• Los peligros por encefalopatía espongiforme
bovina, influenza A-H5N1 (aviar) o peste bovina persisten, afirmó
José Juan Martínez Maya, jefe del Departamento
de Medicina Preventiva de la FMVZ
• Se han reconocido más de 200 entidades mórbidas
que los animales pueden transmitir a los humanos, de las que
más de 50 están presentes en México, expuso
José Antonio Romero López
Los riesgos de que en cualquier momento se pudiera presentar
en el país el brote de alguna enfermedad “exótica”
entre animales domésticos son reales, alertó José
Juan Martínez Maya, jefe del Departamento de Medicina Preventiva
de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la
UNAM.
Ante ello, existen riesgos de padecimientos como encefalopatía
espongiforme bovina, influenza A-H5N1 (aviar) o peste bovina,
las dos últimas ya registradas en Estados Unidos, así
como de afecciones en otras regiones del mundo que se pueden difundir
fácilmente por el comercio internacional y la movilización
de mercancías, animales y personas, expuso.
A su vez, José Antonio Romero López, maestro
en ciencias e integrante del mismo Departamento, señaló
que a ello se suma el riesgo de las zoonosis, comunes entre animales
y humanos. “Se han reconocido más de 200 entidades
mórbidas que los animales pueden transmitirnos; de ellas,
más de 50 enfermedades están presentes en México”.
El principal objetivo es evitar que esos padecimientos entren
a territorio nacional, sostuvo Martínez, y en caso de que
llegara a suceder, detectarlos lo antes posible.
El ingreso de enfermedades exóticas ha tenido
costos importantes para México, como sucedió con
la fiebre aftosa, en la década de los 50; la encefalitis
equina venezolana, en los 70; la enfermedad hemorrágica
viral de los conejos, en los años 80, y la miasis producida
por el gusano barrenador, que afecta tejidos y que, incluso, puede
llegar a afectar a personas, sobre todo con capacidades diferentes.
Todas ellas son, afortunadamente, exóticas el día
de hoy, señaló.
La lucha contra las afecciones de los animales ha tenido
logros importantes en el país; muestra de ello, es que
la nación está libre de fiebre porcina clásica
y de los males mencionados.
Pero “eso no nos exime de que muchas otras pudieran
afectarnos, y en caso de presentarse y no detectarse a tiempo,
podrían tener efectos severos en la economía o la
salud pública. Eso dependerá de la reacción
de los servicios veterinarios para descubrir y controlar a tiempo
el problema y, lo más importante, prevenirlo”, acotó.
El experto aclaró que es complicado cuantificar
los daños provocados por ese tipo de padecimientos; “tan
sólo por brucelosis (también llamada fiebre de Malta)
o por tuberculosis, se habla de millones de pesos”. Los
costos van desde la disminución de la producción
y vida útil de los animales, su productividad, nivel de
vida, los tratamientos y hospitalizaciones, las posibles secuelas,
hasta la posibilidad de transmisión a los humanos.
La frecuencia de estas afecciones puede ser alta, sobre
todo porque existen regiones donde se estiman prevalencias que
podrían ser de hasta 20 ó 30 por ciento, sostuvo.
Martínez explicó que una enfermedad infecciosa
es producida por algún agente biológico (virus,
bacteria, parásito e, incluso, una proteína denominada
prion) y puede ser transmitida de un reservorio a otro animal
susceptible.
Entre los padecimientos más comunes en los animales
domésticos se encuentran las parasitosis; un alto porcentaje
de ellos, como bovinos o perros, pueden estar afectados e incluso
llegar a tener una importante carga.
En el caso de los animales domésticos, “los
humanos determinamos el entorno y, por lo tanto, podemos favorecer
la transmisión. Ejemplo de ello es la cisticercosis porcina,
propiciada muchas veces por la forma de tenencia de los cerdos,
a los que se permite comer materia fecal humana, o la tuberculosis,
por confinamiento en espacios reducidos del ganado bovino, particularmente
productor de leche”, indicó.
Al referirse a las enfermedades potencialmente peligrosas,
los universitarios destacaron los casos de la influenza aviar,
presentados en Asia y Europa.
Otro ejemplo es la encefalopatía espongiforme
bovina, también llamada “mal de las vacas locas”,
asociada a problemas degenerativos neuronales en humanos; para
estas afecciones muchos países, incluido México,
aplican medidas de vigilancia epidemiológica activa.
Romero López informó que recientemente
se han reportado más casos de leptospirosis, padecimiento
infeccioso generado por la bacteria Leptospira sp, que requiere
para su transmisión la presencia de un “reservorio”,
en este caso un roedor, que puede tener al microorganismo sin
que le genere daño.
No obstante, transmite la bacteria a los humanos y a
otros animales mediante su orina, y afecta de manera sistémica
al organismo, siendo el riñón uno de los órganos
blanco. En los bovinos genera abortos, y en perros y otros mamíferos,
problemas renales.
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