Hoy día, lenguaje y educación hacen factible
la construcción de nuevos proyectos colectivos para el
desarrollo de la sociedad, porque son los núcleos a partir
de los que se potencian la inteligencia, y el hacer; sin ellos,
imperan la ignorancia, el oscurantismo y la violencia, aseguró
el rector de la UNAM, José Narro Robles.
“Sin un buen manejo de la lengua cualquier proceso
educativo se dificulta”, dijo en la ceremonia en que la
Universidad Nacional, y más de un centenar de instituciones
de educación superior de Hispanoamérica, firmaron
el convenio marco multilateral que regula el funcionamiento del
Sistema Internacional de Certificación del Español
como Lengua Extranjera (SICELE), promovido por el Instituto Cervantes.
No obstante, advirtió que la amenaza de la globalización
se cierne en torno a la sobrevivencia de las sociedades originarias
y de las lenguas en el mundo. Si queremos proteger al español,
tenemos un compromiso ético con las demás lenguas,
apuntó.
En el Paraninfo de la Universidad de Guadalajara (UdG),
ante decenas de rectores y representantes de casas de estudio
de España y América Latina, refirió que otro
de los peligros tiene que ver con la corrupción del lenguaje,
enfermedad que alienta la descomposición de la palabra,
la fractura de las frases o la degradación del argumento.
Narro afirmó que las lenguas son el archivo de
los conocimientos acumulados por una sociedad a lo largo de los
siglos. Por eso, deben ser entendidas como un patrimonio cultural,
inmaterial pero vivo, de la humanidad, que responden a un historicismo
que las hace dinámicas y cambiantes.
El lenguaje tiene tal alcance que para muchos autores
representa la forma de adueñarse del mundo, la manera de
darle sentido al pensamiento, la ocasión de expresar las
emociones. Su fuerza es tal, que la palabra cordial e inteligente
es el antídoto de la violencia; entre mayores sean los
niveles de educación y de manejo del lenguaje, mayores
serán las posibilidades de resolver en paz, con diálogo
y uso de la razón, cualquier diferendo.
Por su parte, Carmen Caffarel Serra, directora del Instituto
Cervantes, explicó que la firma de este convenio fomentará
un sistema interconectado de colaboración entre instituciones,
que propicie la transferencia del conocimiento y las tecnologías,
la divulgación de buenas prácticas y el desarrollo
de la lingüística aplicada al español como
lengua extranjera.
Al considerar que con este acto “escribimos una
página entre todos los presentes”, Ángel Gabilondo
Pujol, ministro de Educación de España, sostuvo
que el español no es propiedad de nadie, es patrimonio
común, de todos nosotros, de alguien que aglutina y congrega
diferencias, compartiéndolas y preservándolas. El
español es una lengua plural, sin otro propietario ni destinatario
que los pueblos, de ellos nace y a ellos se dirige.
Para Marco Antonio Cortés Guardado, rector de
la UdG, la certificación de la calidad de la enseñanza
de la lengua extranjera en nuestras instituciones puede ser de
gran atractivo para todos los alumnos que quieren estudiarla y
que provienen de otras universidades del planeta, sobre todo porque
es una lengua que adquiere una importancia creciente.
En tanto, Alfonso Muga Naredo, rector de la Pontifica
Universidad Católica de Valparaíso, aseguró
que, desde su gestación, se pensó que el SICELE
debe generar una serie de impactos académicos en la tasa
de movilidad de estudiantes extranjeros entre países hispanoparlantes,
así como una influencia tanto en los alumnos como en los
profesionales de diversas áreas, que verán en la
certificación una herramienta de calidad en la enseñanza
del español.
A su vez, Rodolfo Tuirán Gutiérrez, subsecretario
de Educación Superior de la SEP, refirió que la
creación del SICELE es una respuesta creativa al esfuerzo
que plantea la creciente importancia del español en el
mundo actual.
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