La mayoría de los emigrantes
mexicanos emprenden el camino de regreso a casa enfermos o lastimados,
sin haber sido atendidos debidamente en Canadá. La situación
se complica al llegar a México, donde tampoco reciben el
tratamiento requerido.
Quienes participan en el Programa de Trabajadores Agrícolas
Temporales México-Canadá (PTAT) corren riesgos
sanitarios y de salud de manera constante, fenómeno que
debería ser abordado desde una estrategia transnacional,
porque esta problemática no conoce fronteras, expuso
en la UNAM, Jenna L. Hennebry, de la Universidad Wilfrid
Laurier (WLU, por sus siglas en inglés).
El índice de participación de mexicanos
en el PTAT ha crecido de manera constante en función
de la demanda canadiense de mano de obra. En 1974, se inscribieron
203 trabajadores, y en 2007, laboraron en Canadá más
de 14 mil al amparo de este programa.
Además, entre enero y marzo de 2008, participaron
cuatro mil 769 personas, cifra superior a la registrada el año
anterior en el mismo período, que fue de cuatro mil siete.
Al dictar la ponencia Entrar bajo su propio riesgo:
migrantes mexicanos agrícolas en Canadá,
señaló que el estatus extranjero del trabajador
y su acceso a los servicios de salud se encuentran íntimamente
ligados.
Por ello, es recomendable que los empleadores registren
a sus asalariados en el sistema de salud local para evitar ponerlos
en condiciones de vulnerabilidad extrema.
“Debemos pensar en cómo proteger las garantías
individuales y la salud de los trabajadores temporales, porque
en ocasiones éstos no cuentan siquiera con la protección
de su nación”, apuntó.
Por ello, propuso crear un sistema que reporte problemas,
accidentes o abuso cometidos contra esta población, porque
en este rubro hay un gran hueco y los mexicanos no se sienten
representados por su consulado.
“También es indispensable mejorar las
condiciones de vivienda, laboral y de salud, e impartir clases
de inglés y entrenamiento en campos que vayan más
allá de lo agrario, así como hacer que se inscriban
y permanezcan en la escuela”, indicó.
Recordó que los migrantes mexicanos no sólo
se arriesgan al participar en el Programa Temporal, sino que
el largo periodo de separación de sus familias y comunidades
los hace susceptibles a enfermedades mentales, tensión
e inclusive violencia doméstica.
El PTAT, que opera desde 1974 por un acuerdo entre
los gobiernos de México y Canadá, debía
de permitir el flujo migratorio ordenado y brindar certeza sobre
las condiciones de trabajo y derechos laborales; sin embargo,
esto no se cumple a cabalidad, apuntó.
A su vez, advirtió que los trabajadores no pueden
cambiar de empleador, aunque éste cometa abusos. “No
tienen otra opción, y menos si lo que buscan es regresar
a México”.
La especialista del Departamento de Sociología
de la WLU destacó que el gobierno canadiense se está
concentrando en un nuevo programa y poniendo de lado al PTAT.
“Este esquema contempla menos reglas, pero más
explotación de los trabajadores”.
“Debemos establecer una dependencia trasnacional
conformada por inmigrantes, empleadores, gobiernos y comunidades
para mejorar la salud ocupacional y seguridad laboral, ya que
la migración temporal se está expendiendo en el
ramo ocupacional”, concluyó.