Según la lógica capitalista, una alternativa
para enfrentar la crisis energética a nivel mundial es
la utilización de los agrocombustibles que se desarrollan
bajo el principio de monocultivo; sin embargo, éstos provocan
la destrucción masiva de la biodiversidad y grandes extensiones
de zonas forestales.
Asimismo, implican contaminación en suelos, ríos,
mantos acuíferos o mares debido al manejo de productos
químicos como fertilizantes y plaguicidas, y también
demandan un alto empleo de agua para el riego de cultivos, aseguró
François Houtart, profesor emérito de la Universidad
Católica de Louvain, Bélgica.
En el auditorio del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias
en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM, explicó
que a partir de la producción de materias primas vegetales
se generan combustibles como el etanol, que se obtiene de la caña,
trigo o maíz, o bien, el agrodiesel, la producción
del aceite extraída de la soya o palma.
La obtención de energía a partir de la
agricultura exige la utilización de más recursos
naturales para generar la misma cantidad; por tanto, resulta más
dañina que la fósil. Sin embargo, se calcula que
en 2025 podría cubrir 25 por ciento de la demanda energética
global.
El problema, dijo, es que Europa y Estados Unidos no
cuentan con las hectáreas suficientes de tierra para realizar
el plantío masivo de esos cultivos, lo que implicaría
que Asia, África y América Latina transformen centenares
de millones de hectáreas de selva y bosque para albergar
estas plantaciones.
Por tanto, no resulta una solución real para enfrentar
la crisis energética, pues conlleva un desastre ecológico,
así como consecuencias sociales, debido a que miles de
campesinos y comunidades indígenas serían echados
de sus tierras para extender el monocultivo, afirmó.
François Houtart consideró que por muchos
años la humanidad creyó que la Tierra era inagotable,
pero en la actualidad está constatando que es una falsedad,
pues es un hecho que se agotan los recursos naturales.
Por tanto, a nivel mundial se debe modificar el ciclo
de producción energética, porque si continúa
con el ritmo actual de consumo es probable que en aproximadamente
50 años se acabe el petróleo y por eso resulta recomendable
reducir su demanda o buscar nuevas fuentes de energía que
la sustituyan.
Al impartir la conferencia magistral Las múltiples
facetas de la crisis y sus soluciones, mencionó que es
necesario que las naciones realicen una gran inversión
económica para investigar la situación en dicho
sector y obtengan múltiples alternativas que ofrezcan una
solución; sin embargo, un gran obstáculo es la reciente
crisis financiera que generó deuda y desempleo a nivel
mundial.
También señaló que también
estamos enfrentando una crisis climática porque se están
produciendo más gases de efecto invernadero y se destruyen
los pozos de carbón, es decir, lugares naturales —zonas
forestales y el océano— que absorben el CO2 (dióxido
de carbono) que ayudan a disminuir los efectos negativos. “Anualmente
se destruyen 15 millones de hectáreas de selvas”.
Por tanto, las crisis actuales que vive la humanidad
nos deben hacer repensar la base de la organización colectiva
económica, cultural y política.
“A través de su deslegitimación tenemos
que resignificar una crítica radical a la lógica
del capitalismo, no sólo porque genera abusos y excesos,
sino porque conduce a la destrucción del planeta y al conflicto
social”, concluyó el especialista.