• Se estima que 70 por ciento de los 25 millones
de campesinos vive en la marginación
• Sophie Ávila Foucat, del IIEc, dijo que el aprovechamiento
de vida silvestre como el ecoturismo, la cacería, el
pago por servicios ambientales y la agricultura orgánica,
son algunas opciones para este segmento
• En las zonas rurales se concentra 25 por ciento de los
más de 100 millones de mexicanos, pero el campo sólo
aporta el 5.2 por ciento del PIB nacional
En México, se estima que alrededor del 70 por
ciento de los 25 millones de campesinos vive en situación
de pobreza, por lo que la diversificación productiva es
una opción viable para disminuirla, aseguró Sophie
Ávila Foucat, del Instituto de Investigaciones Económicas
(IIEc) de la UNAM.
La diversificación productiva contempla, de manera
general, todas las tareas no agropecuarias del sector; destacan,
por su importancia como actividades sustentables, el aprovechamiento
de la vida silvestre, como el ecoturismo, la cacería, el
pago por servicios ambientales y la agricultura orgánica,
detalló.
Según la CEPAL, comentó, la diversificación
de actividades contribuye a una mayor percepción en los
hogares, y las entradas salariales no agropecuarias son la principal
forma de vida para la población rural mexicana, pues representan
más de 40 por ciento del ingreso rural total.
Sin embargo, se ha demostrado – también
en la literatura – que eso no significa que beneficie a
los de menores recursos, porque para alcanzar diversificación
se requiere de cierto capital.
Se calcula que en las zonas rurales de México
se concentra alrededor del 25 por ciento de los más de
100 millones de habitantes del país; sin embargo, el campo
sólo aporta el 5.2 por ciento del Producto Interior Bruto
(PIB), por lo que la diversificación productiva tiene mucho
potencial.
Ávila Foucat destacó que no sólo
las políticas del sector agropecuario, sino las de carácter
público, deberían tener una confluencia y apoyar
esta diversificación para disminuir el deterioro ambiental
y la deforestación.
Actualmente, recalcó, hay más de 40 subsidios
de diferentes dependencias federales para apoyar proyectos productivos,
con criterios completamente diferentes; si existiera una coordinación
interinstitucional, el impacto sería mayor.
La académica de la UNAM, reveló que no
sólo este sector está en crisis desde la década
de los 90 por la situación agropecuaria, también
las prácticas productivas han generado un impacto ambiental
importante, como la deforestación y contaminación.
De acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento
y Uso de la Biodiversidad (Conabio), las principales causas del
deterioro ambiental son la sobreexplotación, el cambio
de uso del suelo, el cambio climático, las especies invasoras,
y la contaminación.
Dos de los principales problemas ambientales en el mundo
son el cambio de uso de suelo y la contaminación, debido
a la agricultura, porque se hace de manera ineficiente; esta actividad
representa el mayor consumidor de agua en México, pues
gasta el 70 por ciento del total, sobre todo para riego, y no
es eficiente debido a las fugas y la falta de tecnología
adecuada.
En el caso de la contaminación, abundó,
los fertilizantes empleados terminan en los cuerpos de agua como
ríos, lagunas, lagos o lagunas costeras.
Sophie Ávila advirtió que la población
más pobre no recibe ingresos importantes por la agricultura,
además, esa actividad ha provocado daños al medio
ambiente, lo que propicia una mayor pobreza.
Por ello, es importante modificar la forma de aprovechar
los recursos naturales y orientarse a una diversificación
productiva, tomando en cuenta los límites del capital natural,
y que además ayude a combatir la condición de las
comunidades.
Esta diversificación, apuntó, en gran parte
inició en México a raíz de la crisis del
sector agropecuario, tras la firma del Tratado de Libre Comercio
de América del Norte, cuando el país abrió
su mercado.
Entonces, el sector adquirió mayores deudas, se
registró una cartera vencida importante, ante lo que se
vio en la necesidad de buscar otras actividades o ingresos. En
el norte del territorio, en particular, los ganaderos vieron a
la cacería como una de las opciones más viables.
La diversificación productiva es una estrategia,
incluso de la FAO para combatir la pobreza en el medio rural;
es un proceso reconocido a nivel mundial. En África, por
ejemplo, entre 40 y 45 por ciento de los productores rurales están
diversificados, mientras que en Latinoamérica, el 40 por
ciento de los ingresos en esa área no son agrícolas,
concluyó.
—o0o—