Boletín UNAM-DGCS-396
Ciudad Universitaria.
13:15 hrs.2 de julio de 2010


Ingeborg Becker


ESTUDIAN UNIVERSITARIOS CÓMO COMBATIR LA LEISHMANIASIS

 

• Esta enfermedad incurable es causada por un protozoario intracelular del género leishmania, transmitido por hembras de moscos del género lutzomyia
• Destruye tejidos y, en su más letal variante, órganos internos
• Un objetivo de los científicos es desarrollar una vacuna, no sólo para humanos, sino también para mascotas

La leishmaniasis es una afección incurable, causada por un protozoario intracelular del género leishmania, transmitido por hembras de moscos del género lutzomyia, muy comunes en todo el mundo. Destruye tejidos y, en su más letal variante, órganos internos.

“Cuando la persona infectada atraviesa por un periodo de supresión inmune por medicamentos, infecciones o edad, la enfermedad aparentemente eliminada vuelve a surgir. Es algo que debe tenerse en cuenta, pues quizá se logren eliminar los síntomas más aparatosos y controlarla, pero persistirá”, dijo Ingeborg Becker, quien desde hace más de una década coordina un grupo de investigación en la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, dedicado a estudiar la etiología, transmisión y tratamiento de la leishmaniasis en el país.

Los universitarios diseñaron un novedoso método de diagnóstico molecular que permitirá detectar la infección en pacientes, el insecto vector, y los reservorios mamíferos.

En México, la zona comprendida por Tabasco, Campeche, Chiapas, Oaxaca y Quintana Roo es donde más casos se han registrado, al grado que se considera endémica. Sin embargo, recientemente se han reportado en la frontera con Texas, Estados Unidos.

La situación motivó a los investigadores a detectar nuevos reservorios (mamíferos infectados) y vectores (insectos transmisores) que pudieran estar activos en ese territorio; entonces, lograron descubrir casos de leishmaniasis asociados a sitios desérticos, como ocurre en otras partes del mundo.

Además, el traslado de zonas de calor y humedad, como consecuencia del cambio climático, ha ocasionado que la franja de la enfermedad también se traslade no sólo en América, sino en Europa, donde se ha observado que moscos del género lutzomyia pueden contaminar a las mascotas de quienes vacacionan en el Mediterráneo.

“Una vez infectadas, son reservorios de donde las hembras de los moscos toman sangre, con lo que se esparce la leishmaniasis”, explicó Becker.

Un reservorio nuevo

Con la colaboración de distintos grupos de especialistas de la UNAM, como biólogos, mastozoólogos y entomólogos, entre otros, y el apoyo de la secretaría de Salud, los investigadores corroboraron, mediante metodologías de biología molecular, la presencia de vectores contagiados en las zonas referidas.

Asimismo, con ayuda de expertos del Instituto de Ciencias Nucleares y del Instituto de Biología de esta casa de estudios, Becker y su equipo perfeccionaron un método para detectar el fenómeno migratorio del padecimiento.

Analizan bases de datos geográficos de distintos nichos ecológicos, donde se ha registrado la leishmaniasis, para predecir los lugares donde pudiera aparecer un foco de infección.

“Hay muchas especies de moscos del género lutzomyia, y en este estudio, detectamos cuáles de las existentes en México están infectadas; a partir de modelos matemáticos aplicados a la medicina, encontramos un reservorio nuevo, una especie de murciélago migratorio que estaría esparciendo la enfermedad más allá de lo que pueden hacer las hembras de los moscos. Ya alertamos a las autoridades de salud sobre este nuevo nicho de transmisión”, indicó.

Variantes

La leishmaniasis se presenta con variantes (cutánea, cutánea diseminada y mococutánea). En el sureste de México se conoce la cutánea, la menos agresiva, aunque se ha detectado la cutánea diseminada en otras zonas del país. Los investigadores se han preguntado si este fenómeno depende del fondo genético de la población, del reservorio, del vector, o de las tres cosas.

Para contestar a ese cuestionamiento analizan, junto con miembros del Instituto Nacional de Medicina Genómica, la genética de los habitantes.

Además, estudian los componentes de la saliva de las hembras de moscos, que evolucionaron con el parásito y han desarrollado una manera de facilitar la infección: mediante su probóscide (aparato bucal) inoculan en la sangre analgésicos y vasodilatadores, facilitan la propagación del parásito y, al mismo tiempo, inhiben algunos componentes de la respuesta inmune.

Vacuna con una bacteria atenuada

Un objetivo de los científicos universitarios es desarrollar una vacuna, “no sólo para humanos, sino también para mascotas, porque son excelentes reservorios del parásito”, indicó Becker.

Parte del problema para crear una inoculación es que el protozoario del género leishmania es un parásito intracelular que permanece oculto. Tradicionalmente, las vacunas están diseñadas para generar anticuerpos, pero si éstos se crean, no “ven” al parásito porque está dentro de la célula.


Por lo tanto, se debe desarrollar una que acabe con el parásito, matando a la célula que lo alberga, lo que se logra con otra célula llamada citotóxica, mediante un proceso conocido como apoptosis (muerte celular).

César González Bonilla, del Centro Médico La Raza, del IMSS, diseñó una vacuna en la que una molécula del protozoario se expresa en la superficie de una bacteria atenuada (Salmonella typhimurium), para que ésta sirva como acarreadora de moléculas del parásito. Se aplicará por nebulización, aunque primero se probará en animales de laboratorio.

Con la utilización de Salmonella typhimurium se disparará una respuesta inmune. “Estamos convencidos que ese proceso de vanguardia será el nuevo camino para lograr protección no sólo contra la leishmaniasis, sino también contra otras enfermedades, como cánceres, donde es necesario acabar con una célula infectada”, concluyó.

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Fotos

La leishmaniasis es una afección incurable que destruye tejidos y, en su más letal variante, órganos internos.