Boletín UNAM-DGCS-412
Ciudad Universitaria.
11:00 hrs. 10 de julio de 2010

Lucio Cárdenas


LOS MEXICANOS, EXPUESTOS A LA VIOLENCIA URBANA

 

• Se ha vuelto tan común, que todos los habitantes pueden ser víctimas de la criminalidad, destacó Lucio Cárdenas Rodríguez, de la FP de la UNAM
• Parte de la situación se relaciona con los problemas económicos y la dificultad para conseguir empleo; además, existen estudios que demuestran que en la medida que aumenta el índice de precios al consumidor, se incrementan los delitos patrimoniales, señaló

La delincuencia urbana se ha vuelto tan común, que todos los habitantes están expuestos a sufrir actos violentos; además, es generalizado vivir con temor de ser víctimas de la criminalidad, afirmó Lucio Cárdenas Rodríguez, profesor de tiempo completo de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.

Antes, recordó, se relacionaban más con cuestiones patrimoniales y se ejecutaban de diferente manera. Los delincuentes eran más habilidosos y se sujetaban a ciertas “reglas”; difícilmente portaban armas y la forma que utilizaban para el atraco dependía de sus destrezas, sin lastimar físicamente a su víctima.

Actualmente, la mayoría de la violencia es perpetrada por personas que improvisan, y creen que para conseguir dinero, basta adquirir un arma con la cuasi certeza de ser intocables y que, en el 99 por ciento de los casos, quedarán impunes, destacó el especialista en criminología y ciencias penales.

Entonces, indicó, cualquiera puede decidir dedicarse a delinquir, porque sabe que no habrá consecuencias por sus actos, ni repercusiones en su vida.

Esta situación ha traído alteraciones o distorsiones en los valores de la gente, porque en las condiciones económicas actuales, el infractor encuentra justificación en su actuar, y no lo considera un delito, señaló el también perito titular del Tribunal Superior de Justicia.

Categorías delincuenciales

Por lo menos se puede hablar de cuatro categorías delincuenciales: una es la del novato, aquel que no posee ninguna habilidad para delinquir y, por tanto, sus actos son violentos, con errores, y confía en que la suerte lo favorezca para cometer su falta. Es lo que algunos autores llaman “la etapa mágica del delito”, donde el infractor atribuye su éxito a objetos como su “ropa de la suerte” o una pata de conejo; éstos le dan valor y compensan su inexperiencia.

Este tipo de criminal es muy peligroso, porque no tiene control sobre sus acciones y puede, incluso, asesinar a sus víctimas, simplemente por falta de destreza, apuntó.

En la segunda categoría, la etapa religiosa, se incluye a los sujetos que poseen mayor experiencia; están organizados, pero la confianza en sí mismos aún no es total, y buscan protección divina. Se encomiendan al santo de su elección, o a figuras cuasi religiosas; llevan ofrendas a personajes como Jesús Malverde (santo protector de delincuentes) para tener éxito en la comisión. Siguen siendo muy peligrosos por su falta de habilidad general, agregó.

En la tercera etapa, la positiva, entran aquellos individuos capaces de calcular pérdidas, ganancias, riesgos y, con base en ello, planean su actuación; confían totalmente en ellos mismos y en su agilidad e instinto, precisó el especialista en psicología jurídica.

Causas

Es innegable que parte de la situación delincuencial que se vive –si bien es causada por múltiples factores y se relaciona con adiciones y pérdida de valores, entre otras cosas–, en buena medida tiene que ver con problemas económicos y las dificultades para conseguir trabajo.
Por ejemplo, existen estudios donde se comprueba que en la medida que aumenta el índice de precios al consumidor, se incrementan, entre otros, los delitos patrimoniales, refirió.

También, se relaciona con el hecho de no creer en la justicia, porque en México se aplica con muchas dificultades; en consecuencia, la población está molesta con las instituciones y con las estructuras sociales encargadas de protegerla, y ello genera violencia e incertidumbre, concluyó.

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Antes, los delincuentes eran más habilidosos y tenían ciertas “reglas”; difícilmente portaban armas y la forma que utilizaban para el atraco dependía de sus destrezas, sin lastimar, señaló Lucio Cárdenas