Los inmigrantes mexicanos radicados en Estados Unidos
padecen peores condiciones laborales que personas con situación
laboral similar, procedentes de otros países de América
Latina y el Caribe.
Entre los asalariados latinoamericanos, los connacionales
son los que perciben los ingresos más bajos; además,
la mayoría trabaja sin cobertura médica pagada a
través del empleo ni planes de pensión o retiro.
Datos estadísticos señalan que, después
de los individuos de raza negra, los compatriotas presentan las
tasas más elevadas de desempleo, aseguró la integrante
del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM, Maritza
Caicedo Riascos.
Según la Encuesta Continua de Población
de los Estados Unidos, en 2008 había aproximadamente 20
millones de inmigrantes latinoamericanos y caribeños en
ese país, y de ellos, más de 11 millones eran mexicanos.
Para entender las condiciones laborales de los connacionales
se deben considerar, entre otros factores, las características
de capital humano con las que llegan a esa nación, empezando
por el hecho de que cuentan con el perfil más bajo de escolaridad
de entre todos los inmigrantes de la región, explicó.
El tres por ciento de la población no fue a la
escuela; el 58 por ciento tiene estudios de primaria, secundaria
o preparatoria, pero inconclusa; el 25 por ciento concluyó
el bachillerato y el resto tiene estudios de nivel superior. En
comparación, cerca del 50 por ciento de los caribeños
y sudamericanos cuentan con preparación a nivel bachillerato
o superior.
Además, alrededor del 60 por ciento de los mexicanos
no habla inglés o carece de un dominio adecuado; la mayoría
se ubica en la base de la escala ocupacional, y sólo un
“puñado” de ellos desempeña labores
altamente calificadas.
En contraste, los sudamericanos y caribeños se
insertan en el mercado laboral de forma similar a los afroestadounidenses.
El origen poblacional y el sexo juegan un papel importante;
las mujeres mexicanas usualmente encuentran un nicho en la rama
de servicios personales, como el doméstico, restaurantes,
lavanderías y en el cuidado de ancianos, enfermos y niños.
Sólo el 18 por ciento de ellas laboran en servicios
sociales como enfermeras y maestras auxiliares en escuelas, mientras
que el 59 por ciento de las haitianas y jamaiquinas ocupan ese
tipo de cargos.
En general, los varones se insertan en actividades de
transformación, como la construcción o la industria.
Además, poco importa que nuestros compatriotas cuenten
con niveles similares a los de la población nativa blanca
no hispana (lo que les permitiría desempeñar ocupaciones
ejecutivas, profesionales y afines), porque aún así
reciben salarios inferiores. Los mexicanos obtienen, en promedio,
24 dólares por hora de trabajo, mientras que los segundos
reciben 37 por el mismo concepto.
La investigadora señaló que México
es el país de América Latina y el Caribe con más
inmigrantes en Estados Unidos, seguido por naciones como Honduras,
El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Colombia, Ecuador y Perú.
Al respecto, comentó que otro fenómeno
que se observa es el de la “segregación espacial”,
porque el 75 por ciento de los compatriotas se concentran en cuatro
estados: California, Texas, Illinois y Colorado.
Algo similar ocurre con otros latinoamericanos, como
los cubanos; más del 75 por ciento de ellos vive en Florida,
y más del 80 por ciento de los dominicanos habitan en Nueva
York, Florida y Nueva Jersey.
En cuanto al crecimiento de la inmigración mexicana,
mencionó que para 1970 no llegaba a los dos millones; en
1980 era un poco más; pero en 1990 se registraron alrededor
de cuatro millones y medio de connacionales; mientras que en 2000
fueron aproximadamente nueve millones, y en 2008 llegaron a más
de 11 millones; de ellos, 55.2 por ciento son hombres y el resto
mujeres.
Además, de entre los inmigrantes de la región
latinoamericana en EU, los más jóvenes son los mexicanos,
la mitad de la población se encuentra por debajo de los
32 años, dijo Caicedo Riascos.
Antes, se consideraba que la mujer se desplazaba al norte
de la frontera mexicana principalmente por motivos de reunificación
familiar; sin embargo, en la actualidad prevalece la búsqueda
de mejores condiciones de vida.
“Sin duda, el factor laboral es el principal motivo
para que los pobladores de América Latina y el Caribe abandonen
su país de origen”, concluyó la universitaria.
Los jornaleros agrícolas
En México, la población más pobre
que emigra a Estados Unidos está constituida por jornaleros
agrícolas. En la actualidad, algunos comerciantes ofrecen
préstamos de cuatro mil dólares para que se desplacen
a territorio estadounidense, aseguró Hubert Carton de Grammont,
secretario académico del IIS.
Antes, se argumentaba que las personas que abandonaban
su tierra no pertenecían al sector más pobre, sino
a una clase intermedia que podía cubrir los gastos que
implicaba el traslado hacia el norte.
Ahora, con la masificación de los indocumentados
han surgido diferentes maneras de financiamiento; el ejemplo más
conocido es cuando los campesinos empeñan sus tierras y
animales para sufragar el costo del viaje. “Seguramente
muchos no podrán pagarlo y perderán el único
bien que tenían”.
No obstante, una parte de los emigrantes logrará
subsanar su deuda, porque se establecerá como trabajador
agrícola en EU, y una minoría, conseguirá
ganarse la confianza de sus patrones y, con el tiempo, convertirse
en intermediaria con los empresarios locales, como sucede con
frecuencia en California, Texas y Washington, entre otros.
Además, esta pequeña élite tiene
la capacidad de propiciar la emigración de México
al campo del país vecino, pues existe una cadena informal
e ilegal de personas que se encarga de transportar a campesinos
de localidades ubicadas en Chiapas, Veracruz, Oaxaca y Guerrero.