Investigadores del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología
(ICMyL) de la UNAM exploran la riqueza mineral en aguas profundas
del país, específicamente las que rodean Isla Clarión,
localizada entre dos grandes fallas que integran la denominada
zona de fractura de Clarión y Clipperton, en el océano
Pacífico, cerca de Colima y dentro de la Zona Económica
Exclusiva (ZEE) de México.
Como parte de la campaña “Mimar VI”,
realizada por el ICMyL, y dentro del proyecto institucional “Estudios
interdisciplinarios en la Zona Económica Exclusiva de México”,
los universitarios se dieron a la tarea –a bordo del buque
oceanográfico “El Puma”– de recolectar
nódulos polimetálicos, a profundidades de tres mil
a cuatro mil metros.
Los nódulos se conforman por capas concéntricas
de hidróxidos de hierro y manganeso, con concentraciones
de níquel, cobalto y cobre, depositadas alrededor de un
núcleo. Tienen un gran valor científico y económico
porque los metales que concentran, además de revelar información
de la geología marina, son estratégicos para la
industria.
“Como el agua de la zona está enriquecida
con esos elementos, éstos comienzan a precipitarse en capas
alrededor de un núcleo (que puede ser de restos fósiles,
un fragmento de diente de tiburón o de basalto, o cenizas
volcánicas) y a formar un nódulo polimetálico”,
explicó Mayumy Cabrera Ramírez, estudiante de doctorado
del Posgrado de de Ciencias del Mar.
Los metales contenidos son estratégicos, porque
sirven para hacer, entre otros productos, acero altamente resistente
al calor, que puede aprovecharse en la construcción de
aviones y submarinos.
Clasificación
En cada estación de recolección de nódulos
polimetálicos, los investigadores los describen texturalmente
para catalogar su superficie (lisa, rugosa o combinada), los miden
para establecer su forma (ovaloide, elipsoide, discoidal o cilindroide),
los pesan para obtener su densidad y, posteriormente, hacen análisis
mineralógicos.
“Los cortamos, los pulimos y observamos a través
de un microscopio mineragráfico, para saber sus componentes.
Realizamos estudios de fluorescencia de rayos X para ver los elementos
mayores y los metales traza, e identificamos, mediante ICP-MS,
tierras raras. También, queremos hacer una relación
de los minerales que tenemos en los nódulos polimetálicos
y los del sedimento marino asociado, y observar qué diferencia
hay entre unos y otros”, apuntó la experta.
Actualmente, dentro del plan “Investigación
sobre el Origen de Nódulos Polimetálicos y la Composición
de Sedimentos Asociados en el Pacífico Mexicano”,
financiado por el Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación
e Innovación Tecnológica (PAPIIT IN 105710), los
universitarios recurren a las técnicas mencionadas para
determinar la cantidad de elementos en los minerales analizados.
“Además del hierro, manganeso, níquel,
cobalto y cobre de los nódulos, en esa zona marina existen
otros recursos llamados sulfuros polimetálicos, depósitos
minerales formados en condiciones hidrotermales, y de los cuales
se puede obtener oro, plata, plomo, cobre, titanio y circonio”,
dijo Cabrera Ramírez.
Autoridad Internacional de los Fondos Marinos
A partir de la creación, en 1994, de la Autoridad
Internacional de los Fondos Marinos –que forma parte de
la Organización de las Naciones Unidas y cuyo fin es organizar
y controlar las actividades que se efectúan fuera de los
límites de la ZEE de los territorios participantes–,
empresas mineras e instituciones de investigación de distintas
partes del mundo mostraron interés en explorar los recursos
submarinos, entre los que destacan los nódulos polimetálicos.
“Entonces, se generaron contratos a 15 años
con consorcios de diversos países. Rusia, Eslovaquia, Cuba,
Polonia, Francia, China, Alemania y Bulgaria desarrollan estudios
previos muy cercanos a la ZEE de México. Nosotros sólo
tenemos uno, que se realizó en 1986, en el que participaron
la actual directora del ICMyL, María Leticia Rosales Hoz,
y Arturo Carranza Edwards, quien encabeza la reciente investigación”,
señaló.
Según el estudio, contamos con el recurso de los
nódulos polimetálicos, pero no están estudiados
de manera exhaustiva; por ello, se decidió hacer la campaña
“Mimar VI”, que incluyó 15 estaciones oceanográficas
de recolección de sedimentos y nódulos del piso
marino profundo.