• Se trata de un asunto de interés
común y no de algo que sólo competa al Estado,
expuso Andrés Aranda Cruzalta, académico de la
Facultad de Medicina de la UNAM
• “Ahora se debe poner más foco en las enfermedades
crónico degenerativas y no a las infectocontagiosas,
como se hacía antes”, añadió
Es necesario que todos —médicos, académicos,
funcionarios y población en general— reconozcan
que la salud es un derecho que debemos hacer valer, incluso
bajo las condiciones cambiantes que enfrentamos, y también
que debemos involucrarnos en la formulación de acuerdos
que impliquen soluciones reales a los padecimientos de mayor
importancia, que actualmente son los crónico degenerativos,
señaló Andrés Aranda Cruzalta, académico
de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
Al respecto, el académico señaló que la
diferencia entre describir a la salud como un derecho o una
obligación, depende de a qué sistema se apele,
porque cada uno incide en la configuración del respectivo
concepto.
“Definirla como un derecho implica una responsabilidad
compartida entre los distintos actores, lo que quiere decir
que la atención compete no sólo a los médicos,
sino a las más diversas profesiones y a la misma ciudadanía”.
El ciudadano, independientemente de su formación, debería
cuestionarse en qué consiste el derecho a la salud y
cuáles son los procesos implicados, pues si sólo
pensara en ésta en términos de obligación,
apenas consideraría a uno de los partícipes en
este proceso: el Estado.
“Decir que el Estado es el benefactor de la
salud, por consecuencia, pone a sus ciudadanos bajo la norma
de que estar saludable es su obligación, mas no su derecho”,
expuso.
“Por otro lado, si pensamos en la salud en términos
de atención médica (relación médico-paciente),
ponemos de lado a las instituciones e instancias involucradas;
por ello, debemos encaminarnos a la creación de modelos
que den solución a los problemas de manera multidisciplinaria”,
propuso.
En el marco del Día Internacional de la Salud,
el también vicepresidente de la Sociedad Mexicana de
Historia y Filosofía de la Medicina, argumentó
que al ánimo de celebración se le debería
unir uno crítico que reflexione sobre este concepto,
pues aunque en México la salud es considerada un derecho,
en ocasiones es descuidada.
Cambios de patrón
Existen enfermedades emergentes que atacan al mundo
entero, como en otras épocas; sin embargo, ahora hay
un cambio en el patrón epidemiológico, indicó.
Antes, las enfermedades infectocontagiosas eran prioritarias,
ahora lo son las crónico-degenerativas, pues son las
que más aquejan a la población.
Aranda Cruzalta explicó que una característica
de las infectocontagiosas es el agente causal. “Si bien
no es único, sí es necesario para que se presente
la enfermedad”.
Esto ayudaba a su tratamiento y cura; no obstante,
las crónicas presentan una complejidad distinta. “Se
han presentado gracias a los avances en las ciencias médicas,
ya que convertimos enfermedades agudas en crónicas”.
Las crónicas no tienen un agente causal único;
en ellas, la causalidad es más compleja, por tanto, su
tratamiento resulta más complicado. Padecimientos como
la diabetes e hipertensión están asociados a hábitos
alimentarios y cotidianos que resultan difíciles de tratar.
Además, expuso, debemos reconocer que los padecimientos
cambian tanto como los enfermos, pues en términos generales,
antes se estimaba que los males degenerativos eran exclusivos
de la población adulta, pero ahora estas afecciones se
presentan, en muchos casos, mucho antes de lo esperado.
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