Para evitar la inestabilidad de taludes en carreteras y
laderas habitadas y, por ende, el riesgo de desgaje, sepultura de
casas y pérdidas humanas, la UNAM generó la tecnología
de drenes transversales de penetración con arena.
La aplicación de este proceso, creado originalmente
en California, Estados Unidos, y mejorado por Gabriel Moreno Pecero,
de la Facultad de Ingeniería (FI) de la UNAM, es fundamental
en un país como México, con una orografía accidentada
y gran cantidad de caminos rurales abiertos en plena sierra.
Los drenes transversales son tubos de cinco centímetros
de diámetro y de varias decenas de longitud, perforados en
su superficie lateral e introducidos en perforaciones de 10 centímetros
de diámetro.
El universitario retomó esta tecnología,
pero en lugar de tubos, utilizó arena constituida por sólidos
de medios a finos, para rellenar las perforaciones y facilitar el
drenaje del agua.
Equilibrio alterado
En México, a los 340 mil kilómetros de vías
terrestres de todo tipo que existen en el territorio, habrá
que sumar en el futuro unos 100 mil kilómetros de caminos
rurales para unir poblaciones con un número pequeño
de habitantes.
Además, se deben considerar los asentimientos irregulares;
cada año, México tiene 700 mil familias nuevas, cada
una con la meta de tener un lugar donde vivir.
La falta de estabilidad de las laderas, y los taludes en
ellas (naturales o hechos por un corte para dar paso a una carretera
o construir la cortina de una presa), se debe a la alteración
de las fuerzas que los mantienen en equilibrio, que pueden ser de
tipo internas, como sísmicas, y externas, como lluvia, una
corriente de agua, o la detonación de explosivos para hacer
algún túnel, entre otras, señaló.
En temporada de lluvias ocurren desgajamientos de cerros,
por la presión del agua al infiltrase en la formación
natural donde hay taludes, y no tener una pronta salida.
“El agua de lluvia llena los huecos (grandes o pequeños)
que dejan entre sí las partículas sólidas que
constituyen las masas de suelo o la formación natural de
que se trate; sin embargo, al no encontrar salida, presiona dichas
partículas e intenta separarlas, con lo que disminuye la
resistencia de esa formación, y sobreviene el desgajamiento
de un talud y de un pedazo de cerro”, explicó el experto
universitario.
Los drenes transversales más, económicos
y seguros
Para que el agua de lluvia tenga una salida fácil
y no ocasione desgajamientos y desastres con pérdidas económicas
y humanas, se pueden implantar sistemas ingenieriles preventivos,
como obras de subdrenaje y, específicamente, los drenes transversales.
Estos últimos consisten en tubos de cinco centímetros
de diámetro y, frecuentemente, de varias decenas longitud,
perforados en su superficie lateral e introducidos en perforaciones
de 10 centímetros de diámetro.
Moreno Pecero los mejoró y, en lugar de tubos, utilizó
arena constituida por sólidos de medios a finos, para rellenar
las perforaciones y, al mismo tiempo, facilitar el drenaje del agua
existente en la formación natural.
“Esta innovación permite utilizar los drenes
transversales en obras cuya economía impone costos reducidos
respecto a los usuales en caminos que no son rurales”, señaló
el especialista.
La modificación de esta tecnología abate,
en general, el costo en 30 por ciento, y aumenta la seguridad en
el mismo porcentaje. Para lograr el avance se probó, mediante
investigación, que las arenas con partículas sólidas
de medias a finas pueden ser empleadas como material de filtro.
En todas estas acciones se contó con el apoyo del
sector gubernamental e intervinieron alumnos de Moreno Pecero.
Los drenes transversales de penetración con arena
se aplicaron para estabilizar taludes en la carretera vía
corta a Tampico, poco antes de llegar a Molango, en una desviación
a un poblado llamado Carnalli.
Se han aplicado también en Sudamérica, en
países con numerosos problemas de estabilidad de taludes,
debido a su joven, dinámica e inestable geología.