Boletín UNAM-DGCS-354
FES Cuautitlán.
11:00 hrs. 12 de junio de 2010

 


INVESTIGA LA FES CUAUTITLÁN PATOLOGÍAS EN OVINOS Y CAPRINOS

 

• Jorge Tórtora Pérez, académico del Programa de Medicina Veterinaria y Zootecnia de esa entidad universitaria, participa en un equipo multidisciplinario que desarrolla soluciones farmacéuticas para enfermedades en estos animales
• La falta de selenio en el suelo de algunas regiones del país, provoca que su leche y carne carezcan de ese elemento

La deficiencia de selenio en el suelo en algunas regiones del país, provoca que la leche y la carne de algunos animales carezcan de ese elemento. Ante ello, el académico del Programa de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán, Jorge Tórtora Pérez, participa en un equipo multidisciplinario que desarrolla soluciones farmacéuticas para enfermedades en ovinos y caprinos.

La falta de selenio, que puede traer consecuencias graves para la población, es un problema serio en prácticamente toda la nación, excepto en entidades como Chihuahua y Coahuila. Desde el punto de vista veterinario, su falta se traduce en menor eficiencia productiva de los animales, aseguró.

La principal fuente de selenio para el humano es la carne; los vegetales no lo contienen, y los pocos que lo poseen suelen ser deficientes. Además, el problema se agrava por tierras pobres en ese elemento y ricas en azufre.
Se ha comprobado que trabaja sobre enzimas, —moduladores metabólicos que actúan en los procesos de oxidación y reducción en células—, tejidos y síntesis de hormonas, relacionados con los cánceres de mama y próstata, agregó.

El selenio y la tiroides

Como parte de su trabajo, Tórtora Pérez ha encontrado un campo de investigación relativamente inexplorado: la relación de ese elemento con problemas en la glándula tiroides, que le ha permitido establecer un vínculo de estudio con Carlos Valverde, del Instituto de Neurobiología (INb) de la UNAM, campus Juriquilla.

Al interior de la glándula, una enzima se encarga de unir el yodo a la hormona tiroidea, pero si falta selenio la síntesis es defectuosa.

Un segundo nivel de acción, tal vez más importante, consiste en que al salir de la glándula, la hormona es inactiva, llega a los tejidos periféricos donde se activa con la pérdida de yodo; cuatro enzimas son las encargadas de separar el yodo y, de ellas, tres dependen del selenio. Por esta razón la carencia puede afectar la función de la tiroides a nivel central y periférico, explicó.

Esta relación de variables es poco estudiada a nivel mundial, aunque un grupo belga trabaja en África Central, donde se han registrado problemas de tiroides; en China se examina porque han tenido problemas cardiacos derivados, y en Escocia, se ha relacionado la falta del elemento con baja fertilidad en hombres, señaló.

Asimismo, expuso que existen suplementos, pero son poco eficientes. Por ello, en Estados Unidos comenzaron a enriquecer al ganado con selenio, para que su carne tenga niveles superiores a los normales.

De igual forma, personas con VIH que son adicionadas con ese elemento tienen mejor respuesta inmune; no es una cura ni ataca al virus, pero favorece el funcionamiento del sistema inmunológico, al igual que en el resto de los animales.


Otra problemática, continuó, se encuentra en los pacientes hospitalizados que se mantienen con aportes por venoclisis —inyección intravenosa de inserción lenta, que puede contener medicamentos, suero o cualquier otra sustancia que se requiera–, compuestos por glucosa, aminoácidos y otras sustancias para mantener el estatus metabólico; se han registrado decesos porque no hay selenio en el suero.

Patología en ovinos y caprinos

En otra línea de investigación, Tórtora Pérez estudia una enfermedad que afecta la capacidad reproductiva de los carneros, la epididimitis, que consiste en la inflamación del túbulo —que lleva el material seminal desde el testículo—, resultado de la presencia de una bacteria. Un área de trabajo a corto y mediano plazo es la mecánica de acción, es decir, cómo funciona la respuesta inmune.

También, en colaboración con otros científicos, se ha analizado el control del parásito protozoario del género Eimeria, que produce la coccidiosis, propia de cada especie. En particular, se buscan alternativas al problema de productores de cabras que no proporcionan suplementos a los animales, y no pueden utilizar estrategias de medicación en el alimento.

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Fotos

Jorge Tórtora Pérez, académico del Programa de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la FES Cuautitlán.