Uno de los propósitos de la producción de
biogás a partir del estiércol es contribuir a la reducción
de gases de efecto invernadero, pero también es una alternativa
para obtener energía complementaria para las granjas pecuarias,
al tiempo que resuelve problemas como la disposición final
de desechos, malos olores, fauna nociva, transmisión de enfermedades
y contaminación de mantos freáticos.
Por ello, y ante el interés mostrado por académicos
y estudiantes de la licenciatura de Medicina Veterinaria y Zootecnia
para buscar alternativas de trabajo que permitan mejorar las condiciones
ambientales, en el Centro de Enseñanza Agropecuaria (CEA)
de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán, se
construye un prototipo de biodigestor, en la zona del rancho.
Los responsables del proyecto son Patricia Mora Medina,
jefa del CEA, y Guillermo Vanegas García, académico
de la Facultad de Arquitectura (FA) y especialista en la construcción
de esos sistemas para el aprovechamiento del gas metano (producido
por la materia fecal de diversas especies animales) en la producción
de energía.
El biodigestor es un depósito dispuesto en el suelo,
que se cubre con un material flexible –en este caso plástico–,
con capacidad para contener gases; se le coloca un alimentador,
es decir, un tubo para la salida del gas y una válvula de
seguridad para evitar fugas. Esta tecnología se alimenta
con una mezcla de estiércol (de cerdo, vaca, gallina e incluso
humano) y agua.
Mora Medina comentó que uno de los mayores problemas
para los ranchos es el manejo de excretas de animales, que al descomponerse,
desprenden gas metano que contribuye al calentamiento global.
Con la construcción del prototipo del biodigestor
a pequeña escala en el rancho de la FES, se estará
en la posibilidad de disminuir la exposición de desechos
y establecer un programa de divulgación y capacitación
para productores de zonas aledañas, destinado a la cimentación
de otros sistemas para uso doméstico.
Las primeras pruebas se realizarán con la participación
de alumnos de ambas entidades universitarias, y en un futuro cercano
servirán como modelo para productores del entorno. “Ello
nos convertirá en precursores y nos dará la oportunidad
de replicarlo en diferentes comunidades rurales”, afirmó.
Por su parte, Vanegas García señaló
que la infraestructura donde se montará el biodigestor ya
fue construida por estudiantes, como parte de las actividades prácticas
que se desarrollan en la FA.
El biodigestor consta de un tubo de admisión de
desechos, fosa de separación de sólidos gruesos, tubos
de afluente y de metano, así como un dispositivo de seguridad
que permite prevenir la ruptura del fermentador por presiones altas
del proceso de descomposición anaeróbica de los desechos,
explicó.
Uno de materiales flexibles económicos (polietileno),
como el que se pretende establecer en la FES, requiere una inversión
mínima, considerando los ingresos de los pequeños
granjeros. “Será una escuela a la que acudirán
los campesinos, a quienes mostraremos la construcción, funcionamiento
y beneficios de esta tecnología”, agregó.
Tiene una durabilidad de 20 años, aunque es necesario
montar una nueva instalación cada tres y efectuar revisiones
periódicas de los conductos y del reservorio para evitar
fugas.
Esta tecnología permite generar energía a
bajo costo, es accesible y fácil de transportar; además,
contribuye a la reducción de emisiones de gases de efecto
invernadero, y el biogás tiene un poder calorífico
equivalente al 70 por ciento del gas natural, concluyó.