Boletín UNAM-DGCS-277
Ciudad Universitaria.
06:00 hrs. 06 de mayo de 2010


PRODUCE EL JARDÍN BOTÁNICO DE LA FES IZTACALA SUBPRODUCTOS QUE LO HACEN SUSTENTABLE

 

• En ese lugar, se generan hongos que crecen en colillas de cigarros, gusanos que aceleran la generación de composta y producción de caracoles de tierra
• Crecimiento de chiles con hidroponia, un mariposario y desarrollo de colecciones de plantas a partir de donaciones y decomisos completan el acervo biológico

La sustentabilidad es una meta posible en el Jardín Botánico de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala (FES-I) de la UNAM, donde además de conservar especies nativas de plantas, se aprovechan desechos orgánicos del campus para alimentar a gusanos rojos que aceleran la obtención de composta, que vuelve al suelo y al pasto como nutriente.

Además, un original experimento recolecta en los pasillos de esa entidad académica colillas de cigarro en las que luego crecen hongos blancos comestibles.

Otro proyecto cultiva caracoles de tierra, considerados plagas en los jardines, para que los ejemplares nacidos en cautiverio se desarrollen libres de metales y puedan venderse a futuro como alimento.

Los estudiantes de Biología que realizan trabajo experimental en el Jardín Botánico también ensayan el cultivo de chiles con hidroponia, en los que prueban los efectos de varios fertilizantes químicos.

“Aprovechamos los recursos que tenemos en la propia Facultad y fomentamos que los alumnos desarrollen nuevas líneas de investigación”, señaló el biólogo Marcial García Pineda, jefe del Jardín Botánico de Iztacala.

El área verde con 32 años de existencia se extiende en tres mil metros cuadrados, y cuenta con un invernadero de 176 metros cuadrados.

En ese amplio terreno, habita una colección de 900 especies diferentes. Las familias de plantas Cactaceae, Crasulaceae, Agavaceae, Liliaceae y Zamiaceae son las mejor representadas de la vegetación mexicana, pero también tienen ejemplares de otros países.

“Tenemos producción de pinos, encinos y plantas de ornato como rosas y orquídeas. Contamos con 112 especies de plantas medicinales y 27 de plantas nativas del Estado de México”, añadió el experto en botánica.

Productividad con gusanos y colillas

La composta tradicional está formada de hojas, pastos y ramas secas, pero en Iztacala se produce vermicomposta, es decir, composta generada a través de la actividad biológica de gusanos o lombrices.

“Utilizamos gusanos que se alimentan de cáscaras de fruta y sobrantes de tortas para acelerar la conversión de basura orgánica en una composta rica en nutrientes”, explicó García Pineda.

Los gusanos rojos de California están confinados en “camas frías” de tierra, donde hay humedad y sombra, están tapados y aislados de fauna nociva, como roedores e insectos. Así se logra un proceso controlado y sustentable.

Utilizando únicamente los residuos orgánicos reunidos en montecitos, la composta tarda unos dos meses en formarse. En cambio, utilizando los gusanos se acelera la producción de composta, que completa un ciclo de aprovechamiento y reutilización de recursos naturales en el jardín.

Desde hace cinco años, en una planta piloto a cargo del biólogo Rafael Camacho Carranza, estudiantes y maestros cultivan hongos con propiedades medicinales en pequeñas “cajas de Petri” cerradas y guardadas bajo una campana con temperatura y humedad controladas.

Pero también se cultivan hongos blancos comestibles, de la especie Pleurotus ostreatus, que naturalmente consumen madera y celulosa.

Un interesante experimento es el crecimiento de estos hongos en soportes inertes de colillas de cigarros, hechas básicamente de fibra sintética, donde su desarrollo es muy limitado por la falta de nutrientes.

“Para este proyecto iniciamos con la recolección de colillas en pequeños contenedores que están en los pasillos de la Facultad. Poco a poco la comunidad comienza a ayudarnos, al no tirarlas a la basura y separarlas para su posterior uso”, reconoció.

El biólogo Marcial García y sus alumnos ensayan con algunas preparaciones de nutrientes para poder alimentar a los hongos en ese singular soporte sintético.

La investigación sobre los hongos degradadores de madera se refiere a la agresividad y tipo de pudrición que se presenta en diferentes tipos de maderas para conocer el potencial lignolítico y celulolítico de esa microflora.

Propagación de plantas en peligro

Otra interesante línea de investigación es la propagación y conservación de plantas en peligro de extinción, especialmente de cactáceas, nativas de México y están muy amenazadas por el comercio ilegal.

“Aquí multiplicamos ejemplares de cactáceas y orquídeas que nos donaron y fueron decomisados por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT). Para conservarlas realizamos trabajo de propagación sexual y asexual. Así logramos preservarlas y evitamos una colecta que está penada por ley”, señaló Marcial García, quien durante más de 20 años ha trabajado en el Jardín Botánico.

La propagación de especies de plantas medicinales se practica a través de técnicas tradicionales de las que se han obtenido monocultivos para tener la mayor cantidad de plantas útiles al ser humano y rescatar así parte de la medicina prehispánica, teniendo fichas de trabajo que indiquen la forma de aplicación, dosis, efectos esperados y toxicología.

Esto permite establecer el uso sostenible de los recursos naturales y coadyuvar a la conservación de la diversidad biológica y de la etnobotánica en México.

“Con sus 32 años de existencia, el Jardín Botánico de Iztacala combina la educación ambiental con el desarrollo de nuevas investigaciones que apoyen la formación de los alumnos y aumenten la riqueza de este ecosistema”, finalizó Marcial García.


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Fotos

Marcial García Pineda, jefe del Jardín Botánico de Iztacala.

El área verde se extiende en tres mil metros cuadrados, y cuenta con un invernadero de 176 metros cuadrados donde habita una colección de 900 especies diferentes.

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