La sobrepoblación humana y la inapropiada utilización
de los recursos naturales afectan la vulnerabilidad del planeta
y de sus habitantes, afirmó David A. Novelo Casanova,
del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM.
En el marco del Día de la Tierra, el doctor
en geología y geofísica consideró que nuestro
mundo ofrece una cantidad limitada de elementos energéticos,
forestales, hídricos y de suelo, pero su requerimiento
aumenta a pasos acelerados.
“Los recursos naturales siguen ahí, pese
al uso inadecuado que hemos hecho de ellos. Pero la demanda
parece ser infinita, pues la población crece sin control,
especialmente en los países más pobres”,
consideró el investigador adscrito al Departamento de
Sismología del IGf.
El científico recomendó una planeación
urbana para afrontar las exigencias futuras, en un planeta cada
vez más afectado por la actividad del hombre.
Jornada civil
El Día de la Tierra fue creado en 1970 por el
senador y ambientalista estadounidense Gaylord Nelson, como
una llamada de atención, que cada 22 de abril recuerda
los problemas ambientales de nuestro mundo e invita a los ciudadanos
a hacer algo para abatirlos.
En la Unión Americana, la lucha por esta jornada
sumó el apoyo de escuelas, universidades y organismos
no gubernamentales, que tuvieron como primer éxito el
establecimiento de la Agencia de Protección Ambiental
en el país vecino.
Desde entonces, en todo el orbe diversas organizaciones
civiles celebran el Día de la Tierra, que no está
reconocido oficialmente por ningún organismo internacional.
“Un día dedicado a la Tierra no es suficiente,
proteger lo que tenemos es una cuestión de cultura. En
un día no se va a concientizar a la gente, se necesitan
varios años por todo el daño que se ha hecho.
Hay que empezar con nuestros hijos, no es un proceso rápido,
pero es importante hacerlo”, reconoció el académico
del IGf.
Deforestación: huracanes e inundaciones
David Novelo explicó que uno de los principales
problemas que vulneran al planeta es la deforestación,
que crea condiciones propicias para grandes sequías en
algunas zonas, e inundaciones, en otras.
“Los huracanes, que son fenómenos naturales
y están fuera del control humano, causan mucho más
daño cuando no hay árboles. Desaparecer grandes
extensiones forestales provoca que las raíces no absorban
humedad y que no haya filtración de agua, lo que deriva
en que esas zonas sean más susceptibles a inundaciones
y huracanes”, señaló.
Según un informe del Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la deforestación
en el mundo alcanza tres mil 870 millones de hectáreas.
El 95 por ciento de esa superficie corresponde a bosques
naturales, y el resto, a plantaciones forestales. Asimismo,
destaca que cada año se pierden 14.2 millones de hectáreas
a causa de la deforestación, y se plantan 5.2 millones,
lo que implica una disminución neta anual de 9.4 millones
de hectáreas en el mundo.
Este proceso es muy alto en naciones pobres, que necesitan
la materia prima de los árboles para sobrevivir. “Ese
consumo ocurre sin la conciencia de que estamos modificando
el suelo, y que la naturaleza se cobra con inundaciones”,
advirtió.
En México, ejemplificó, existen los casos
de Chiapas y Oaxaca, con grandes índices de pobreza ligados
a altas tasas de deforestación; en esos estados, los
pobladores frecuentemente están expuestos a esos fenómenos
naturales.
Riesgo en zonas sísmicas y volcánicas
El investigador del IGf consideró que el inadecuado
uso del suelo también vulnera al planeta y sus habitantes,
especialmente en zonas sísmicas y volcánicas,
que no son propicias para asentamientos humanos, pero que en
muchos casos están pobladas por razones históricas,
geográficas y sociales, pese a los riesgos que implican.
“Naciones como la nuestra, se ubican en esas
áreas, pues parte del territorio está dentro del
llamado Cinturón de Fuego, donde ocurre el 80 por ciento
de los temblores y de la actividad volcánica del mundo”,
recordó.
Aunque parece que este 2010 han habido más temblores
en varias partes del planeta, la frecuencia es semejante año
con año. “Lo que ocurre es que a veces acontecen
sismos en zonas donde hay más daños, y eso llama
la atención. Diariamente, se registran sismos de magnitud
4 ó 4.5 en territorio mexicano, pero actualmente se reportan
en las noticias porque nos preocupa que algo pueda suceder”,
destacó.
Ante este fenómeno, Novelo señaló
que se debe evitar, hasta donde sea posible, vivir en sitios
de alto riesgo, y en el resto del país, contar con planes
adecuados de construcción y mitigación para reducir
el impacto de los daños.
“En cuanto a los volcanes, la situación
es un poco más controlada para la ciencia, porque se
pueden observar y colocar instrumentos para saber, con mayor
certidumbre, si una erupción es inminente. En ese caso,
es fundamental el uso de mapas de riesgo y de planes eficientes
de desalojo para minimizar los daños a la población”,
advirtió.
Los volcanes y temblores demuestran que nuestro planeta
está vivo. “Si no existiesen, la Tierra sería
un mundo casi extinto, no existirían las condiciones
adecuadas para la vida humana y no estaríamos aquí”,
concluyó.