propiedades de las soluciones, hasta encontrar
la más adecuada para la problemática de cada paciente”,
añadió Ascanio.
La meta final
es recomendar qué propiedades deben tener los fluidos que
puede recibir una persona con el esófago casi cerrado.
“Así
no tendrán que experimentar con cada paciente, y en la empresa
se ocuparán de respetar las condiciones de fluidos que nosotros
recomendamos, pero ellos harán la fórmula para que
tenga los nutrientes necesarios”, comentó.
Actualmente,
el proyecto se encuentra en su primera fase. En diciembre estarán
listos los resultados preliminares y, en 2011, se entregarán
en Alemania, para que Fresenius Kabi diseñe la nueva generación
de emulsiones nutricionales, rubro en el que es líder en
Europa y varios países de Asia.
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