Suele decirse que mientras los hombres apenas pueden
con una actividad, las mujeres son capaces de realizar ocho
al mismo tiempo, habilidad conocida bajo el nombre de pensamiento
paralelo, “pero esto que antes distinguía
a un género de otro ya no es así, pues el uso
de las nuevas tecnologías propicia que las generaciones
actuales realicen múltiples cosas de forma simultánea,
sin importar si se trata de un chico o una chica”, expuso
Georgina Cárdenas, de la Facultad de Psicología
(FP) de la UNAM.
Los integrantes de la llamada “generación
digital” están cambiando sus hábitos y capacidades
a una velocidad tan sorprendente, que los adolescentes de hoy
son muy diferentes a los de hace 10 años, indicó.
Sin embargo, con la adquisición de nuevas habilidades
se pierden otras igual de importantes, apuntó la psicóloga.
“Por ejemplo, la rapidez de resumir, concretar y comunicar
situaciones con la menor cantidad posible de caracteres no sólo
es algo cotidiano, sino la estrategia ideal para escribir en
el chat o en el celular, pero esto hace que los jóvenes
tengan un vocabulario cada vez más pobre”.
“Por ejemplo, a nivel de lenguaje, tienen mayor
capacidad de síntesis, como demuestran al usar abreviaturas
al chatear o mandar mensajes por celular, aunque esto ha hecho
que se pierda aquello que se llama ‘buen uso del idioma’”,
abundó.
Para la especialista, es notable que en apenas 10 años
las habilidades de las nuevas generaciones se hayan modificado,
a tal grado que un adolescente que vivió hace una década,
difícilmente podría escribir en el teclado o asimilar
la cantidad de información que un chico actual.
Incluso, a nivel de interacciones personales, es evidente
que las cosas no son como solían serlo. Las redes sociales
y el uso de celulares imponen nuevas conductas que apenas comenzamos
a entender.
Por ejemplo, en un principio se creía que el
mensajero instantáneo o páginas como facebook
iban a aislar al individuo, pero se ha demostrado que no
es así, porque con las personas que más chatea
el usuario promedio, son exactamente las mismas con las
que mantiene contacto cuando no está frente a una computadora,
expuso.
“Se trata de un cambio de paradigmas tan importante,
que lo que experimentamos ahora quizá sólo se
pueda comparar con el cambio de modelos que se dieron cuando
apareció la imprenta o el telégrafo”.
La académica agregó que estos fenómenos
se han sucedido de forma vertiginosa, pero se ignora hasta dónde
llegarán. “Se trata de aprendizaje complejo que
tiene lugar justo aquí y ahora; lo que nos resta es esperar
y ver qué es lo que pasará en el futuro”.
La virtualidad, más que un escape de la realidad
Los entornos virtuales hacen posible recrear cualquier
escenario, desde los fondos abisales del océano, los
desiertos rojos de Marte o el monte Olimpo, con todo y sus dioses
griegos, pero parece que para los integrantes de la llamada
“generación digital” es más fácil
entrar en estos mundos ficticios e involucrarse con lo que ahí
pasa, a diferencia de lo que sucede con personas de más
edad.
“Esto no quiere decir que los jóvenes de hoy se
abstraigan de la realidad con facilidad, sino que tienen una
capacidad de inmersión mayor que los adultos. En realidad,
esto tiene que ver con una paradoja muy interesante: sólo
imaginemos esto, cuándo estamos en el cine ¿dónde
estamos en realidad, sentados en una butaca o en el escenario
exótico donde transcurre la película? Para los
jóvenes de hoy la respuesta es sencilla, ellos están
del otro lado de la pantalla”.
Esta característica ha permitido desarrollar
recursos tan novedosos como el uso de videojuegos en terapias
contra el dolor. “Por ejemplo, tenemos niños quemados
que han mostrado una mejoría sorprendente tras jugar
en competencias virtuales que siempre involucran nieve (ver
hielo aminora la sensación de quemazón), y pacientes
que han cambiado los anestésicos por sesiones de XBox”.
Sin embargo, una de las aplicaciones más sorprendentes
de los programas computacionales es que han empezado a ser usados
como alternativa a los antidepresivos, “como en Inglaterra,
donde pacientes han obtenido resultados positivos tras usar
un software llamado Beating the Blue, en vez
de recurrir al Prozac. Estos usos podrían revolucionar
muchas cosas, empezando porque representarían un duro
golpe para los grandes laboratorios”.
También, a través de estos recursos es
posible tratar fobias, “por ejemplo, si tenemos un paciente
que tiene miedo a volar, podemos recrear digitalmente un aeropuerto,
la sala de espera e incluso ponerlo en el asiento de un avión
para enseñarle a controlar su pánico”. Como
se ve, y contrario a lo que se dice, las nuevas tecnologías
no son algo a lo que se deba tener miedo.
Un mundo que evoluciona rápidamente
A finales de los 90, Kevin Mitnick fue arrestado por
hackear algunos de los sitios más seguros del
mundo, y se llegó a considerar que cualquier aparato
era tan peligroso en sus manos, que durante su encarcelamiento
se le negó acceso a cualquier teléfono, y a su
salida, se le prohibió tocar siquiera (por un periodo
de tres años) computadoras, celulares, equipos periféricos
o cualquier cosa con contacto a la red.
“Antes de mí, los ataques electrónicos
no eran considerados delitos ni estaban tipificados. Las leyes
se hicieron conmigo”, comentó el hoy asesor de
seguridad, que hizo que los códigos penales de Estados
Unidos se modificaran prácticamente de un día
para otro.
Pero así como la informática ha obligado
a la creación de legislaciones debido al mal uso que
se hace de ella, su impacto positivo ha hecho que algunas cartas
magnas sean objeto de enmiendas.
“De hecho, a partir de este año, en Finlandia
el acceso a Internet de banda ancha es un derecho constitucional”,
comentó Georgina Cárdenas, quien añadió
que ésta es sólo una muestra de cómo las
nuevas tecnologías se encuentran íntimamente ligadas
al bienestar social, por lo que no sorprende que países
como Francia, Grecia y Estonia, también consideren que
tener contacto con la red de redes es un derecho humano básico.
Conductas, leyes, patrones de consumo, modos de producción…
nada es lo que era hace una década, y por la velocidad
a la que evolucionan la electrónica y la cibernética,
quizá las cosas sean muy distintas de aquí a 10
años.
“Tenemos nuevas formas de transmitir datos, relacionarnos,
mantenernos siempre comunicados e incluso contamos con el poder
de crear realidades alternas. La tecnología está
haciendo posible lo imposible, pero ignoramos qué puertas
son las que se nos están abriendo a partir de estos desarrollos.
Sólo el tiempo dirá”.