Más allá de su estado civil, todas las mujeres
tienen la misma posibilidad de sufrir discriminación por
estar embarazadas; no obstante, a medida que aumenta la edad y el
tiempo de experiencia en el empleo, disminuye ese riesgo, sostuvo
Sonia Frías Martínez, del Centro Regional de Investigaciones
Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM.
Según datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica
de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), en el periodo 2005-2006,
el 11.28 por ciento de las mexicanas contratadas por cuenta ajena
en el mercado laboral formal, trabajando como empleadas, obreras
o jornaleras, fueron víctimas de algún tipo de segregación
por estar embarazadas, refirió.
Concretamente, al 10.7 por ciento se le requirió
prueba de embarazo, y el uno por ciento sufrió despido por
esa condición, no se le renovó el contrato, o se le
disminuyó el salario, destacó.
Es un hecho que las mujeres son discriminadas por ser quienes,
principalmente, están al cargo del cuidado y crianza de los
hijos, subrayó la especialista en temas de género.
Sobre todo, la segregación en las maquilas es evidente,
y ha sido extensamente denunciada tanto a nivel nacional como internacional.
En muchas ocasiones, como requisito para la contratación
se les pide prueba de embarazo; en otras, es solicitada indirectamente
al laboratorio donde se realizan sus exámenes médicos
de rutina.
Las empresas realizan pruebas previas, o cada cierto periodo,
bajo la suposición de que la productividad de las mujeres
encintas puede ser menor, y también como forma de maximización
de beneficios, al pretender evitar el ausentismo laboral por atención
médica rutinaria, o reticencia a pagar prestaciones de maternidad
y otorgamiento de permisos marcados en la legislación.
Según la primera encuesta sobre discriminación
en el país, realizada en 2005 por la secretaría de
Desarrollo Social, el 12 por ciento de los encuestados creen que
“es preferible para la nación que las compañías
no acepten a personas encintas, aunque se limiten los derechos de
las mujeres”. De forma similar, 24.4 por ciento “pediría
un examen al solicitar empleo”, precisó.
Las mujeres “en riesgo de maternidad” (aquellas
que han sido madres y pueden volver a serlo, y quienes no lo han
sido todavía) son concebidas como personas con incapacidad
temporal, con limitaciones para desempeñar ciertas actividades
y, al mismo tiempo, son más vulnerables a los malestares
y enfermedades, agregó la coautora del informe Violencia
contra la infancia en México, realizado bajo el auspicio
de la UNICEF.
Asimismo, concluyó, no acuden a denunciar porque
en algunos casos ni siquiera saben que se están violando
sus derechos.