Con imágenes de resonancia magnética funcional,
obtenidas con un aparato de tres teslas (una tesla es la unidad
de densidad de flujo magnético), un equipo de investigadores
del Instituto de Neurobiología (INb) de la UNAM, campus Juriquilla,
encontró que la reacción del cerebro frente a imágenes
o situaciones de sufrimiento es más intensa en mujeres que
en hombres.
“Las áreas cerebrales que se activan en ellas
son más numerosas y se distribuyen en una zona más
amplia que en los varones, lo que podría significar que aquéllas
experimentan una mayor empatía que éstos frente a
situaciones o imágenes de sufrimiento”, dijo Fernando
A. Barrios Álvarez.
Este método permite observar “en vivo”
estructuras cerebrales, mientras el sujeto realiza una tarea específica
y analizar diversos procesos cognitivos, como el asociado al sentimiento
de la compasión.
“Hemos presentado nuestros trabajos en congresos
internacionales, y ya enviamos un artículo a la revista SCAN
(Social Cognitive and Affective Neuroscience) para su publicación”,
comentó.
El alumno de doctorado Roberto E. Mercadillo Caballero
llevó a cabo una investigación para su tesis de maestría,
en la que observó la percepción de varios sujetos-control
frente al sufrimiento de un tercero.
“A ocho hombres y ocho mujeres sanos se les presentaron
imágenes con una carga emocional alta, en combinación
con otras neutras, para determinar cuáles son las áreas
cerebrales que se activan cuando se observan imágenes que
despiertan el sentimiento de la compasión”, explicó
Barrios Álvarez.
Con el estudio de resonancia magnética funcional
se vio que las áreas cerebrales activadas en ellas se distribuían
en una zona amplia, en tanto que las activadas en los varones eran
más específicas.
Resonador de tres teslas
El resonador de tres teslas que se utilizó en esta
investigación fue adquirido por el INb e instalado en su
Unidad de Resonancia Magnética, con un donativo del Conacyt
y otras fuentes de financiamiento.
“Con él se pueden obtener imágenes
de resonancia magnética para uso clínico y de investigación”,
afirmó.
La capacidad de un instrumento como éste se mide
por la intensidad del campo magnético de su imán principal.
Un resonador estándar para estudios de rutina común
es de 1.5 teslas. Para estudios clínicos, la mayor capacidad
autorizada son tres teslas.
La imagen por resonancia magnética se considera
una metodología segura porque no expone al sujeto a radiación
ionizante, sino a radiación por radiofrecuencia, similar
a la que se utiliza en los teléfonos celulares.
Aunque la aplicación es para todo el cuerpo, donde mayor
desarrollo ha tenido es en el sistema nervioso central (SNC).
Como este tipo específico de imágenes es
muy sensible a los cambios locales del flujo sanguíneo, se
puede medir con él, en forma indirecta, el estado de oxigenación
del tejido cerebral.
Cuando las neuronas de un área se activan, generan
un cambio local en el estado de oxigenación de la sangre
que rodea esa zona, abundó.
“Podemos medir esto con la resonancia magnética
funcional, o contraste BOLD (Blood Oxygenation Level Dependent).
Significa que, en forma indirecta, somos capaces de hacer un mapa
de la actividad neuronal que se relaciona con la tarea específica
que el individuo hacía en ese momento”, apuntó
el investigador.
De esta manera, los científicos universitarios han
podido determinar cuáles estructuras cerebrales se activan
durante la visión de fotografías que muestran procesos
o casos que disparan el sentimiento de compasión.