Boletín UNAM-DGCS-209
Ciudad Universitaria.
06:00 hrs. 06 de abril de 2010


Eugenio Romero


LA BIBLIOTECA CENTRAL, ÍCONO DE LA UNIVERSIDAD Y LA NACIÓN, CUMPLE 54 AÑOS

 

• El 5 de abril de 1956, este espacio abrió sus puertas para ofrecer sus servicios, expuso Eugenio Romero Hernández, subdirector de esta instancia
• Desde entonces, ofrece recursos documentales y servicios de información que permiten apoyar las tareas sustantivas de esta casa de estudios
• En sus orígenes, tuvo cerca de 80 mil volúmenes; hoy cuenta con más de 500 mil, y un millón y medio de asistentes al año

La Biblioteca Central, ícono de México y de la Universidad Nacional y uno de los edificios más fotografiados, cumple 54 años de proporcionar servicios de información.

El 5 de abril de 1956, este espacio abrió sus puertas para ofrecer sus servicios a la comunidad, expuso su subdirector, Eugenio Romero Hernández.

Hoy, como entonces, la Central cumple con su tarea de proporcionar a los universitarios recursos documentales y servicios de información que permiten apoyar las tareas sustantivas de esta casa de estudios en docencia, investigación, difusión y extensión de la cultura.

Diseñada por el arquitecto y pintor Juan O`Gorman, originalmente fue concebida como biblioteca nacional aunque por cuestiones de espacio y de lejanía de la entonces apartada Ciudad Universitaria, se consideró dejar para después la construcción de su propio edificio.

En sus orígenes, la Biblioteca Central tuvo cerca de 80 mil volúmenes. Empezó con un servicio de estantería cerrada; es decir, en el mostrador central de la planta principal, donde también se hacía la consulta, el usuario llenaba una papeleta o ficha de préstamo con los datos del libro que requería, previa consulta del fichero.

En un montacargas se subían las papeletas al primer piso donde los bibliotecarios buscaban el volumen en cuestión; entonces, existían dos pisos, el segundo y el tercero, de libros organizados y clasificados, y dos más de tesis y revistas; en el resto, había muchos más materiales, en proceso de catalogación.

Los encargados enviaban por la misma vía el texto requerido al mostrador, donde el usuario entregaba su credencial, y se hacía el trámite para el préstamo. Por libro, el proceso se llevaba un promedio de entre 20 y 30 minutos.

Hoy se cuenta con el servicio llamado de “autopréstamo”, donde el usuario, con su número de registro y una clave o NIP que recibe por correo electrónico, puede obtener un libro directamente en las máquinas respectivas. Incluso, es posible resellar el libro desde la página electrónica de la Biblioteca, sin necesidad de asistir. También por Internet se pueden consultar las bases de datos.

Actualmente, se cuenta con alrededor de un millón y medio de asistentes al año; a veces, hasta seis mil o siete mil usuarios diarios, y un acervo de alrededor de 500 mil volúmenes.

Además, posee una colección de obras antiguas, todas catalogadas, que van del siglo XV al XVIII, incluido un incunable, Las siete partidas de Alfonso X, obra de origen europeo que data de 1492, junto con muchas otras que alguna vez estuvieron en conventos. Todas ellas se están digitalizando para contribuir a su conservación, explicó.


Durante la construcción de CU, la Universidad brindó sus muros a los artistas para que en ellos se continuara una tradición plástica, que se remonta a centenares de años. Así surgieron los relieves de Juan O'Gorman en la Biblioteca Central: el enorme mural denominado Representación Histórica de la Cultura.

El artista expresó: “Desde el principio, tuve la idea de hacer mosaicos de piedras de colores en los muros ciegos de los acervos, con la técnica que ya tenía bien experimentada. Con estos mosaicos la biblioteca sería diferente al resto de los edificios de la Ciudad Universitaria, y con esto se le dio carácter mexicano.

“Claro está que para hacer los mosaicos era necesario obtener piedras de todos los colores posibles. Para ello, emprendí viajes por toda la República Mexicana (...). Visité muchos minerales y canteras para recoger muestras de cada una de ellas.

“Finalmente, seleccioné diez colores con los cuales podían hacerse los mosaicos (...). Fue necesario recurrir a las piedras de colores naturales porque no hay en ninguna parte del mundo colores que puedan pintarse y que resistan la intemperie, los rayos solares, las lluvias y los cambios de temperatura”.

De ese modo, O`Gorman dedicó el muro norte a la época prehispánica; el sur, a la de la conquista y colonial; el oriente, al progreso social de México, y el poniente, a la cultura nacional y la actividad universitaria.


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Fotos

La Biblioteca Central cumple 54 años de proporcionar servicios de información.

Inicios de la construcción del edificio que hoy alberga una colección de obras que van del siglo XV al XVIII, incluido un incunable, Las siete partidas de Alfonso X, obra de origen europeo que data de 1492.