Boletín UNAM-DGCS-399
Ciudad Universitaria.
11:00 hrs. 4 de julio de 2010

Araceli Zárate Aquino


LOS CULTIVOS HIDROPÓNICOS, CON MAYORES VENTAJAS QUE LAS SIEMBRAS TRADICIONALES

 

• Se pueden hacer en cualquier época del año, porque no existe la limitante de agotamiento de suelo, falta de humedad o exceso de lluvia, señaló Araceli Zárate Aquino, del Jardín Botánico de la UNAM
• En el caso de las plantas alimenticias, la producción resulta de mejor calidad, porque se les pueden proporcionar los nutrimentos que requieren, dijo
• Es necesario que se conozcan en zonas alejadas, donde haya limitantes de suelo, falta de agua, o se puedan resolver problemas de alimentación

Los cultivos hidropónicos tienen más ventajas, en comparación con las siembras tradicionales, porque no dependen de las condiciones ambientales y pueden tener mayor calidad nutricional, aseguró la especialista del Jardín Botánico de la UNAM, Araceli Zárate Aquino.

Debido a que se pueden sembrar en cualquier época del año, porque no existe la limitante de agotamiento de suelo, falta de humedad, exceso de lluvia o condiciones de temperatura que puedan afectar, “todo el tiempo podemos estar cultivando”, destacó.

Además, en el caso de las plantas alimenticias la producción resulta de mejor calidad, porque frecuentemente se les pueden proporcionar los nutrimentos que requieren para que no presenten deficiencias y, en caso de ocurrir, inmediatamente se pueden corregir.

Con buen cuidado, se obtienen productos de mejor calidad en cuanto al aspecto físico: son frutos de mayor tamaño, coloración, sabor, y más sustanciales, aseveró la también responsable del Programa de Hidroponia.

Asimismo, se reduce el ciclo de las plantas en comparación con el cultivo tradicional. En el caso del jitomate, ejemplificó, se disminuye hasta en dos semanas; entonces, si se pretende comercializar implica grandes beneficios, porque se pueden producir más cosechas en menos tiempo, o planear la producción para que se obtenga cuando los competidores no lo pueden abastecer, puntualizó Zárate Aquino.

En condiciones óptimas, con la técnica tradicional y la hidropónica se obtendría el mismo resultado, pero en el primer caso se requiere mano de obra para la preparación del suelo, o maquinaria, lo que aumenta la inversión.

Además, el mayor problema que suelen tener algunos agricultores que cultivan en suelo es la carencia de recursos económicos y asesoría técnica para abastecer a la planta de los nutrimentos necesarios, y generalmente, sólo emplean dos fertilizaciones al año.

En ese proceso, prosiguió, se presenta una serie de variaciones climáticas, algunos nutrientes en el suelo se volatilizan y otros tienen movilidad lenta, y eso no ocurre en el cultivo hidropónico, porque se diluyen en el agua, y la planta los puede absorber sin ningún problema, de manera más rápida.

También, es versátil en cuanto a los sustratos que se pueden utilizar, y es factible sembrar cualquier especie vegetal; incluso, estas características permiten hacerlo a escala pequeña –en casa- y a nivel comercial.

El objetivo de la hidroponía es cultivar sin utilizar suelo, como tradicionalmente se hace; se emplean diversos materiales que van desde agua, como sustrato líquido, hasta una amplia variedad de sustratos sólidos.

Originalmente, comentó la especialista, la planta se metía a un recipiente para que ahí desarrollara raíces y surgiera el producto; sin embargo, se desperdicia mayor cantidad de líquido, y si un ejemplar está contaminado puede enfermar a los demás con facilidad. Además, el control del proceso resulta más complicado porque frecuentemente se deben remover, y requiere que la persona cuente con mayor experiencia para realizar esa práctica.

Posteriormente, se utilizaron otros materiales sólidos, más accesibles en su manejo. Algunas opciones son el tezontle, económico y común en México, y la agrolita o vermiculita, que se caracterizan por retener la humedad.

También, es posible emplear aserrín o paja de trigo, pero no resulta tan recomendable porque los materiales se van degradando rápidamente por la presencia de hongos y bacterias que pueden dañar al cultivo.

“Es preferible el uso de productos inorgánicos, que sólo sustituyan al suelo para su función de anclaje y retención de humedad”, señaló Zárate.

Se puede emplear cualquier material como base del cultivo, sólo se debe cuidar que no sean metales oxidables; pueden ser de madera o barro, siempre y cuando se ponga una capa aislante que impida la pérdida de humedad, pero lo más recomendable es que sean de plástico, porque ayudan a retener la humedad.

En cuanto a los cuidados que requieren, sugirió fertilizarlos constantemente para aprovisionar nutrientes necesarios, y no olvidar regarlos, porque el material que se utiliza drena el agua con facilidad; también se debe observar que no tengan plagas o enfermedades y podar las plantas que lo requieran.

No obstante, la especialista señaló que uno de los inconvenientes es la inversión inicial, porque se deben comprar macetas, semillas, sustratos y fertilizantes; pero al paso del tiempo se recupera la inversión, más aún si se venden los productos.

Esta técnica empezó desde la década de los 40, y se dice que tropas estadounidenses e inglesas se abastecían de alimentos a partir de ella, relató.

En México no ha tenido gran difusión, y aunque cada día se conoce más, es necesario difundirla en zonas alejadas del país, donde haya limitantes de suelo, falta de agua, o donde pueda resolver problemas de alimentación.

En el Jardín Botánico de la UNAM se imparten dos cursos a lo largo del año; se enseña la aplicación de la hidroponia en la siembra de hortalizas, y se conoce la variedad de materiales que se manejan para cada uno de los elementos en ese sistema.

La idea es que las personas puedan producir sus plantas en casa, y cultiven sus propias lechugas, betabeles, jitomates, lo que implica un ahorro en la economía familiar y la provisión de alimentos de mejor calidad, concluyó.

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Fotos

La idea del cultivo hidropónico es que las personas puedan producir sus plantas en casa, y cultiven sin ningún problema sus propias lechugas, betabeles y jitomates, consideró Araceli Zárate Aquino.