• Maíz y frijol, los sembradíos
que sufren mayor daño, señaló Gloria Zita
Padilla, académica de la FES Cuautitlán de la
UNAM
• Puede ser hospedante intermedio de plagas y enfermedades,
inducir alergias en el ser humano, envenenamiento y, en algunos
casos, tapar las señales de tránsito
En México, se estima que el surgimiento de malezas
o especies invasoras afecta, en promedio, el 30 por ciento del
rendimiento de algunos cultivos; sin embargo, las pérdidas
pueden elevarse hasta 70 por ciento e incluso ser totales, advirtió
Gloria Zita Padilla, académica de la Facultad de Estudios
Superiores (FES) Cuautitlán de la UNAM.
La recién designada presidenta de la Asociación
Mexicana de la Ciencia de la Maleza (Asomecima) reveló
que, por ejemplo, en el caso del algodón, se han llegado
a reportar mermas de hasta 73 por ciento, pero si se deja “enmalezar”
un cultivo, pueden ser absolutas.
En el país, las plantaciones que sufren mayor
daño a causa de la hierba silvestre son el maíz
y frijol, aunque también se reportan problemas en las de
arroz, debido a que el control químico que se realiza no
funciona en forma adecuada.
En el Valle de Toluca, acotó, se ha presentado
de manera común el problema de la zea diploperennis,
maíz silvestre que se cruza con el de cultivo, y produce
híbridos que no rinden y se comportan como maleza. El productor
no se da cuenta que no es una gramínea, hasta que la planta
empieza a jilotear (se llama jilote a la mazorca cuando sus granos
no han cuajado aún), ya muy avanzado el ciclo.
La maleza, dañina para los cultivos
Se denomina maleza a la mala hierba, monte o planta indeseable
a cualquier especie vegetal, que crece de forma silvestre en una
zona cultivada o controlada por el ser humano, como cultivos agrícolas
o jardines.
Prácticamente cualquier vegetación puede
ser considerada mala hierba si crece en un lugar en el que no
es deseable. Uno de los ejemplos más característicos
es la menta, pues aunque es catalogada como planta aromática,
es repudiada en praderas de césped, donde tiende a prosperar.
La académica de la Cátedra de Recursos
Filogenéticos de la FES Cuautitlán refirió
que, por regla general, la maleza crece de forma natural, y además
con considerable vigor, porque en la mayoría de los casos
se trata de especies endémicas adaptadas al medio y, por
tanto, con gran facilidad de extenderse. Por ello, “la catalogación
de mala hierba es poco menos que imposible”.
En México existen alrededor de 150 especies de
plantas indeseables, y no son muchas si se toma en cuenta la biodiversidad
que tenemos; no obstante, se calcula que menos del 0.1 por ciento
de la flora mundial puede ser considerada maleza muy dañina.
En el caso del trigo, éste no alcanza a secarse
porque está rodeado de maleza; en cuanto al chayotillo,
común en el maíz, impide cosechar porque forma una
maraña y primero se tiene que desyerbar.
Otras crecen en las zonas de agostadero, y el ganado
no las come cuando son espinosas o tienen mal sabor, y si las
consume, puede intoxicarse o lastimarse el hocico, en especial
los bovinos; además, los espacios que ocupan podrían
ser utilizados para forraje.
La maleza también puede ser hospedante intermedio
de plagas y enfermedades, es decir, funcionar como reservorio
de enfermedades dañinas o de insectos perjudiciales para
el cultivo. Pueden provocar alergias al ser humano, envenenamiento
y, en algunos casos, sobre todo en zonas cálidas como los
trópicos, tapan las señales de tránsito.
En el caso de las acuáticas, absorben el agua
y pueden llegar a taponar los canales de riego. Algunas son alelopáticas,
es decir, tienen la capacidad de producir sustancias que impiden
el crecimiento de otras, mencionó Zita Padilla.
También pueden ser benéficas
No obstante, reconoció la experta, existen malezas
que son benéficas para los cultivos. En México hay
poca experiencia al respecto, pero en Brasil ya se trabaja con
“plantas acompañadoras”, que sirven como trampa
para insectos porque se comen a éstas y no al plantío;
aumentan la fertilidad del suelo y son fijadoras de nitrógeno.
También pueden actuar como limpiadoras de agua.
Las malezas acuáticas absorben gran cantidad de contaminantes,
mediante el proceso denominado fitorremediación, que es
la utilización de plantas para descontaminar el líquido
o los suelos. Asimismo, sirven como previsoras de erosión,
porque un talud sin vegetación se deteriora más,
recalcó.
Hoy día, añadió, las grandes cantidades
de bióxido de carbono contribuyen al deterioro ambiental,
pero las plantas verdes, cuando lo absorben, ayudan a prevenir
el cambio climático. Las malezas tienen esa función.
Existen varios métodos de control. El preventivo,
que consiste en que la semilla que se siembra no esté contaminada
con otras de maleza, y comprobar que al cultivar una parcela esté
libre de plantas; el mecánico, por medio del azadón
o maquinaria, y el químico, con herbicidas.
La presidente de la Asomecima (asociación que en octubre
cumplirá 31 años), informó que este año
organizará el Congreso Nacional de Ciencia de la Maleza,
convocado por la FES Cuautitlán, en colaboración
con la Universidad Autónoma de Sinaloa, y el Instituto
Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias.
Asimismo, en 2013 el Congreso Iberoamericano de Ciencia
de la Maleza, a realizarse en Cancún, Quintana Roo.
– o0o –