• El propósito es llegar a comprender
la manera en que ese grupo indígena del siglo XVI entendía
al ser humano, señaló Roberto Martínez
González, del IIH de la UNAM
• Para ellos, todo lo que penetraba al cuerpo, mediante
la alimentación o cualquier otra forma, tenía
un efecto sobre la persona; del mismo modo, lo que emergía,
podía afectar al entorno
Con el fin de comprender la manera en que los purépechas
del siglo XVI entendían al ser humano, Roberto Martínez
González, especialista en historia prehispánica
del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de
la UNAM, trabaja en un proyecto para conocer esa concepción.
De lo que se trata, explicó, es de estudiar
las crónicas de esa centuria en la región michoacana;
se trata de documentos importantes para la época, que
contienen un texto en carteles latinos y una serie de láminas
a colores que ilustran parte de los relatos.
“A partir del análisis de las imágenes
y del escrito, podemos hacer una suerte de mapa de lo que podría
haber sido un ser humano en aquella época; es un trabajo
minucioso porque la información es escasa, y más
que tener un esquema coherente y claro, tenemos pequeños
datos que van proporcionando indicios”, resaltó.
En la segunda etapa del proyecto, pretendemos comparar
esta información con los datos que pudieran obtenerse
del trabajo etnográfico de otros colegas, elaborado con
comunidades indígenas michoacanas.
Así, mientras el concepto de cuerpo para el
común de la gente es un organismo cerrado y autónomo,
para los purépechas del siglo XVI, se trataba de algo
relativamente abierto, y todo aquello que lo penetraba, mediante
la alimentación o cualquier otra forma, tenía
un efecto sobre la persona, y del mismo modo, lo que emergía,
podía afectar el entorno.
Actualmente, agregó, los pueblos indígenas
michoacanos han estado expuestos al cristianismo, al igual que
la mayoría de los autóctonos, aunque existen creencias
equivalentes a esta religión.
En la brujería, por ejemplo, los tratamientos
de las enfermedades se vinculan con conflictos entre personas;
es decir, se piensa que alguien adquiere un padecimiento porque
otro individuo le tiene envidia y ésta termina por afectar
la salud, mencionó el experto.
Otro de los proyectos en el que trabaja, junto con
otros investigadores, se enfoca al arte rupestre de Michoacán,
en un sitio llamado Caranguirío (lugar donde se escribe).
Su principal característica es que su técnica
no sólo es prehispánica, sino también contemporánea;
en el mismo lugar donde se encontraron tallados rupestres de
hace 500 años, aún hoy se siguen creando grabados,
concluyó.
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