Boletín UNAM-DGCS-239
Ciudad Universitaria.
12:30 hrs. 18 de abril de 2010

Carlos González Rivera


AÚN INSUFICIENTE, LA RECUPERACIÓN DE LA INDUSTRIA DEL ACERO

 

• La situación es preocupante, aseguró Carlos González Rivera, académico del Departamento de Ingeniería Metalúrgica de la Facultad de Química
• En 2009, México produjo alrededor de 13.6 millones de toneladas de acero, 20.7 por ciento menos que antes de la crisis; se espera cerrar 2010 con una producción de 15.5 millones de toneladas

A escala mundial existe una lenta recuperación de la industria del acero. En México, durante 2010, la demanda se verá impulsada por los sectores de la construcción, la industria automotriz y la de electrodomésticos, y se espera cerrar el año con una producción de 15.5 millones de toneladas, lo que representaría un aumento de 13.7 por ciento respecto al año pasado.

Eso implicaría 70 por ciento de la utilización de la capacidad instalada, según la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y del Acero (Canacero), “lo cual es aún insuficiente ya que se requiere estar por arriba de 80 para tener márgenes de rentabilidad. La situación es aún preocupante”, aseguró Carlos González Rivera.

Al hablar del impacto social de ese sector, el académico del Departamento de Ingeniería Metalúrgica de la Facultad de Química, resaltó que el acero forma parte fundamental de dos sectores clave de la economía: las industrias de la construcción y manufacturera metal mecánica –principales consumidores de los productos primarios de la industria siderúrgica, como varilla y alambrón, perfiles estructurales, lámina y tuberías, entre otros–, que representaron más del 20 por ciento del PIB nacional reportado por el INEGI en 2008.

La industria siderúrgica, además, emplea directamente a más de 50 mil personas. “La participación del acero en la economía nacional es muy importante y el futuro de su industria está garantizado los próximos 50 años, por sus aplicaciones y porque hasta ahora no se han desarrollado materiales más competitivos en precio y propiedades”.

En el caso de las empresas siderúrgicas integradas (que involucran desde la extracción del mineral de hierro hasta la obtención del acero y productos empleados por los sectores mencionados), el impacto económico y social en el desarrollo regional y nacional es aún más relevante, e involucra una cantidad considerable de empleos directos e indirectos.

Sin embargo, dijo el experto, la crisis financiera que se manifestó en la segunda mitad de 2008, produjo una severa contracción de la economía de México, lo que provocó la desaceleración productiva en muchas industrias que emplean intensivamente al acero, como la automotriz, lo que causó una importante caída en su consumo.

En 2009, abundó Carlos González Rivera, México produjo alrededor de 13.6 millones de toneladas de acero, 20.7 por ciento menos que antes de la crisis, según cifras de la Canacero.

Gran parte de las empresas siderúrgicas han sido adquiridas en los últimos años por acereras de nivel mundial. De las cinco firmas integradas que existen en México, sólo AHMSA, con sede en Monclova, Coahuila, es controlada por mexicanos.

El resto está en manos de los gigantes de la industria Mittal Steel, Ternium, Tenaris y Simec. La primera, la mayor siderúrgica del mundo, por ejemplo, compró Sicartsa.

Con base en las estadísticas de producción de acero en 2009 reportadas por el Instituto del Hierro y el Acero de Estados Unidos, la producción mundial de ese año fue de mil 219 millones de toneladas, de las cuales 168 millones fueron producidos en Europa; 776 en Asia, de las que casi 570 fueron producidos en China, y 120 en América, entre otras regiones.

Nuestro país es el tercer productor de acero en América, sólo después de Estados Unidos y Brasil, recordó el profesor e investigador.

Académicos de la UNAM han realizado importantes aportaciones a esta industria, realizando consultorías enfocadas a la solución de problemas específicos o toma de decisiones técnicas.

“Destaca el papel que tuvo Fernando González Vargas, profesor emérito de la Facultad de Química ya fallecido, en el desarrollo de diferentes empresas siderúrgicas en el siglo pasado”. También, con cursos de capacitación de programas de educación continua, se ha tenido la oportunidad de interactuar con estas empresas.

Uno de los retos de la UNAM, finalizó González Rivera, es definir e implementar acciones institucionales que promuevan la interacción universidad-industria, así como mejores condiciones para la realización de investigación aplicada.


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Fotos

Carlos González Rivera, académico del Departamento de Ingeniería Metalúrgica de la Facultad de Química.


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