Los cultivos hidropónicos tienen más ventajas,
en comparación con las siembras tradicionales, porque no
dependen de las condiciones ambientales y pueden tener mayor calidad
nutricional, aseguró la especialista del Jardín Botánico
de la UNAM, Araceli Zárate Aquino.
Debido a que se pueden sembrar en cualquier época
del año, porque no existe la limitante de agotamiento de
suelo, falta de humedad, exceso de lluvia o condiciones de temperatura
que puedan afectar, “todo el tiempo podemos estar cultivando”,
destacó.
Además, en el caso de las plantas alimenticias la
producción resulta de mejor calidad, porque frecuentemente
se les pueden proporcionar los nutrimentos que requieren para que
no presenten deficiencias y, en caso de ocurrir, inmediatamente
se pueden corregir.
Con buen cuidado, se obtienen productos de mejor calidad
en cuanto al aspecto físico: son frutos de mayor tamaño,
coloración, sabor, y más sustanciales, aseveró
la también responsable del Programa de Hidroponia.
Asimismo, se reduce el ciclo de las plantas en comparación
con el cultivo tradicional. En el caso del jitomate, ejemplificó,
se disminuye hasta en dos semanas; entonces, si se pretende comercializar
implica grandes beneficios, porque se pueden producir más
cosechas en menos tiempo, o planear la producción para que
se obtenga cuando los competidores no lo pueden abastecer, puntualizó
Zárate Aquino.
En condiciones óptimas, con la técnica tradicional
y la hidropónica se obtendría el mismo resultado,
pero en el primer caso se requiere mano de obra para la preparación
del suelo, o maquinaria, lo que aumenta la inversión.
Además, el mayor problema que suelen tener algunos
agricultores que cultivan en suelo es la carencia de recursos económicos
y asesoría técnica para abastecer a la planta de los
nutrimentos necesarios, y generalmente, sólo emplean dos
fertilizaciones al año.
En ese proceso, prosiguió, se presenta una serie
de variaciones climáticas, algunos nutrientes en el suelo
se volatilizan y otros tienen movilidad lenta, y eso no ocurre en
el cultivo hidropónico, porque se diluyen en el agua, y la
planta los puede absorber sin ningún problema, de manera
más rápida.
También, es versátil en cuanto a los sustratos
que se pueden utilizar, y es factible sembrar cualquier especie
vegetal; incluso, estas características permiten hacerlo
a escala pequeña –en casa- y a nivel comercial.
El objetivo de la hidroponía es cultivar sin utilizar
suelo, como tradicionalmente se hace; se emplean diversos materiales
que van desde agua, como sustrato líquido, hasta una amplia
variedad de sustratos sólidos.
Originalmente, comentó la especialista, la planta
se metía a un recipiente para que ahí desarrollara
raíces y surgiera el producto; sin embargo, se desperdicia
mayor cantidad de líquido, y si un ejemplar está contaminado
puede enfermar a los demás con facilidad. Además,
el control del proceso resulta más complicado porque frecuentemente
se deben remover, y requiere que la persona cuente con mayor experiencia
para realizar esa práctica.
Posteriormente, se utilizaron otros materiales sólidos,
más accesibles en su manejo. Algunas opciones son el tezontle,
económico y común en México, y la agrolita
o vermiculita, que se caracterizan por retener la humedad.
También, es posible emplear aserrín o paja
de trigo, pero no resulta tan recomendable porque los materiales
se van degradando rápidamente por la presencia de hongos
y bacterias que pueden dañar al cultivo.
“Es preferible el uso de productos inorgánicos,
que sólo sustituyan al suelo para su función de anclaje
y retención de humedad”, señaló Zárate.
Se puede emplear cualquier material como base del cultivo,
sólo se debe cuidar que no sean metales oxidables; pueden
ser de madera o barro, siempre y cuando se ponga una capa aislante
que impida la pérdida de humedad, pero lo más recomendable
es que sean de plástico, porque ayudan a retener la humedad.
En cuanto a los cuidados que requieren, sugirió
fertilizarlos constantemente para aprovisionar nutrientes necesarios,
y no olvidar regarlos, porque el material que se utiliza drena el
agua con facilidad; también se debe observar que no tengan
plagas o enfermedades y podar las plantas que lo requieran.
No obstante, la especialista señaló que uno
de los inconvenientes es la inversión inicial, porque se
deben comprar macetas, semillas, sustratos y fertilizantes; pero
al paso del tiempo se recupera la inversión, más aún
si se venden los productos.
Esta técnica empezó desde la década
de los 40, y se dice que tropas estadounidenses e inglesas se abastecían
de alimentos a partir de ella, relató.
En México no ha tenido gran difusión, y aunque
cada día se conoce más, es necesario difundirla en
zonas alejadas del país, donde haya limitantes de suelo,
falta de agua, o donde pueda resolver problemas de alimentación.
En el Jardín Botánico de la UNAM se imparten
dos cursos a lo largo del año; se enseña la aplicación
de la hidroponia en la siembra de hortalizas, y se conoce la variedad
de materiales que se manejan para cada uno de los elementos en ese
sistema.
La idea es que las personas puedan producir sus plantas
en casa, y cultiven sus propias lechugas, betabeles, jitomates,
lo que implica un ahorro en la economía familiar y la provisión
de alimentos de mejor calidad, concluyó.