Un invierno frío es aquella situación
climatológica en la que la temperatura promedio es de 12
grados centígrados durante un mes, como mínimo. En
el país, existen zonas habitadas, rurales y marginadas, ubicadas
a más de tres mil metros de altura sobre el nivel del mar,
donde esa condición dura todo el año, señalaron
María Inés Ortiz Álvarez y Rosalía Vidal
Zepeda.
En el estudio “Población expuesta a inviernos
fríos en México”, las investigadoras del Instituto
de Geografía (IG) de la UNAM, que trabajan en un proyecto
que aborda el tema de los asentamientos expuestos a riesgos climatológicos,
encontraron que las regiones norte y central de la nación
padecen inviernos fríos de diversos tipos.
Inviernos fríos, del tipo 1 al 4
Los inviernos muy largos tipo 4, duran de nueve a 12
meses; azotan porciones de la sierras Madre Occidental (Tarahumara
y Tepehuanes –en Chihuahua– y Durango), Madre Oriental
(Parras y Las Mitras, en Coahuila), de San Pedro Mártir
(Baja California) y de San Lázaro (Baja California Sur),
entre otras.
A menor altitud (entre mil 200 y tres mil metros sobre
el nivel del mar), en lugares como Las Truchas, El Salto y San
Miguel Lobo, en la Sierra de Durango, padecen inviernos largos
tipo 3, que persisten de seis a ocho meses.
Mientras, en la región centro, en la Sierra Volcánica
Transversal, en altitudes mayores a dos mil 800 metros sobre el
nivel del mar, como Río Frío, en el Estado de México,
y La Marquesa, en el DF, los inviernos también son largos.
Los inviernos medios tipo 2, que permanecen de cuatro
a cinco meses, se sienten en la región fronteriza de la
Sierra de Sonora y Tarahumara, en el valle de Toluca (Estado de
México), en las laderas del Ajusco, de la Sierra Nevada
(Popocatépetl e Iztaccíhuatl), del Pico de Orizaba
y del Cofre de Perote.
En tanto, los inviernos tipo 1, que duran de uno a tres
meses, con temperaturas menores a 12 grados, afectan a quienes
viven en el noroeste de Sonora, en el norte de la altiplanicie
mexicana y en el centro, en los valles intermontanos y en las
laderas bajas de las sierras mencionadas.
Prevalencia
Con base al cálculo municipal de la población
y territorios afectados, la prevalencia de inviernos fríos
impacta a la población localizada en 22 entidades federativas
(13 del norte y nueve del centro del país).
Por medio de un Sistema de Información Geográfica
(SIG) se seleccionaron los espacios, así como los asentamientos
realmente afectados, y el porcentaje se ubicó en 33.5 por
ciento de la población nacional.
A ese porcentaje, según datos censales de 2000,
corresponden 31 millones 967 mil 71 personas, que viven en 647
municipios, es decir, en una cuarta parte del territorio mexicano
(26.4 por ciento).
Los inviernos tipo 1, afectan a 45 por ciento de la población
del norte; los tipo 2, al 21 por ciento, y los tipo 3, a 0.1 por
ciento.
En la zona centro, donde habita el 78 por ciento de la
población afectada, los inviernos tipo 1 son dominantes
y afectan al 51 por ciento (12 millones 979 mil 477 personas).
Las entidades más afectadas son el Estado de México
y Distrito Federal.
Los inviernos tipo 2 perturban a todos los municipios
de Tlaxcala, y los tipo 3 caracterizan al municipio de Rayón,
en el Estado de México.
Sin embargo, entidades como Hidalgo, México, Morelos,
Puebla y Veracruz registran poblaciones afectadas parcialmente
por inviernos de varios tipos.
Fluctuaciones y oscilaciones
Los inviernos son causados por el paso de frentes fríos,
y dependiendo de la masa polar que los acompañe, pueden
afectar a casi todo el territorio nacional. Algunos han cubierto
espacios del Istmo de Tehuantepec y de la península de
Yucatán.
En la década de los 90, ocurrieron “inviernos
tibios”, debido a que disminuyó el número
de frentes fríos; el promedio entonces fue de 33, aunque
en el invierno de 1992-93 se presentaron 48.
A partir del nuevo milenio, el número de frentes
fríos descendió: en el invierno de 2000-01 hubo
25, y en el de 2005-06, 24, Sin embargo, este año han ocurrido
42, y se pronostica que esta cifra se incremente a 45.
Durante un invierno puede haber oscilaciones entre un
día cálido y una noche muy fría, sobre todo
en la zona norte. En Ciudad Juárez y Mexicali, por ejemplo,
la temperatura diurna puede alcanzar hasta 30 grados centígrados
y disminuir hasta menos cinco.
Al respecto, Vidal Zepeda señaló que “en áreas
con inviernos tipo 3 y 4, se presentan inviernos nocturnos, en
los que se registra una temperatura muy baja en las madrugadas.
En Madero, Ciudad Cuauhtémoc y Temósachi, uno se
despierta con temperaturas inferiores a cero grados centígrados.
Además, los especialistas de la salud deben tomar en cuenta
la termocepción (la sensación humana respecto al
frío o el calor), variable en cada persona”.
La temperatura extrema afecta principalmente la salud
de niños, ancianos, y a ciertos enfermos como los diabéticos,
que por las neuropatías periféricas, tienden a perder
sensibilidad en manos y pies, dijo.
Impacto, según estrato social
El impacto de los inviernos fríos en las poblaciones
varía de acuerdo al estrato social, la condición
de marginación, el tipo de vivienda, la edad de las personas,
los servicios (especialmente médico-hospitalarios) y la
localización geográfica de los asentamientos.
Según un estudio realizado por Ortiz Álvarez
y Vidal Zepeda en Chihuahua, quienes habitan a más de dos
mil metros sobre el nivel del mar, sufren en mayor medida las
consecuencias del frío. A mayor altitud, los inviernos
son más largos y, con frecuencia, más intensos.
Ortiz Álvarez explicó que en esas zonas
abundan los casos de enfermedades respiratorias agudas, como bronquitis
y neumonía, que pueden derivar en la muerte de quienes
las padecen. En la montaña, por ejemplo, fallecen de padecimientos
bronquiales y casi no hay ancianos, y cuando una persona enferma,
recurre a remedios caseros, insuficientes para curarse, porque
los centros de salud están muy distantes.
Finalmente, Vidal Zepeda indicó que “Chihuahua
es el estado con más casos de enfermedades infecciosas
del aparato respiratorio. En el invierno de 2007-08, se reportaron
más de 100 mil, mientras que en el verano (abril y mayo)
hubo 30 mil. En el invierno de 2008-09, acudieron a los servicios
hospitalarios entre 90 mil y 100 mil personas, mientras que en
el verano lo hicieron 25 mil”.