Boletín UNAM-DGCS-385
Ciudad Universitaria.
11:00 hrs. 27 de junio de 2010

Guilhem Olivier Durand


EL SACRIFICIO HUMANO, CLICHÉ DEL MÉXICO ANTIGUO

 

• No es un práctica exclusiva de Mesoamérica, pues también se dio en otros continentes, explicó Guilhem Olivier Durand, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM
• El libro El sacrificio humano en la tradición religiosa mesoamericana, llenará un vacío bibliográfico y brindará una mirada científica del ritual, aseguró

El sacrificio humano se ha vuelto un cliché del México antiguo, pues cada que se piensa en él, se recrea con pirámides y sacerdotes con dagas de obsidiana. Esta práctica, si bien ha sido importante en Mesoamérica, también se ha registrado en otros continentes y épocas, detalló el especialista en religión prehispánica del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM, Guilhem Olivier Durand.

Los romanos, galos, pueblos africanos, chinos, indios o griegos lo practicaban en la antigüedad. Aunque pareciera que este ritual es exclusivo de México, se trata de un fenómeno religioso presente a lo largo de la historia humana, comentó.

Coordinado por el arqueólogo Leonardo López Luján y el historiador Guilhem Olivier, el libro El sacrificio humano en la tradición religiosa mesoamericana (México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, 2010), busca llenar un vacío bibliográfico, pues aunque hay algunas monografías de calidad, no existía hasta ahora una obra científica que abarcara el tema en toda Mesoamérica.

Por ello, agregó Olivier, una de las ideas centrales de este trabajo era que expertos de distintas disciplinas y nacionalidades analizaran el fenómeno -desde los olmecas hasta los mexicas- y dieran una visión temporal y geográfica más completa.

“Fruto de un coloquio organizado en el Museo del Templo Mayor en septiembre de 2007, el libro colectivo reúne las contribuciones de 28 especialistas de Japón, Bélgica, Francia, Estados Unidos y México, entre antropólogos físicos, arqueólogos, historiadores y antropólogos. De hecho, algunos trabajan con pueblos actuales, pues aunque el sacrificio humano desapareció en nuestro país, varias comunidades aún practican con animales, en continuidad con las tradiciones antiguas”, expresó.

Editado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el IIH de la UNAM, esta obra estudia diferentes matices del fenómeno, mediante un análisis científico, no reduccionista ni caricaturesco.

Hace 20 años, relató el historiador, se pensaba que el sacrificio humano no era practicado en Teotihuacan o entre los mayas del periodo clásico; sin embargo, hallazgos en la Pirámide de la Luna y en el Templo de Quetzalcóatl, delatan que se trataba de algo habitual.

“Se descubrieron restos de personas con los brazos atados en la espalda y huellas que los antropólogos físicos interpretan como pruebas de actos sacrificiales”.

También se expone la existencia de una gran variedad de prácticas en Mesoamérica, cada una con un significado distinto. Siempre se pensó que la cardiectomía (o sacrificio por arrancamiento del corazón) se llevaba a cabo para alimentar al Sol, pero los propósitos fueron muy diversos.

“Aunque hay bases y prácticas comunes, había importantes variantes regionales y temporales. Inaugurar un edificio, acabar con una sequía o alimentar a los dioses eran argumento suficiente para el ritual”.


Otro hallazgo es que en la guerra no se buscaba matar al enemigo, sino capturarlo para después sacrificarlo. Entre los mexicas, de los que tenemos más detalles por las fuentes escritas, había varias categorías de víctimas.

Los guerreros o enemigos cautivados servían de “alimento” para los dioses. También se sacrificaban niños, a veces ofrecidos por sus padres por enfermedad o malformaciones, con la idea de que las deidades los recibirían. Las fuentes escritas no especifican que los infantes estuvieran en esas condiciones, pero los antropólogos físicos lo comprobaron”.

También, apuntó, eran sacrificados ancianos, mujeres maduras, jóvenes y demás. La víctima variaba según el dios al que iba dedicada, pues la fisionomía o la categoría social importaban a la hora de elegir al sujeto.

En Mesoamérica, los dioses sí mueren a través de representantes humanos, para después renacer fortalecidos.

“Se mataba a un personaje que personifica a la deidad, pero al hacerlo de manera sacrificial, adquiere una nueva energía para volver a nacer, según los ciclos calendáricos escenificados en las fiestas”.

Tanto especialistas como el público en general descubrirán datos nuevos, como algunos hallazgos en Tlatelolco. Los cráneos perforados que eran colgados en los tzompantli, se creía pertenecían a guerreros sacrificados; no obstante, los antropólogos físicos descubrieron que la mitad correspondía a mujeres.

Olivier subrayó que aún secarece de datos que indiquen en qué época se realizaron más sacrificios, pues aunque se pensaba que éstos datan de antes de la llegada de los españoles, no está comprobado.

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Fotos

Guilhem Olivier, del Instituto de Investigaciones Históricas, señaló que, contrario a lo que se creía, los teotihuacanos y mayas del periodo clásico sí practicaron el sacrificio humano.