Las alergias, y los padecimientos que desencadenan,
como rinitis, asma, dermatitis atópica y conjuntivitis,
afectan hoy en día a 500 millones de personas, sobre
todo niños y jóvenes del primer mundo; por ello,
el XXI será el siglo de las alergias, prevé la
Organización Mundial de la Salud.
En cuanto a las alergias al látex del árbol
del hule (Hevea brasiliensis), se han incrementado
en la última década en países en desarrollo
como México, China e India, debido a la creciente utilización
de más de 40 mil artículos de uso hospitalario
(guantes, catéteres, equipos de venoclisis) y doméstico
(guantes para lavar, zapatos, tenis y ligas, entre otros), manufacturados
con ese material.
“Según estudios preliminares, realizados
en colaboración con algunos hospitales de la Ciudad de
México, la prevalencia de las alergias al hule natural
entre niños sometidos a múltiples cirugías,
como aquellos que padecen espina bífida, es de más
de 40 por ciento; entre el personal de salud (médicos,
enfermeras y odontólogos), de 20 por ciento, y entre
la población en general, sólo de 1.8 a dos por
ciento”, señaló Adela Rodríguez Romero,
académica del Instituto de Química (IQ) de la
UNAM.
Reacción exagerada
La investigadora del Departamento de Química,
y quien encabeza un equipo de estudio dedicado al tema, explicó
que una alergia es una reacción exagerada a una sustancia
normalmente inocua; aparece en personas con cierta predisposición
genética, expuestas varias veces a un alérgeno.
Existen diferentes tipos: en el polen, la caspa de
animales domésticos, las frutas, el veneno de insectos
y el hule natural, entre otros.
“De las más de 200 proteínas que
contiene el hule natural, 13 han sido clasificadas por la Unión
Internacional de Sociedades de Inmunología como alergénicas;
algunas, incluso, no pierden su potencial alergénico
cuando el látex del árbol del hule es sometido
a procesos de manufactura o vulcanización”, afirmó
Rodríguez Romero.
Las alergias al hule natural (reacciones a éste
o a sus productos derivados, mediadas por mecanismos inmunológicos
y acompañadas de manifestaciones clínicas) pueden
ser de hipersensibilidad tipo I ó de tipo IV.
Las reacciones de hipersensibilidad tipo I, mediadas
por las inmunoglobulinas tipo E, son las más graves,
porque pueden exacerbarse y derivar en un choque anafiláctico,
dijo.
Las reacciones de hipersensibilidad tipo IV, llamadas
también reacciones de contacto (como la dermatitis alérgica),
generalmente son benignas, con hiperemia (aumento de la irrigación
sanguínea en un órgano o tejido), prurito y ardor.
Caracterización de alérgenos
Una alergia es un proceso inmunológico bastante
complejo. Personas con predisposición genética,
al exponerse por primera vez a un alérgeno, producen
inmunoglobulinas tipo E en piel o mucosas.
En los basófilos y otras células conocidas
como mastocitos, o células cebadas, los anticuerpos se
unen en forma específica a receptores de alta afinidad,
explicó.
Después, en una segunda exposición al
alérgeno, se presenta un entrecruzamiento entre las inmunoglobulinas
tipo E, que liberan, por desgranulación, mediadores de
la inflamación, tales como histamina, leucotrienos y
prostaglandina (éstos, además de inflamación,
causan lagrimeo, prurito y otros síntomas alergénicos).
Rodríguez Romero y sus colaboradores han logrado
caracterizar algunos alérgenos, tanto del hule natural
como de ciertos productos derivados de él, que se venden
en el país, para saber qué parte de ellos es clave
para el reconocimiento de las inmunoglobulinas tipo E, mediadoras
de las alergias al hule natural.
“El proceso de caracterización de los
alérgenos comprende desde la confirmación de su
alergenicidad, hasta la definición de su función
y estructura; es decir, no sólo caracterizamos su función
biológica, su peso molecular y carga, sino también
obtenemos su estructura tridimensional, lo que facilita su identificación
e incrementa la posibilidad de modificar epítopos conformacionales
(regiones inmunológicamente activas de los alérgenos).
“Gracias a ello, y a estudios inmunológicos
in vitro, podemos determinar las regiones de reconocimiento
de las inmunoglobulinas tipo E”, explicó la experta.
Dos regiones de reconocimiento
Un logro de Rodríguez Romero y sus colaboradores es haber
determinado dos regiones de reconocimiento de las inmunoglobulinas
tipo E en dos alérgenos principales del hule natural:
el Hev b 2 y el Hev b 6.
“Para clasificar los alérgenos se recurre
al nombre científico de la planta o del animal en cuestión.
En el caso del árbol del hule (Hevea brasiliensis)
se utilizan las tres primeras letras del género: Hev,
y la primera letra de la especie: b, seguida de un número
consecutivo”, aclaró.
Los investigadores universitarios ya terminaron de
estudiar el alérgeno Hev b 6, y continúan con
los alérgenos Hev b 1 (conocido también como factor
de elongación del hule), Hev b 2, Hev b 3, Hev b 5, Hev
b 8 y Hev b 11.
“Vamos a comparar sus características
inmunológicas y bioquímicas, y quizás en
poco tiempo tengamos perfectamente estudiados cinco alérgenos
presentes en algunos productos manufacturados con hule natural,
como guantes, preservativos y materiales quirúrgicos”,
indicó Rodríguez Romero.
En relación con el alérgeno Hev b 2,
los universitarios encontraron que es una enzima llamada glucanasa,
la cual está glicosilada en dos sitios en forma natural.
“Sabemos que los sitios de glicosilación
son regiones de reconocimiento de las inmunoglobulinas tipo
E porque, cuando eliminamos esos azúcares, la alergenicidad
disminuye. Ésta no se pierde completamente porque alguna
parte proteica del alérgeno Hev b 2 es reconocida también
por las inmunoglobulinas E. Pero, en este caso, los azúcares
son importantes”, refirió Rodríguez Romero.
Ya hicieron pruebas con esa enzima en basófilos,
con resultados interesantes, asociados a cuestiones inmunológicas
nunca antes reportadas.
Desarrollo de pruebas de diagnóstico
Los investigadores de la UNAM piensan elaborar, con
un número mínimo de alérgenos, un kit
de diagnóstico que permita saber de manera sencilla si
una persona es o no alérgica al hule natural, y en caso
de que vaya a ser sometida a alguna cirugía, si debe
o no utilizarse en ella material hipoalergénico.
Con ese fin han obtenido, mediante protocolos aprobados
por los comités de ética de diversos hospitales,
sueros de pacientes, y han practicado pruebas inmunológicas
en otros individuos para establecer, según su reacción
a un determinado alérgeno, si son o no alérgicos
al hule natural.
Asimismo, en el Instituto de Química utilizan
pruebas de Elisa o Western Blot para reconocer, en sueros de
voluntarios que tienen síntomas de alergia por el uso
de productos manufacturados con hule natural, los diferentes
alérgenos de éste.
Pretenden desarrollar también una prueba más
simple, práctica y rápida, como una tira diagnóstica
en la que sólo sea necesario poner una gotita de suero
de sangre para llegar a alguna conclusión médica.
Síndrome látex-fruta-polen
De 30 a 50 por ciento de las personas alérgicas
al hule natural muestran una hipersensibilidad asociada a frutas
o pólenes.
A este fenómeno se le conoce como síndrome
látex-fruta-polen, y ocurre cuando las inmunoglobulinas
tipo E reconocen una proteína alergénica de alguna
fruta (kiwi, fresa, chabacano, manzana o nuez, entre otras)
o de algún polen, y la confunden, por su parecido, con
un alérgeno del látex, al cual ya habían
estado expuestas en un primer momento.
A diferencia de otras alergias mediadas por las inmunoglobulinas
tipo E, e inducidas por una o unas cuantas proteínas
alergénicas, las alergias al hule natural pueden ser
inducidas por 56, aunque sólo 13 han sido clasificadas
por la Unión Internacional de Sociedades de Inmunología.
Los síntomas del síndrome látex-fruta-polen
pueden aparecer también con alérgenos de venenos
de insectos, como abejas, y de productos del mar, como camarones.
Reacciones de hipersensibilidad tipo I
Las personas que corren mayor riesgo de desarrollar
reacciones de hipersensibilidad tipo I por alérgenos
del látex, son los profesionales de la salud (médicos,
enfermeras y odontólogos), los pacientes sometidos a
múltiples intervenciones quirúrgicas, los obreros
de fábricas de llantas y de productos de hule, así
como los científicos que usan habitualmente guantes de
látex en sus experimentos.
Aproximadamente el 25 por ciento de la población
mundial padece o ha padecido reacciones de hipersensibilidad
tipo I, cuyas consecuencias van desde una irritación
leve hasta la muerte súbita por un choque anafiláctico.