La rabia es una de las 10 zoonosis (enfermedades transmitidas
por animales a los seres humanos) más importantes del
mundo y, también, una de las más antiguas, pues
está documentada por los griegos desde hace cuatro mil
años.
A pesar de los avances de la ciencia, no se ha podido
dominarla, “la detenemos un poco con vacunas, pero no
es lo mismo que controlarla o prevenirla; por ello, trabajamos
en un proyecto relacionado con modelos de brotes rábicos,
para predecirlos y preverlos”, dijo Rodrigo Medellín
Legorreta, investigador del Instituto de Ecología (IE)
de la UNAM y especialista en el tema.
Hace unos 15 años, se pensaba que este padecimiento,
transmitido por mamíferos, era causado por un solo virus.
Entonces, en la Universidad Nacional y otras instituciones se
realizaron análisis genéticos de los virus rábicos
encontrados en diferentes especies, y se descubrieron más
de 11 tipos genéticamente independientes, que cuando
brincan de una especie a otra, pueden ocasionar la muerte de
miembros de cada una de ellas, señaló.
Entre esos tipos, hay uno para perros, coyotes y zorras;
para zorrillos; mapaches; murciélagos hematófagos;
murciélagos insectívoros del grupo Pipistrellus;
murciélagos del grupo Myotis; para murcielagos
del grupo Lasiurus, y Tadarida.
Todos los grupos mencionados de murciélagos,
excepto los hematófagos, son de regiones templadas. “No
sabemos qué sucede en esas zonas, de ahí que también
buscamos documentar qué otros grupos tropicales pueden
tener su propio virus rábico, así como establecer
las implicaciones evolutivas y zoonóticas”, señaló.
Perros y murciélagos
Por largo tiempo, la fuente más importante de
rabia para los seres humanos que habitan en áreas urbanas
fueron los perros sin vacunar, pero hace unos 15 años,
el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades
de Estados Unidos, anunció que los canes habían
dejado de jugar ese papel, y que los murciélagos los
habían sustituido.
Se consideró que la rabia se había incrementado
entre los quirópteros, pero ni entonces, ni ahora, fue
así.
“Lo que sucedió es que, con las vacunas,
la cantidad de casos de rabia transmitida por perros disminuyó,
y aunque la transmitida por murciélagos no se incrementó
en relación con las nuevas estadísticas, éstos
quedaron como los difusores más importantes. Sin embargo,
es extremadamente raro que un murciélago contagie a una
persona en una zona urbana”, explicó Medellín
Legorreta.
Un estudio realizado por investigadores del IE, indica
que en la Ciudad de México existen 21 especies de murciélagos,
la mayoría insectívoras, tres se alimentan de
néctar y polen de flores, una de frutas, y ninguna de
sangre.
“No olvidemos que los murciélagos siempre
han sido grandes aliados nuestros. No podemos considerarlos
enemigos. Debemos recordar su importancia en nuestra vida diaria
como polinizadores, controladores de plagas de insectos y dispersores
de semillas útiles”, indicó el investigador.
Los mamíferos, susceptibles a la rabia
Todos los mamíferos son susceptibles de padecer
rabia. Las mascotas (perros y gatos) abandonadas por sus dueños
en bosques y parques nacionales se han convertido también
en una fuente de transmisión.
Medellín Legorreta y sus colaboradores descubrieron
que los animales abandonados producían focos rábicos
entre poblaciones de cacomixtles, mapaches y otras especies
con las que habían tenido contacto.
Prácticamente, cualquier mamífero doméstico
o silvestre puede enfermar de rabia. Algunos grupos la desarrollan
y transmiten, en tanto que otros la desarrollan, pero no la
pueden propagar, como el ganado vacuno.
“Cuando un murciélago Desmodus rotundus
(hematófago) se alimenta de la sangre de una vaca,
transmite el virus que está en su saliva. Después
de la infección, el rumiante desarrolla rabia paralítica
bovina, que inmoviliza los cuartos traseros y, por lo tanto,
impide alimentarse. Con todo, no se convierte en vector de ese
virus”, dijo.
“Un quiróptero, hematófago o no,
puede volar y aterrizar en una calle, a plena luz del día,
frente a la gente, incluso entrar en una casa o departamento;
aunque esto no significa necesariamente que esté rabioso,
hay que ser cuidadosos y comunicarse con un centro antirrábico
o con nosotros, para capturarlo y hacer estudios necesarios”,
apuntó.
Al igual que los perros, los murciélagos con
rabia tienden a ser más agresivos de lo normal y presentan
hidrofobia; el agua les causa un espasmo bronquial intenso.
Las vacunas, indispensables
Si una persona fue atacada por un animal, de inmediato
debe aplicarse la vacuna contra la rabia, sin importar que éste
haya escapado o esté en observación en un centro
antirrábico. “Entre más rápido la
reciba, más probabilidades tendrá de evitar la
enfermedad”, concluyó Medellín Legorreta.