En años recientes, científicos
de todo el mundo han rastreado el origen del cáncer en
las mutaciones genéticas.
Pero un nuevo estudio encabezado por Félix Recillas
Targa, del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la
UNAM, reveló que el inicio y progresión de esa
enfermedad puede darse en la “envoltura” del ADN,
una estructura llamada cromatina, sin que se produzcan defectos
genéticos.
“El ADN no está desnudo dentro del núcleo
de las células, está envuelto en la cromatina,
una estructura cuyo funcionamiento es como una liga que contiene
información genética. Si esa liga se compacta
y se concentra, no se puede leer el ADN, pero si se relaja y
se estira sí puede leerse”, explicó el investigador.
Tras siete años de investigación en su
laboratorio del IFC, Recillas y sus colaboradores encontraron
que ciertos cambios en la estructura de la cromatina ocasionan
que no se expresen proteínas que regulan el encendido
de dos genes supresores de tumores en humanos, llamados p53
y Retinoblastoma.
Al no encenderse los genes supresores, se abre el paso
al cáncer, aunque no se produzca una mutación
genética.
“En el estudio de ese padecimiento, generalmente
se piensa que al mutar un gene se adquiere un defecto genético.
Pero si no se puede abrir o cerrar correctamente el paso de
ADN, no se obtiene el producto de ese gene y se puede desarrollar
cáncer. Eso es lo que nosotros indagamos: defectos que
llevan a diferentes enfermedades, entre ellas el cáncer,
sin que ocurran defectos genéticos”, detalló.
Con los hallazgos de su investigación, el académico
universitario y su equipo publicaron recientemente dos artículos:
uno en la revista Cancer Research y otro en Oncogene.
Expresión genética
El instructivo para producir todas las proteínas
del organismo es el ADN, una molécula enrollada que,
si se estirara, mediría de dos a cuatro metros lineales.
Para que el genoma quepa en el interior del núcleo
celular, cuyo diámetro es de 10 micrómetros, se
produce un complejo mecanismo de compactación.
“Dentro del núcleo celular, el ADN tiene
contactos moleculares con una serie de proteínas, conocidas
como histonas, que forman estructuras llamadas nucleosomas,
alrededor de las cuales está enrollado el ADN, formando
la estructura de compactación que es la cromatina, es
decir, toda la envoltura”, detalló Recillas.
Este complejo sistema de compactación es un
obstáculo serio para la expresión genética,
pues las proteínas que la controlan requieren tener acceso
para unirse a ciertos tipos específicos de ADN, llamados
“secuencias blanco”.
“Cuando la información genética de cada
gene es expresada mediante la síntesis de un ácido
ribonucleico mensajero (ARNm), la estructura de la cromatina
de esos genes y sus regiones aledañas se modifican, descompactándose
y permitiendo el acceso a las proteínas que las controlan”,
señaló Recillas.
Epigenética y tratamiento
El estudio de Recillas –único en el país--
busca entender los procesos de apertura y cerrado que ocurren
en la estructura de la cromatina, los cuales permiten el encendido
o apagado de la expresión genética.
Este trabajo se inscribe dentro de un área en
la frontera del conocimiento, llamada epigenética (del
griego “en” o “sobre” la genética),
que avanza de la genética clásica para indagar
cambios heredables de la función génica que se
producen sin modificaciones en la secuencia del ADN.
“Errores a nivel de la cromatina pueden ser la
causa de varias enfermedades, sin que tengan un origen genético.
Es decir, aunque algunas patologías no necesariamente
sean consecuencia de una mutación, provienen de la incapacidad
para leer su información genética”, precisó.
Esto significa que varias enfermedades, entre ellas
el cáncer, están vinculadas directamente con alteraciones
epigenéticas que tienen un impacto directo sobre el funcionamiento
de los genes.
“Actualmente se considera que al menos un 50
por ciento de los tumores tienen al menos algún origen
epigenético, donde genes encargados de controlar la proliferación
celular están silenciados. Por eso nos interesa abordar
esos mecanismos de regulación desde la epigenética”,
señaló.
Además de entender a profundidad cómo
se expresa la información genética, la investigación
de Recillas tendrá futuras aplicaciones, al poder proponer
nuevas estrategias de diagnóstico y tratamiento contra
tipos específicos de cáncer, mucho más
dirigidas y eficientes de las que existen hasta ahora.