En el nuevo concierto mundial, surgido tras la caída
del modelo fordista-keynesiano, los andamiajes financieros comenzaron
a erigirse alrededor de un sector que día con día
se hace más fuerte, el electrónico-informático,
que concentra actividades tan cruciales para el mundo moderno,
que este rubro ha comenzado a ser visto como una posible puerta
de salida a la actual crisis global.
“Sin embargo, aunque cuenta con una estructura
relativamente importante en este campo, México no ha
aprovechado la circunstancia y ha preferido quedarse atrapado
en vicios que no hacen otra cosa que entorpecer su desarrollo
y dejarlo a la zaga de otras naciones que sí han sabido
sacarle provecho”, explicó Sergio Ordóñez,
del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.
Para el académico, el auge de este sector no
se debe a otra cosa sino a que nace a la par de la llamada “economía
del conocimiento”, una nueva fase de desarrollo surgida
como alternativa al modelo fordista-keynesiano, que a finales
de los 70 se volvió obsoleto.
Países considerados hasta hace poco tercermundistas
como China, Corea o India, han utilizado las nuevas reglas del
juego y han escalado posiciones mundiales.
“Sin embargo, en este ámbito nos hemos
quedado cortos de miras, pues no damos más apoyos para
la educación de los mexicanos. La nación está
muy rezagada en lo que se refiere al desarrollo de los procesos
del conocimiento; sin embargo, en lo referente al sector electrónico
informático, tiene un desarrollo relativamente importante
tanto a nivel industrial (hablamos de artículos electrónicos)
como de servicios (telecomunicaciones), pero no ha sabido beneficiarse
de esta estructura y mucho menos ponerla al servicio del crecimiento
económico”, expuso.
Al servicio de los grandes capitales, no al de México
Para el catedrático, está claro que México
debería reorientar estos procesos y replantear la relación
existente entre el Estado, las políticas públicas
y el desarrollo económico, para crear estrategias de
desarrollo y evitar que sólo se responda a los grupos
económicos dominantes.
Uno de los grandes problemas, explicó el investigador,
es que la industria electrónica le sigue apostando a
procesos de maquila, lo que impide la integración de
cadenas productivas internas, mientras que las telecomunicaciones,
y el caso más claro son las telefonías fija y
móvil que se manejan a través de monopolios.
México se encuentra en un complicado laberinto
del que afortunadamente sí es posible escapar, pero es
necesario que el Estado se involucre en los procesos económicos
y no deje todo a las leyes del libre mercado, un error que provocó
la crisis inmobiliaria que detonó en 2008 en los Estados
Unidos, y cuyos estragos aún se resienten.
El Estado ya no debe ser interventor en la economía,
sino promotor de actividades clave y un recuperador de herramientas
que permitan reorientar el desarrollo. “Esta es la única
manera que las cosas tomen el rumbo adecuado”, añadió.
El nacimiento de la economía del conocimiento
Surgido a principios del siglo XX, agregó el
especialista, el fordismo comenzó a provocar una oposición
tanto política como cultural, que se manifestó
en una caída en la rentabilidad en países desarrollados
y en los movimientos sociales de rechazo al “american
way of life” registrados a finales de los 60; “y
aunque en los 70 se intentó buscar soluciones para dar
continuidad a este modelo, fue en los 80 cuando finalmente cayó
y fue sustituido por un nuevo paradigma tecnológico y
organizativo, conocido como economía de conocimiento”.
Este modelo implica una creciente incorporación
del saber y vincula al sector científico-educativo con
el productivo, que ya no sólo manufactura, sino que comienza
a aplicar nuevos hallazgos, métodos y estrategias y,
lo más importante, también se ha constituido como
un foco generador de conocimiento.
En este paradigma, el nuevo sector articulador y dinamizador
del crecimiento económico es el informático, que
rápidamente se convirtió en el sustituto de las
actividades automotriz-metal-mecánico-petroquímicas
características del fordismo-keynesianismo.
El auge de las tecnologías computacionales fue
tal, que la expansión de la economía mundial en
los años 90 se debe principalmente a este tipo de actividades.
De hecho, creció tanto, que la crisis de 2001-2002 tuvo
su epicentro en el sector debido a una saturación de
oferta (“sólo hay que recordar la llamada crisis
de los punto com”), pero también fue ahí
donde se comenzaron a gestar las condiciones para lograr la
recuperación.
“Ahora, si hablamos de la nueva, aquella que
estalló en 2008 en el sector inmobiliario de EU, resulta
obvio que las actividades menos afectadas fueron las relacionadas
con el ámbito electrónico-informático,
porque se trata de un sector con tasas de crecimiento mayores
a las demás y que recibió un flujo de ingresos
importantes antes de este periodo de desequilibrio financiero”.
Por esta razón, la crisis no pegó tan
duro en este rubro como en otros y se ha erigido como uno de
los elementos dinámicos en la recuperación económica.